El mandatario Carlos Alvarado dice estar confiado en que el diálogo nacional con sectores permitirá consensuar medidas para reducir el déficit primario del Gobierno en un 2,5% del producto interno bruto (PIB).
Hoy, esa meta equivaldría a bajar en ¢887.200 millones el desbalance entre los ingresos y los gastos del Gobierno Central.
En entrevista con La Nación, el presidente dijo estar esperanzado con el proceso, pero advirtió que nadie tiene derecho a veto y que, si el proceso no alcanza la meta, el Gobierno tiene que buscar cómo solucionar la diferencia.
Insistió en que las decisiones se tomarán por el bien común aunque no gusten del todo. “Usted sabe que a mí me acusan de ser al mismo tiempo comunista y neoliberal y al mismo tiempo ser sindicalista o gerente de la Uccaep”, dijo.
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-¿La meta de 2,5% del PIB, que se había mencionado en el diálogo que iba a hacer el Estado de la Nación, sigue siendo la misma en este nuevo diálogo?
Sigue siendo la misma, porque el 2,5% de ajuste permanente lo que nos permite es cambiar la trayectoria de la deuda y hacer sostenible la situación económica de nuestro país y estamos apostando al diálogo, lograr esos acuerdos. Yo, francamente, me he sentido optimista, esperanzado pero realista, porque hay muchísimos actores muy diversos: el sector empresarial, sindical, solidarista, cooperativo, mujeres, asociaciones de desarrollo y estudiantes.
Si bien son grupos diversos, hay una claridad, primero, de que necesitamos dar resultados prontos y buenas señales al país y a los mercados. Yo he visto la voluntad de querer llegar a esos acuerdos y tengo la esperanza también de que puedan ser productos que muy prontamente, a partir del lunes 23 de noviembre, sean de conocimiento de la Asamblea Legislativa, pero, incluso, mi aspiración es tener acuerdos iniciales previos que nos permitan ya dar avances.
-¿Lo que salga de ahí no sustituye lo que ya se está discutiendo en el Congreso y tampoco va a salir una objeción hacia algo que estén haciendo ya los diputados?
Lo que salga de ahí, lo que se discuta y lo que busca, es generar los consensos necesarios para esa propuesta de ajuste. Por ejemplo, eso no va en contra del recorte que ya de por sí el Gobierno ha hecho para el presupuesto de este año y para presupuesto del 2021.
Estamos hablando de que nosotros recortamos más de ¢368.000 millones y, además, propusimos otros ¢150.000 millones que, ahora, es lo que está en discusión en la Asamblea Legislativa, pero estamos haciendo un esfuerzo fuerte porque el Gobierno sabe que tiene que zocarse la faja.
-En un comunicado de prensa, el Gobierno se comprometió a impulsar lo que saliera del diálogo. Si del diálogo no saliera un proyecto que los diputados sí están impulsando, porque no hubo consenso en el diálogo, ¿eso no va a impedir el avance de un proyecto que el Congreso considere que es beneficioso?
Creo que las reglas del juego están muy claras, tanto en nuestra democracia como en el diálogo. Yo me he comprometido a impulsar lo que salga de ahí como consenso.
También yo soy transparente en decir que, si el consenso no llega en su cuantía a satisfacer la meta que necesitamos, el Gobierno deberá proponer el complemento.
Yo soy optimista de que sí lograremos llegar a la meta. Lo tercero es que, constitucionalmente, los diputados tienen la iniciativa de ley y de enmienda y eso es un derecho y un deber constitucional que no podemos obviar.
También hay que entender que, en el contexto en que estamos, es deseable un acuerdo a la tica, un acuerdo que logre el diálogo nacional, incluso los diálogos sectoriales.
-Sobre el diálogo nacional, ¿quién va hacer los números? ¿Quién va a decir si están llegando al 2,5% del PIB?
Hay un equipo técnico de las distintas instituciones que tiene como tarea recibir las propuestas y hacer el análisis en varias dimensiones: legal y económica.
-¿Quién lo coordina?
El economista Francisco Delgado pero tiene personal del Ministerio de Trabajo, del Fodesaf, de Hacienda, en fin, de casi todos los ministerios involucrados, porque a cada propuesta que se recibe se le somete ese tamiz para después enseñarlo al plenario y decir ‘bueno, esto que usted ha propuesto cuesta tanto o da tanto y se puede implementar en tanto tiempo’.
Diálogo sin derecho a veto
-Hay oposición a impuestos, habrá oposición a reformas estructurales, la gente tiene su opinión, pero otra cosa fue haber pasado a esa jornada de bloqueos con violaciones a las libertades de civiles, enfrentamientos fuertes entre policías y manifestantes. ¿Qué cree usted que realmente querían los grupos que bloqueaban esas carreteras?
Yo creo que una mezcla diversa de intereses que confluyeron, no hubo un único interés. Creo que en algunos ciudadanos podía haber un malestar legítimo, creo que en algunos otros puede haber agendas políticas o de líderes locales políticos, como quedó patente, o de otro tipo de liderazgo que quiere emerger o reemerger. Creo que también hay una manifestación muy delicada de participación, como quedó en evidencia, de caso de narcotráfico que eso es delicadísimo y tenemos que seguir batallando con todo.
Entonces, hay una mezcla de cosas, no es un fenómeno único y también por eso abordamos desde en algunas instancias el diálogo. En algunos momentos, los bloqueos se levantaron con diálogo, en otros, cuando no, con el trabajo de la Fuerza Pública y también con la acción de la presentación de las denuncias pertinentes en los canales institucionales.
-La Asamblea de Trabajadores del Banco Popular se retiró del diálogo; la ANEP de Albino se retiró; la Rerum Novarum, entiendo, se retiró ¿Hasta dónde llega el poder de veto que puedan tener los gremios? Es decir, ustedes ya se abrieron al diálogo y si dicen ‘lo que hay que hacer es esto’ y estos grupos vuelven a la calle, ¿hasta dónde llega el Gobierno a ceder ante un grupo de presión?
Uno de los principios del propio diálogo es el no derecho a veto, eso es uno de los principios del diálogo.
Usted sabe que a mí me acusan de ser al mismo tiempo comunista y neoliberal y al mismo tiempo ser sindicalista o gerente de la Uccaep.
Nosotros hemos tenido posiciones como Gobierno pensando en el bien común que no han estado alineadas con los intereses de los sindicatos, que no han estado alineadas con los intereses del sector empresarial, como ha quedado manifiesto; que no han estado alineadas con posiciones de sectores religiosos y, aun así, hemos hecho lo que hemos considerado y lo que prometimos en campaña.
Hoy apostamos al proceso de diálogo, incluso, con todos esos sectores que están trabajando con todo para salir. Yo confío que sacaremos esa propuesta pero, como también he dicho, estamos dando esta oportunidad y yo creo que va a dar frutos muy buenos, pero acto seguido, el Gobierno actuará, planteará la soluciones porque es nuestro deber, es mi deber resolver esto, ese es mi deber, porque sé lo que nos estamos jugando como país.