En entrevista con La Nación, el presidente de la República, Carlos Alvarado, afirma que él giró la instrucción a su equipo de no referirse al tema de la negociación con el FMI durante el diálogo con sectores.
Admite la responsabilidad de la confusión que esa instrucción pudo haber generado, pero confirma que el país negociará un ajuste fiscal con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sostiene que un acuerdo con el FMI abaratará la solución fiscal a Costa Rica, pero alega que primero era necesario disipar el ‘barullo ideológico’ de que se privatizará la CCSS o el agua, o que se despedirá a miles de personas
-En un solo día, el miércoles pasado, el ministro de Hacienda evadió contestar, en seis ocasiones, una pregunta muy sencilla que nos permitimos formularle a usted, respetuosamente, en un editorial y que comienzo reiterándole: señor presidente, ¿el país va a acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para enfrentar la grave crisis de las finanzas públicas en este momento?
La respuesta es sí, vamos a acudir al Fondo Monetario Internacional.
Quisiera profundizar en algunas aristas de eso. La primera, con el ministro de Hacienda, don Elian, quien está haciendo una gran labor; por ejemplo, está mejorando el perfil de nuestra deuda.
Él fue muy disciplinado con una instrucción que yo giré a todo mi equipo, de decir ‘no vamos a referirnos al tema por el fondo durante los procesos que estén vinculados al diálogo’.
Y eso fue. Yo sé que a él lo puso en aprietos, pero la respuesta concreta a la pregunta, y que me corresponde a mí darla, es sí, asistiremos, buscaremos y procuraremos la ruta del Fondo Monetario como parte de esa solución de la estabilización de las finanzas del país.
-¿Cómo compagina usted esa instrucción que le dio a don Elian y a los miembros del gabinete con sus promesas de transparencia, presidente, sobre un tema de capital importancia para el país?
Bueno, creo que tiene que ver más con un proceso de acomodo. Desde julio del año pasado fuimos claros en que necesitábamos la aprobación de un crédito con el Fondo Monetario, que se aprobó para seguir esa ruta.
En setiembre, fuimos muy transparentes con el país, planteando públicamente nuestra propuesta y, bueno, hubo una reacción ciudadana sobre eso, la cual hemos entendido, la cual nos llevó al proceso de diálogo multisectorial, que valoro como algo muy positivo, que nos dio pasos en esa dirección.
Y, luego, lo que hemos hecho, una vez cerrado ese proceso, hasta la fecha, de reevaluar la situación que tiene el país en materia de finanzas públicas; las opciones.
Tampoco es nada diferente a lo que planteé en el propio diálogo, cuando dije ‘buscaremos aquí las soluciones, pero si las soluciones no son suficientes, yo, como presidente, debo presentar al país el complemento para tener una estabilidad en estas finanzas públicas’.
El Fondo Monetario Internacional no es un objetivo en sí mismo; es un mecanismo, es un vehículo. El objetivo es que Costa Rica tenga un —lo que llamarían técnicamente— superávit primario de sus finanzas públicas.
Es decir, que no gastemos más de lo que recibimos año con año, sino que tengamos un poco más de ingresos de lo que gastamos. Eso para pagar nuestras deudas, que en cualquier hogar es lo deseable, que recibamos más de lo que gastamos. Ese es el objetivo, porque eso le garantiza al país estabilidad y futuro a la próxima generación.
Para eso fue que nos metimos en esto en el 2018 y, nuevamente, por la pandemia, nos toca asumir esta tarea.
El otro elemento es que es mentira y es falso el discurso de que van a privatizar la Caja, van a privatizar el agua, van a vender el INS, que van a malbaratar las instituciones o que van a despedir a miles de personas.
Eso es falso y las falsedades se han usado con fines políticos o fines politiqueros, sea en la calle o sea en instancias políticas. Eso es falso absolutamente.
Si se recurre a esto, es con una serie de medidas que nos permitan la estabilidad y que, como contaré también ahora, tienen componentes distintos al menos en tres pilares: reducción del gasto, eliminación de exoneraciones —sectores que no están pagando— e ingresos. Un balance de esos tres componentes.
-Ese equilibrio es muy importante y le voy a preguntar al respecto, pero quiero quedarme un poquito más en lo que ha pasado en estos últimos días porque, comprenderá que a raíz de la instrucción que usted le giró a don Elian y al resto de su gabinete, según acaba de decir, se generó mucha confusión. Los mensajes eran muy confusos. Había motivo para dudar de si el Gobierno había abandonado la intención de ir al Fondo Monetario o no, y ese fue el mensaje que transmitieron desde el Gobierno.
Yo me responsabilizo de ello, pero a mí me gusta dar los pasos, sobre todo, cuando tengo los números.
Tuvimos una encerrona de trabajo el sábado pasado, el equipo económico, viendo los distintos pilares, recabando lo que fue producto del diálogo multisectorial y los diálogos territoriales, recabando las conversaciones que se tienen, a nivel informal, con el Fondo y con otras instancias, para llegar a una nueva formulación.
Eso también es importante decirlo. Costa Rica necesita, sí o sí, un ajuste. Si no hacemos nada, el ajuste se va a dar por sí solo y será como el de los años 80. Y es muy doloroso. Entonces, sí o sí, necesitamos ese ajuste.
Nosotros plantearemos ese ajuste, pero imaginemos por un momento que lo planteamos y no recurrimos al Fondo Monetario, hipotéticamente.
Si no recurrimos al Fondo Monetario, ese ajuste nos va a salir más caro, porque el Fondo Monetario de lo que sirve es como una garantía a muchos de los actores económicos y nos abarata el costo de la solución.
Es decir, a los costarricenses les sale más barata esa solución. Por eso es tan importante disipar todo ese barullo ideológico y todo eso que no es cierto, de que el Fondo nos viene a exigir cosas como esas que mencioné antes: privatizar el agua, vender la Caja.
Nosotros somos quienes, como país, tenemos que decidir la dimensión y los elementos deseados. Y esa dimensión corresponde, en una parte, sí, al Poder Ejecutivo; en otra parte, a la voluntad de las y los diputados, porque muchos son proyectos de ley que deben ser aprobados.
Si en este impasse se generó confusión a partir de una instrucción mía, pues yo no tengo reparo en apechugar con esas cosas. Pero también hay un nivel de sorpresa para mí, francamente. A ver, mi primera acción como gobernante fue llevar estabilidad a las finanzas públicas de este país con un objetivo, y eso he tenido que hacer durante estos años.
-Presidente, y por eso merece reconocimiento, pero eso fue entonces, cuando la primera administración de su partido le dejó una gravísima crisis de las finanzas públicas. Ahora tenemos otra crisis planteada.
Mi gran compromiso es abrirle futuro a este país. Yo no voy a patear la bola, yo no voy a hacer cálculos con esto. Yo estoy comprometido con esto y es mi problema dejarlo resuelto, porque no dejarlo resuelto es gravísimo para Costa Rica.
A mí me sorprendió ese gran escepticismo que se formuló.
Don Pepe le diría ‘me extraña la extrañeza’.
Bueno, don Pepe también tenía esa sabiduría, y puede que sea, tal vez como dicen, cajita blanca para mí, pero me extrañó porque yo decía: ‘yo estoy absolutamente comprometido con esto’. Hemos peleado por la estabilidad económica del país. Ha sido una de las grandes luchas. ¿Cómo voy a alejarme ahora?
Por eso digo: el Fondo no es un fin en sí mismo. La finalidad es que le abramos un futuro a este país, aunque sean, como lo hemos repetido, difíciles las soluciones.
Ahora, yo creo que es un problema de costumbre, porque no existe la costumbre de que, a estas alturas de un partido, de una administración, se entre a hacer ajustes de carácter como este.
Entonces, sí, ahí empieza uno a entender el escepticismo.
También he visto personas que estuvieron en posiciones de poder en otras administraciones alegando que el Gobierno va a patear la bola, que lo que quiere es llegar a la otra orilla con un nadadito.
A veces, me pregunto: cuando estuvieron en esa posición de poder y pudieron hablarle directamente a su presidente, ¿le dijeron eso? Porque esta es una situación acumulada.
-Usted mismo admite que el margen para dudar quedó abierto a raíz de una instrucción que usted giró.
Porque este paso lo quiero dar con firmeza, con la firmeza que ya tengo en la serie de medidas y planteamientos que llevaremos a la Asamblea Legislativa, este mismo diciembre.
-En dos oportunidades ha señalado usted que el Fondo Monetario no es un fin en sí mismo. Hay fines mediatos en la negociación. Uno de ellos es cimentar la credibilidad del país en la comunidad financiera internacional para tener acceso a créditos. ¿Los equívocos de estos días no contribuyen a eso? ¿Ustedes han estado conversando con el Fondo para decirle ‘mire, no estamos definiéndonos con mucha claridad, pero necesitamos un poco de tiempo, las dudas no van en serio’?
No, la conversación con los organismos internacionales y, particularmente con el Fondo, es una conversación técnica, que tiene que ver con proyecciones, que tiene que ver mucho con cómo va evolucionando nuestra economía con la pandemia, nuestra recaudación.
Y ahí hay otra cosa que es importante. Esto suena como una conversación abstracta, o de números, de déficit, del Fondo. Lo que está detrás de esta conversación son los empleos de la gente. Un país que entre en ese tipo de crisis pierde muchísimos más empleos. Lo que está detrás es el tema de la inflación, de las tasas de interés que pagan las personas.
Y, además, que haya margen para que podamos invertir en el presente y, sobre todo, en el futuro, en las cosas que son importantes para nuestra generación más joven.
Eso es lo que hace esta discusión tan crítica.
Ahora, uno, como gobernante, tiene que administrar sus tiempos. Yo me he dado el tiempo para tener esa certeza de los números y de lo que vamos a proponer porque, sí, ya una vez, en setiembre, fuimos muy claros, muy directos con la ciudadanía. Planteamos una propuesta donde queríamos resolver muchas cosas y no pudimos avanzar, y escuchamos a la ciudadanía.
-Una propuesta muy desequilibrada, inclinada hacia el lado de los ingresos.
Creo que no logramos explicar la dimensión de lo que implicaba el ajuste en esa ocasión. Por ejemplo, una cosa que se incorporó ahí tenía que ver con los ingresos necesarios para reducir las cargas sociales y generar más empleo, que es lo que más preocupa al costarricense hoy. Ahí lo pusimos.
Esa propuesta, sí, encareció parte de lo que planteamos, pero lo que buscaba era generar más empleo.
Yo también creo que muchos actores, en esa coyuntura, aprovecharon. Y está bien. A la larga, lo que nosotros hicimos fue escuchar al país, dialogar con el país y, ahora, alimentándonos de eso, con una propuesta que llevaremos, dar el paso. Eso es lo que estamos haciendo.
-Cuando ustedes tramitaron, en la Asamblea Legislativa, el instrumento de financiamiento rápido con el FMI, decían que ese instrumento era requisito para un acuerdo más amplio con el Fondo, para uno del tipo stand by, y decían que ese stand by era indispensable, vital y urgente. Ya usted me ha comentado que lo sigue considerando indispensable. ¿Qué tan urgente? ¿Cuánto tiempo más? El país tiene urgencia.
Estamos hablando de que presentaremos los elementos del ajuste durante el mes de diciembre.
Primero, la próxima semana, presentaremos los acuerdos de la mesa de diálogo y, acto seguido, presentaremos la propuesta del Gobierno.
Nos restan tres semanas en el periodo de diciembre en la Asamblea Legislativa. Eso estará presente ahí, para su aprobación.
Hay prioridades que hemos convocado. Una, de cuya aprobación me siento muy satisfecho, es la reforma a la ley del INA. Esa es una prioridad, porque tiene que ver con empleo.
Y eso tiene que ver también con la administración de los tiempos. Por ejemplo, a mí me preguntaron por qué no convoqué el proyecto de contratación administrativa, que también es importante para nosotros.
Mi respuesta es: el proyecto de contratación administrativa, por orden, le caía encima al del INA, y tiene una serie de mociones. Hubiera atrasado la aprobación del proyecto del INA.
Ya el del INA tiene su debate. Detrás de ese viene la incorporación a la OCDE, listo para ser votado.
Entonces, ahí también hay una administración de los tiempos y de qué va poniendo uno en la agenda.
Pero estos temas serán incorporados. Y lo deseable es que tengamos un avance en esta agenda lo más pronto posible.
Otra cosa importante. El escenario, si bien no radicalmente, ha cambiado. En julio, cuando se hacían estas proyecciones, no teníamos claridad de cuánto era el espectro de la pandemia. Por ejemplo, no teníamos una visibilidad de vacunas, no teníamos una visibilidad de cuánto se iban a prolongar los cierres, tanto de restricciones de comercios, como de turismo.
Dichosamente, conforme ha pasado el tiempo, desde setiembre hemos abierto más la economía.
Las recaudaciones de octubre y noviembre demuestran una reactivación de nuestra economía, como lo demostró un reciente reporte de comercio para noviembre, una recuperación de la actividad, o el incremento de la actividad turística, también, con la temporada alta; particularmente, Estado Unidos.
Entonces, hay elementos que han cambiado, pero la circunstancia estructural sigue siendo la misma.
Es decir, es deseable que tengamos, pronto, ese avance en esa solución. La plantearemos y pediremos el apoyo legislativo para contar con ella de manera pronta.
-Estoy a punto de caer en la necedad, pero quiero formular, por última vez, una pregunta relacionada con lo ocurrido en los últimos días.
La oposición, y nosotros mismos, desde nuestra línea editorial, le hemos criticado el no haberle hecho comprender al país, con la claridad necesaria, los peligros que nos acechan, la profundidad de la crisis y la necesidad de hacer sacrificios.
Eso le toca comunicarlo a usted y a su gobierno, pero de su gobierno lo que han salido son ‘buenas noticias’. Don Elian nos dice que, en vez de ¢1,2 billones menos, vamos a cobrar ¢600.000 millones menos.
Don Elian nos dice que del diálogo salieron maravillas de las cuales le voy a preguntar más adelante, porque usted lo acaba de decir, y creo que tenemos una discrepancia en eso. En mi opinión, del diálogo no salió nada.
Presidente, ¿puede culparse al país por no entender la necesidad de hacer sacrificios, por rechazar los sacrificios que se le proponen, cuando usted mismo y su gobierno lo que nos están dando son ‘buenas noticias’?
Creo que hemos sido claros en cuanto a la situación urgente y difícil que se vive.
Creo, también, en una actitud muy humana, que siempre se genera cierta resistencia cuando surge esta solicitud real de la necesidad de hacer sacrificios. Y uno también lo ve en ciertos sectores, el reconocimiento de que hay que hacer un sacrificio, pero concluye, de una forma u otra, en que lo hagan los otros.
-¿Está describiendo el diálogo?
En parte, sí, pero también es el diálogo lo que permite ese reconocimiento común y ese entendimiento de que hay que tener soluciones, y ahí hay un avance sustantivo, en el reconocimiento de los otros. Eso lo hace importante.
No creo que sea menor que, después de 20 años, muchos sectores que no tenían un espacio para dialogar, lo hicieran multisectorialmente. Y que ahora estemos en ciernes de consolidar eso en un Consejo Económico Social, como lo tienen los países desarrollados, particularmente en Europa, y que ese puede ser un mecanismo para abordar otras de las decisiones y problemas estructurales que tenemos.
Aquí tenemos dos tipos de problemas que llevan mucho tiempo, y lo vimos en el diálogo. Tenemos un problema urgente, inminente, del balance de los ingresos y los gastos. Como en una casa, se nos cayeron los ingresos y los gastos siguen siendo altos. ¿Qué hacemos? ¿Nos endeudamos más? No, es insostenible. ¿Qué hacemos? Bueno, nos apretamos la faja. Y eso se ha venido haciendo.
Pero ahí hay un reconocimiento de los distintos sectores de que es una solución conjunta y eso es lo urgente.
También está la parte de otros temas más estructurales que tenemos que resolver.
-Pero antes de entrar en eso, es que me sale usted con un valor un tanto intangible: que señores que no se llevaban bien se sentaron a conversar. Yo le estoy hablando de plata, no de esos intangibles, y sí quiero señalarle que esa buena voluntad, esa inclinación al diálogo, ese festejo al final de la conversación, tiene como fundamento el acuerdo de ‘no me toqués y no te toco’, porque eso fue lo que salió de ahí.
Entonces, el diálogo concluyó que es bueno canjear deuda cara por deuda barata. ¡Caramba! ¿Hacía falta un diálogo para eso? Sobre eso se pudieron haber puesto de acuerdo mucho antes de sentarse a dialogar.
Yo entiendo la visión y la respeto, pero sí creo que el diálogo, los diálogos, son importantes, tanto así que este espacio lleva el nombre de Diálogos. ¿Por qué? Porque es importante dialogar.
Ahí se consolidó una oportunidad muy democrática de generar acuerdos. Que no tuvieron el alcance que necesitamos, lo acepto absolutamente. Que salga un acuerdo que, numéricamente, en los indicadores tiene 50%, eso también es cierto.
-¡No, presidente! Esos números están tremendamente inflados, le voy a decir por qué. Hacienda Digital no solo pasó del 0,25% (del PIB) al 50% en 24 horas —porque así abultaba más los resultados del diálogo— sino que ya estaba a punto de ser ley de la República. Lo único que faltaba era su firma, o no sé si ya su firma estaba estampada.
No. Faltaba la votación.
-No, no señor. Cuando culminó el diálogo, Hacienda Digital ya había sido aprobada en segundo debate y ya estaba lista para ser firmada. Lo único que faltaba era que la vetara, que sería una cosa realmente absurda.
Hacienda Digital es una gran cosa para el país, fue apoyada primero, pero ese 50% del que yo hablo no incluye lo que llamamos medidas no paramétricas. Hay tres medidas importantes para la parte paramétrica.
-Sicop tampoco es una de ellas, que se le atribuye el 0,10% (del PIB). Sicop existe desde hace muchos años. Ha habido insistencia por que las instituciones adoptaran el sistema de compras únicas del Estado. Por ejemplo, recuerdo la lucha que dio doña Laura Chinchilla. Fue, por cierto, el primer gobierno de su partido el que descarriló ese proyecto; hizo que se demorara muchísimo más el tener una cosa practicable.
Ahora, más bien, fue un proyecto de don Ottón Solís el hecho de que fuera obligatorio.
-Es una ley, aprobada desde la época en la que Ottón fue diputado.
En nuestra administración, del Gobierno Central, más del 88% ya se tiene dentro de Sicop. Los faltantes están en la Caja, que cumple en el 2021, y en el ICE, lo que son fondos de Jica (agencia de cooperación japonesa) o de otras multilaterales que no aplican para eso. Lo demás está ahí puesto.
-Estupendo, y es un resultado maravilloso, pero no es producto del diálogo. ¿Qué viene a sumar ese 0,10% del PIB a los resultados del diálogo?
Ahí hay cosas importantes, y no es lo numérico. Un gran debate que surgió entre los sectores era sobre los temas de la evasión, elusión y el fraude fiscal. Y uno de los grandes entendimientos que salió de ahí, fue entender los alcances reales de lo que es la evasión fiscal, la elusión y el fraude.
Y, además, un consenso para, de manera conjunta, pedir que se aumenten las penas al fraude fiscal, como un acuerdo, tanto de sindicatos, de empresarios, de sectores de las mujeres, porque todos cerraron filas.
En vez de recriminarse ‘usted es un evasor’, entendieron la necesidad de eso, y entendieron la necesidad de que se dé una rendición de cuentas ciudadana para la implementación de Hacienda Digital, y que se dé un seguimiento feroz a la implementación de Sicop.
-Presidente, ni Hacienda Digital ni Sicop son producto del diálogo, ni el plan Pagar. El plan Pagar ya existía.
Fueron planes impulsados por la administración.
-Yo no le quito el mérito. Lo que le estoy diciendo es: ¿por qué se lo atribuyen al diálogo, cuando realmente no lo es?
Pero ese 50% del que le hablo no son estas que usted me dijo.
-Veamos los resultados del diálogo: el plan Pagar, 0,26%. El plan Pagar ya existía, y, más bien, llega muy empobrecido, porque parte del plan Pagar va a ir a financiar los ingresos que dejamos de recibir por el marchamo debido a la ley que usted firmó.
Yo la firmé, es correcto, por un voto mayoritario en la Asamblea Legislativa.
-El plan Pagar ya existía y, más bien, nos llega empobrecido. Pero le atribuye un 0,26% (del PIB) entre los resultados del diálogo. Sustitución de deuda, presidente, se le atribuye un 0,20%.
Pero en la sustitución de deuda yo entendí que La Nación, por ejemplo, está en contra, por el editorial.
-Bueno, eso es un problema de redacción del editorial, seguramente, porque ¿quién puede estar en desacuerdo, presidente, por el amor de Dios, con que es mejor la deuda barata que la cara?
Bueno, yo he leído a muchas personas que dicen que al Gobierno no hay que aprobarle créditos y lo que hacen los créditos es sustituir deuda barata por deuda cara.
-Ese es otro tema en el cual, encantado, entraré, el hecho de que al Gobierno no se le deben aprobar créditos mientras no aclare el rumbo, es un tema en el que podemos entrar.
Yo entendería que el rumbo, con esto que estamos hablando, está claro: vamos hacia un ajuste.
-Pero me acaba de admitir que en todos estos días hicieron todo, menos aclarar el rumbo
Yo no voy a dar un paso en falso sin tener la señal absoluta de claridad— en el forrito de papel que tengo aquí, con los elementos y lo que da cada uno (de ahorro sobre el PIB)—, de hacia dónde vamos a ir.
Además, también en el respeto del proceso de acuerdo de diálogo, porque yo dije ‘vamos a avanzar con la propuesta del diálogo; una vez avanzado eso, complementaré', y eso lo repetí, pero hay un escepticismo de que yo me voy a quitar de mi compromiso.
Yo dije, claramente, que si las medidas del diálogo no eran suficientes para el ajuste, yo debería presentar los complementos, y eso es lo que vamos a hacer.
-¿Cuánto se tardó el diálogo en convenir que es mejor barato que caro?
Hay mucha gente que dice que lo que nuestro Gobierno está haciendo es endeudando al país, cada vez que se toma uno de estos créditos. Y usted sabe, como muchos que saben del tema, que eso es falso, que no estamos endeudando más al país.
Estamos cambiando deuda cara por deuda barata, pero a la política sencilla, la política de la calle, le gusta desinformar a la gente y decirle ‘vea, Carlos Alvarado está contrayendo un montón de créditos, para gastar un montón de plata’, y, acto seguido, dicen, ‘eso lo gastan en viajes, en consultorías, en burócratas’, cuando lo que hacemos es cambiar deuda cara por deuda barata.
-Pero esas operaciones serían producto de la más elemental lógica, no del diálogo.
Si fueran de la más elemental lógica, ¿por qué no están aprobados esos créditos? Cada minuto que uno de esos créditos no se aprueba, le cuesta plata a las y los costarricenses.
-De nuevo, esos son otros 100 pesos.
Esos 100 pesos son los mismos 100 pesos que le cuestan a los costarricenses.
-Lo cierto es que no es producto del diálogo la idea de sustituir deuda. Sin embargo, se le suma (al ahorro sobre el PIB que tendría el país) un 0,20%.
Pero ese colectivo de 70 organizaciones que tuvo ahí tuvo esa claridad, porque muchas personas llegaron con esa idea, que los créditos son para más endeudamiento.
Claro, a uno le dicen ‘usted va a tomar un crédito, claro, es que usted se está endeudando más’. Y cuando ya los expertos o los técnicos, o los otros sectores, en el diálogo propio, dicen ‘no, yo estoy sacando créditos en el mercado interno al 9% —una de las deudas más caras de América Latina— y el banco, el multilateral, me está prestando al 1%; yo, con este crédito del 1%, cancelo eso y me ahorro esos intereses’.
Esa operación, que parece tan básica, es una que Costa Rica no necesariamente tiene clara. No necesariamente la hemos explicado tan bien. Que eso quedara claro en el diálogo hace más viable todo.
-Estas son las medidas que se han presentado como parte del diálogo. ¿Ahora usted me va a contar cuáles son las que se suman? Pero, ¿qué les quedaba más que acordar si la Asamblea Legislativa aprobó Hacienda Digital? ¡Pues ya existe! ¿Qué vamos a hacer? Y al presidente no le da la gana vetarla.
Es una cosa buena para Costa Rica. A la larga, ¿qué es lo importante? Esa lista de cosas. Todas son buenas para Costa Rica.
-Yo no estoy diciéndole que no. Lo que le estoy diciendo es que, al contrario, algunas son tan buenas, que son obvias, y no son producto del diálogo.
Muchas de ellas están presentadas desde febrero de este 2020. Si es tan evidente que son buenas para Costa Rica, ¿por qué no las tuvimos antes? Digo, es una pregunta retórica. No espero que me la responda usted, porque no está en su responsabilidad, pero eso está presentado desde febrero de este año.
-Le voy a decir por qué estoy repasando toda esta lista para hablar de los resultados del diálogo, y en esto me voy a adelantar. Lo estoy haciendo porque su ministro de Hacienda contestó a la pregunta, de nuevo, de que si íbamos a ir al FMI —ya usted nos lo aclaró y nos aclaró por qué el ministro contestaba de esa manera—, pero él dijo:
‘En este momento, yo creo que, desde el punto de vista del Gobierno, sin renunciar a ese acuerdo, al del FMI, lo fundamental es consolidar los esfuerzos que salieron de la mesa de negociación’.
¿Cuáles de estos esfuerzos que yo he estado repasando aquí con usted merecen consolidación como salida a la crisis que tiene el país?
Hay tres que son fundamentales en lo numérico. Uno, el Gobierno comprometió una reducción de un 1% de PIB, de gasto, como forma de llegar a la meta. Un 1% del PIB son ¢350.000 millones.
Recordemos que, en el Presupuesto 2021, el Gobierno redujo ¢368.000 millones en gasto, más ¢154.000 millones que presentamos, y luego hubo toda esa modificación, pero los aceptamos igual, que es medio punto del PIB.
El gobierno se ha comprometido a reducir otro punto del PIB, ¢350.000 millones, además de cumplir la regla fiscal. Eso es encima del cumplimiento de la regla fiscal. Todo eso es gasto, y ahí hay un 1% del PIB. Y ese es uno de los pilares de solución en materia del FMI, sin malbaratar ni vender ninguna institución, y sin despidos.
Eso es parte de las soluciones que están en el acuerdo del diálogo.
-Perdone que le interrumpa, usted tiene dos elementos más, pero quedémonos en ese por un momento.
El diálogo aplaudió la reducción del presupuesto del 2021, un 0,43% del PIB, pero esa reducción es producto de la presión que hizo la oposición en contra de las maniobras de su gobierno. Usted recordará esa noche de domingo, en el Ministerio de la Presidencia, en que se le mandó a decir a las instituciones ‘cáiganle encima a los diputados de Hacendarios’.
Políticamente, esa no fue la más afortunada de las circunstancias, pero nunca el Gobierno rehuyó a la reducción de ¢150.000 millones. ¡Nunca! Lo que nosotros dijimos... Es que hay dos cosas que son distintas.
Primero, el Presupuesto ya venía con ¢368.000 millones de recorte. Cualquier gobierno de la República de Costa Rica que haya hecho eso, es más, encontrar un Gobierno de la República de Costa Rica que haya reducido ¢368.000 millones en un ejercicio presupuestario...
Pero no conformes con eso, nosotros, don Elian, que yo sé que usted lo está criticando bastante; está bien, estamos todos, como funcionarios públicos, expuestos; don Elian, con mi venia, comprometió, además de eso, ¢150.000 millones adicionales.
Y trabajamos en el Ejecutivo para presentar esos ¢150.000 millones, y los presentamos.
-Los comprometió después de aquel domingo en que, sigilosamente, el Ministerio de la Presidencia mandaba mensajes a las instituciones para que le cayeran encima a los diputados porque les iban a recortar.
Él lo comprometió y dijo ‘déjennos a nosotros hacerlo, porque quién más que un ministro sabe dónde puede recortar y dónde no. Y esa fue nuestra propuesta. Bueno, a final de cuentas, se hizo el recorte.
El recorte que nosotros planteamos, pongo un caso en concreto y que a mí me duele: don Michael Soto (ministro de Seguridad).
Don Michael tenía su presupuesto, tenía claridad de lo que podía hacer, pero por un recorte que se hizo no considerando su punto de vista, va a tener que reducir en cosas importantes de equipamiento, a menos de que en enero planteemos un extraordinario que no aumente el gasto, pero que lo acomode.
Pero, ¿qué es lo importante en la historia y que es lo bueno para Costa Rica? Que hicimos la reducción, y el Poder Ejecutivo nunca maniobró para obstruir eso. Lo que sí hizo fue decir ‘si el recorte es aquí, mata algo importante’.
Entonces, eso es como un cirujano, usted le puede decir a alguien: ‘vea, le vamos a hacer una operación y le vamos a quitar 150 gramos, esos 150 gramos pueden ser del exceso que tiene uno, o esos 150 gramos pueden ser del corazón o de cerebro’. El peso es el mismo; el impacto es radicalmente distinto.
-Pero, presidente, todo eso ocurrió antes del diálogo. Y yo le insisto. No es que estoy obsesionado con el tema del diálogo, pero lo que dice su ministro de Hacienda es que la prioridad ahora de su gobierno es construir sobre lo que hizo el diálogo, y yo no veo lo que hizo.
Pero el acuerdo del diálogo no es del Presupuesto que pasamos, es a futuro.
-Hablemos del Presupuesto 2022, que también aplaudió el diálogo la reducción de un 0,47% del PIB para ese año, en el cual su Gobierno no va a tener responsabilidad sobre sobre la ejecución, por un lado, pero por el otro, esa reducción, en buena medida, es producto de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, aprobada en 2018. O sea, que no tiene nada que ver con el diálogo.
Simplemente, la ley dice que el siguiente Presupuesto, en función del Presupuesto anterior y el crecimiento de la economía.
Yo de lo que estoy hablando es de que nosotros cumpliremos la regla fiscal y llevaremos eso a un punto adicional del PIB, como parte de la solución.
-De nuevo, estoy a punto de pecar de necio con este tema del diálogo. Lo que yo le quiero decir es que, al igual que cuando el ministro de Hacienda sale y dice ‘bueno, ¿acuerdo con el Fondo?; no, estamos conscientes de que hay que hacer un ajuste’. Y nos da todos esos equívocos, también nos conduce a equívocos que el ministro salga y diga ‘nuestra prioridad como Gobierno es consolidar los acuerdos del diálogo’. Como si todas estas cosas, que realmente no lo son…
Son parte de la solución. Lo son.
-Presidente, no son producto del diálogo.
Son parte de la solución. Otra vez, igual que el Fondo es un medio, el diálogo es un medio muy valioso para un fin superior.
-¿El fin superior es que se hablen (los sectores entre sí)?
No, el fin superior está en que Costa Rica hace bien; que se hablen hace bien. La paz social en Costa Rica es importante. El diálogo social también; no solo nos sirve en el bienestar, sino que nos hace más competitivos, más productivos.
Esa base, esa semilla que se sembró ahí, nos va a permitir abordar otros acuerdos que hemos pospuesto por mucho tiempo.
Ahí se habló de temas que quedaron en el tintero, como los temas de las pensiones en el país, como los temas de cargas sociales, como los temas de cuido de menores y de adultos, sobre todo para la incorporación de las mujeres a la fuerza de trabajo.
No se agotó una discusión de temas que son del desarrollo del país.
¿No se obtuvo el 2,5% del PIB que se planteó? No.
Se obtuvo con reducción de gasto, más renta global, que para mí es muy importante, es un impuesto progresivo y acordado, que nos da 0,16% del PIB.
-0,10% del PIB.
La proyección de Hacienda es 0,16%, eso bajo el acuerdo que se hizo. Y un 0,11% de exoneración a los premios de lotería, ahí tenemos parte de la solución.
Falta parte de la solución y eso me toca plantearlo a mí.
-Dándole el 0,16% y el 0,11% de la lotería, me acaba usted de mencionar el 0,27%, presidente.
Correcto, más 1% del gasto, estamos en el 1,27%, y nuestra meta es de 2,5%.
-Entonces, ¿lo que hay que consolidar del gasto, siguiendo con la palabra de don Elian, es el 0,26%?
Esto es un tema técnico, pero es importante. Y esto va a ser por ley y va a ser para mi gobierno y para cualquier gobierno responsable que venga.
Para el cumplimiento de la regla fiscal, en las circunstancias en que estamos, en los próximos cuatro años vamos a tener que hacer una reducción, aproximadamente, de 3 puntos del PIB del gasto. A nosotros nos corresponderá una parte de eso, y lo que hemos comprometido es llevar eso más allá para resolver.
Habrá otras medidas, que eso es lo que plantearemos al Congreso, muy probablemente, a finales de la próxima semana, que tiene que ver con quitar exoneraciones, es decir, impuestos que pagan unos, pero otros no, que están exonerados, una serie de exoneraciones. Aportes de las empresas públicas del Estado, aportes a la solución, y otra parte de ingresos.
En ese balance de la solución tendríamos, aproximadamente, un 1,5% del PIB en reducción de gasto, es decir, en zocarnos la faja.
En exoneraciones y aportes de las empresas públicas tendríamos un 0,7 (del PIB) de la solución y, en ingresos, estaríamos hablando de 0,8.
El balance mayoritario está en ese 1,5 de reducción de gasto, que sería la parte más importante.
El otro componente tiene que ver con quitar exoneraciones y aportes de las empresas públicas. Los aportes de las empresas públicas es algo que no toca el bolsillo de los costarricenses, sino que, de lo que producen ellas, ayudar a la solución.
Las otras son cosas que hoy no están tasadas, que alguna gente sí paga y otra no, que paguen, y el 0,8% de la solución tiene que ver con ingresos. Entre esos ingresos, la renta global.
-Vea, presidente, los problemas que causan esos equívocos, porque hemos tardado bastante en llegar a este punto después de despejar el tema de que la solución está en los resultados del diálogo o en construir sobre ellos. No, hay que construir cosas, por lo que usted me acaba de decir, totalmente distintas.
Complementarias.
-Complementarias tenemos el 0,26% que sale de la lotería y de la renta global. Y luego tenemos varios puntos del PIB, tres y pico, que tienen que salir de otro lado. ¿Qué complementa qué?
Bueno, el del 0,7% (del PIB) de las exoneraciones, 0,11 sale de la lotería. Aquí, como es un tema de puntos, cero punto algo parece que es poca cosa. Ahí estamos hablando de cantidades importantes. Esos puntos son relevantes.
¿Y qué es lo relevante? Eso nos dirige a una solución para Costa Rica.
El otro día alguien me decía que uno, como presidente, su sueño no es tener que estar en estos vericuetos, tratando de buscar números y ver cómo lograr esos balances. Pero el no hacer eso… O sea, todo esto, el diálogo, un acuerdo con el Fondo, el estar negociando con la Asamblea Legislativa, el tener que buscar recortes a cosas, todo eso tiene sentido para generar estabilidad a un país.
Incluso, a veces, contra el propio entendimiento de cosas que no tienen buena acogida, en un contexto tan difícil de pandemia y desempleo.
Hay que recordar que a esto llegamos por una pandemia. Es una pandemia la que está en el origen de esta situación. Una pandemia, y que durante 40 años no hemos sido el país más responsable con nuestras finanzas públicas.
-Eso le iba a decir. El origen está mucho antes de la pandemia.
Pero, yo voy a hacer algo diferente. Yo no voy a patear la bola. Porque es mi deber, voy a poner mi esfuerzo como presidente al máximo para dejarle… Además, ¿sabe? Le voy a decir por qué. Porque yo no tengo la dicha de ser un sexagenario o un nonagenario. Yo tengo 40 años, y, potencialmente, voy a ver este país otros 40 años.
Y yo nací hace 40 años, cuando pasó la crisis de los 80, en la que, me recordó mi abuelo y recuerda mi papá, que tenían que hacer filas por la escasez. Que mi papá no terminó de construir su casa porque el tipo de cambio se disparó, se devaluó. Tuvo que tomar un segundo empleo porque mucha gente quedó despedida.
Yo eso no lo vi, pero si yo no llevo la solución y si al país le pasa algo por eso —y no va a pasar— yo voy a vivir 40 años viendo este momento. Mi responsabilidad es que esto se resuelva.
-Yo si viví aquello, presidente.
Bueno, usted sabe lo que es.
-Absolutamente.
Tal vez es porque yo sé lo que yo creo. Creo que quienes hablan y, a veces de más, no me conocen. Mi propósito de estar aquí tiene tres puntos. Uno, no llegar a un colapso fiscal. Por eso me metí, en el 2018, y por eso hicimos lo que hicimos en ese momento. Íbamos bien y vino la pandemia, y ahora hay que volver a resolver.
Dos, porque estar aquí es también luchar contra el populismo. A mí me han criticado mucho, que la restricción, que las medidas. Yo prefiero estar aquí con esa visión a que sea alguien que está aquí y que diga: ‘¿Cuál pandemia?’. Y los hay en la región.
Y tercero, porque hay un sueño de esa Costa Rica que es capaz de estar en lo más alto del mundo. Los veo todos los días: costarricenses de la educación pública que se educan y se convierten en grandes científicos, músicos, deportistas. Gente de todos los rincones, pero no todas las oportunidades son iguales para todos.
Pero, ¿por qué no podemos dar iguales oportunidades a todos? Porque nos hemos comido nuestro margen de inversión en deuda, en gastar mal, en politiquería. Porque hipotecamos el país durante los últimos años. Y resolver eso duele, y resolver eso cuesta, y resolver eso es impopular.
Pero estoy aquí para eso. Ese es mi objetivo. Yo, cuando me metí a esto, iba muy tranquilo, porque no era un tema de ganar o perder, a la larga; era un tema de hacer lo correcto.
Yo le dije también a Claudia (primera dama): ‘si yo tengo que perder con un 1%, me voy tranquilo, porque hice lo que yo creí que era lo correcto: pelear por los derechos humanos, por el matrimonio igualitario, pelear por una reforma fiscal, yo hablé de impuestos explícitamente en campaña; y si me dan el 1% me voy tranquilo, porque peleé por lo que creí'. Hoy, sigo peleando por lo que creo que es mejor para este país.
-Presidente, el tamaño del reto es enorme. El año pasado, el déficit primario cerró en 2,8% y este año se calcula en un 4%. El endeudamiento va para un 70%. Con el 2,5% del PIB no resolvemos el problema. El eliminar del todo el déficit primario apenas nos alcanzaría para estabilizar, no para poner la ruta de la deuda en...
Bueno, nuestra primera propuesta procuraba hacer una ruta acelerada.
Lo que estamos proponiendo, que es una ruta, llamémosle revisitada, nos llevaría al 2023 con un superávit primario y con una trayectoria de reducción sustantiva de nuestra deuda.
También por eso, otras de las soluciones, no quiero polemizar más en eso, pero emanadas del diálogo, como la venta de la cartera de Conape, que representa un monto importante, eso aliviana la deuda en el corto plazo.
-0,50% del PIB, una sola vez.
Bueno, una sola vez. 0,50% del PIB son ¢175.000 millones. Eso es... mucho. Y una sola vez. Pero eso aliviana, eso, por una vez, es un crédito de una multilateral que podríamos tener.
Eso nos aliviana una carga importante y nos aliviana costos en intereses y beneficia al país. Y no deja a nadie sin beca, porque alguna gente dice si se vende ya no habrá becas. No, la cartera que se vende se le sigue pagando al banco que la compró. Y Conape sigue trabajando con lo que tiene y con los ingresos de las (cargas) parafiscales que sigue teniendo.
-Es una sola vez, presidente. No es una medida estructural como otras que hemos conversado.
No es una medida estructural. Es una medida que alivia y suma, una sola vez, y ayuda.
Reforma al empleo público
-Hay, sin embargo, una medida, la más importante de ajuste estructural que se ha venido discutiendo en días recientes. No es producto del diálogo. ¡Dios guarde! El diálogo no se atrevía a tocar eso. Sobre esta medida, su gobierno también ha sembrado la incertidumbre y duda, que es la ley de empleo público.
Resulta ahora que su fracción, por acción de su exministro de la Presidencia, Víctor Morales Mora, agarra esa ley y la saca de la corriente legislativa para hacer consultas con los sindicatos.
Usted sale a decir que le preocupa mucho que vaya a haber demandas contra el Estado por temas de derechos adquiridos. Ya la Procuraduría dijo que eso no es así.
Bueno, lo dijo después de que yo tenía esa preocupación, no lo dijo antes.
-¿Se le quitó, entonces, la preocupación?
A ver, la ley de empleo público va a ser convocada. Yo espero que muy pronto sea Ley de la República.
-Me faltó señalar que no la convocó usted al periodo de sesiones extraordinarias.
No la he convocado. Yo tenía también una prioridad. Mi prioridad, en mi orden, es que se aprobara la ley del INA como se aprobó, y que se apruebe el acceso a la OCDE, para que el 14 de diciembre, que sesiona, Costa Rica esté ahí como miembro pleno. Y esas son dos prioridades.
Además, porque todavía no hay consenso entre los diputados sobre las mociones del texto de empleo público. Es decir, pudimos haber entrado al plenario y que no se aprobaran esas otras dos leyes que son importantes para el país. El mismo caso con contratación administrativa.
Cuando lo leí del diputado Carlos Ricardo Benavides, lo compartí plenamente. Quisiera que fuera a una ley, un primer debate, este año (empleo público), pero bueno, se requiere que se aclaren al menos dos puntos, pero uno es esencial. Y hay tres escenarios. El escenario en que se equiparan los trabajadores actuales al salario global, subiéndolo, lo cual incrementa el gasto si se hace inmediatamente.
-Y lo cual no tiene sentido.
Pero ese es el texto actual. Eso es lo que está en el texto actual. Ese texto no le sirve a las finanzas públicas. Había un texto original, que hacía la transición con la sustitución, que genera un ahorro, pero no es muy moderado. Y hay otro escenario planteado, pero como moción, que hace una transición paulatina. Y dicen ‘congela el salario’. No, los salarios ya están congelados por la propia situación fiscal. Eso es lo que hay que dilucidar en mociones, particularmente, entre diputados y diputadas.
Si yo convoco un proyecto sobre lo cual no hay un acuerdo, bloqueo el plenario cuando necesito que salgan otras cosas. Pero eso será convocado y será, espero, prontamente, Ley de la República.
Ahí es donde me sigue sorprendiendo el escepticismo que hay, pero el escepticismo es parte de una cultura.
-Pero es una cultura que ustedes han abonado. ¿Cómo no va a ser uno escéptico cuando le pregunta al ministro de Hacienda si van a ir al FMI y responde que ‘somos muy conscientes de que falta hacer un ajuste’?
Es que, para mí, se abona…
¿Cómo no vamos a ser escépticos?
Era Martí el que decía que ‘se dice con hacer’. Parafraseo mal. Pero es así: el hacer es el que dice. Y eso es lo que a mí me interesa. Yo estoy seguro de que en este periodo va a haber una ley de empleo público. Estoy seguro.
-Yo le quiero volver a preguntar. ¿Le alivió sus preocupaciones el criterio de la Procuraduría? Porque si no, también hay jurisprudencia de la Sala Constitucional.
El criterio de la Procuraduría es un criterio como abogado del Estado, y la Procuraduría comparece como asesor de la Sala Constitucional.
Pero también mi experiencia en esto, lo digo transparentemente, es que de las principales deudas —creo que usan una palabra: jáquimas— que tiene el Estado costarricense son fallos judiciales. Que le meten cobros multimillonarios al Estado por unas cosas y otras, y eso lo veo una y otra vez.
-Veo que la Procuraduría no le tranquilizó del todo, pero hay jurisprudencia en la Sala Constitucional provocada por usted, con la Ley de fortalecimiento de las finanzas públicas.
Yo lo sé, pero no deja de ser. Yo pongo ahí, como dicen, una nota. Hago una anotación de que me preocupa.
-Pero esa preocupación no puede ser determinante en cuanto al modelo que, eventualmente, se escoja. Es que ese es el problema.
Ahí volvemos a otra discusión esencial. ¿Cuál es el objetivo de la ley de empleo público? Hay dos objetivos. Uno, hacer más eficiente al sector público. Llevar más equidad, menos disparidad entre categorías, más equidad en el sector público. Menos desorden entre pluses y diferencias entre instituciones.
Dos, también hay que decirlo, es hacerlo económicamente sostenible en el tiempo. Que no sean salarios que se disparan, como se permitió en el pasado que se dispararan.
-Si lo que está enfatizando es que estos vicios los hemos cultivados durante décadas, tiene usted mi más completo acuerdo. Yo solo le estoy preguntando, ahora que llegó el momento de hacer el ajuste, en procura de esos objetivos, si no le alivió el criterio de la Procuraduría, ¿cómo es que no le alivia la jurisprudencia ya establecida a raíz de su ley de ajuste tributario del 2018?
Y, por último, ¿cómo es que no se despreocupa sabiendo que esta ley va a ser consultada a la Sala IV de cualquier manera?
Por eso yo le he dicho: habrá ley de empleo público. Yo esperaría que sea una de las cosas que se pueda votar, por lo menos, en primer debate, antes de que termine el año.
Que se pueda votar el empleo público con el crédito del BID, que cambia deuda barata por deuda cara.
Que se empiecen a conocer los proyectos que hacen la consolidación fiscal.
Que se vote la ley del recurso hídrico que, por más de 12 años, se ha discutido en la Asamblea Legislativa. Está ahí ya, en el plenario y es un compromiso del país con la OCDE.
La contratación administrativa también está ahí.
Hay una agenda reformista, que cambia cosas sustantivas, y la gente va a decir, ‘¿pero eso qué tiene que ver con mi empleo?, ¿eso qué tiene que ver con la situación?’. Todo eso ayuda a cosas sustantivas.
Y usted me va a decir después ‘¿qué va a pasar con las duplicidad de las instituciones y qué va a pasar con reforma del Estado?’. Yo le voy a decir, el Gobierno tiene 17 meses y yo voy a seguir hasta el final empujando. Yo voy a seguir empujando.
Y voy a seguir trabajando para que tengamos un tren, un tren moderno y eléctrico, que se ajuste a la realidad económica, pero tren al fin y al cabo. Y seguiré trabajando para que eso termine siendo una realidad, para que se termine la circunvalación, para que los policías tengan los recursos y sigamos reduciendo la tasa de homicidios, o sigamos incautando números récord de cocaína, como lo hacemos desde el 2018 cada año más.
O que Costa Rica sigue siendo líder de la lucha contra la peor calamidad de la humanidad, que es el cambio climático. Costa Rica fue el primer país del mundo que lanzó un plan de descarbonización, antes que la Unión Europea. De eso somos capaces.
-En varias oportunidades, a lo largo de nuestra conversación, usted ha hecho alusión al tema de los créditos y a un reciente editorial nuestro, que se titulaba ‘El Gobierno no merece crédito’.
Ese editorial se hizo en el contexto de aquella falta de claridad.
Presidente, que un crédito que esté destinado específicamente a un canje de deuda, ese no es el punto. El punto es que no debe haber otro tipo de crédito mientras el Gobierno no demuestre que todos aquellos equívocos, bien o mal, tenían una finalidad, que es la de llegar a un momento en el que usted ya se siente seguro de decir ‘sí, vamos a ir al FMI’.
Pero usted comprenderá las razones del escepticismo. Las hemos discutido aquí ampliamente.
Las entiendo. Me gustaría que ese escepticismo hubiera funcionado no solo hoy, sino mucho tiempo atrás. No solo del suyo, sino de muchos sectores.
-Le puedo mostrar decenas de publicaciones que demuestran que ese escepticismo es desde hace tiempo.
Una vez Claudia, mi esposa, me dijo algo muy sabio. Antes, viendo las redes sociales, yo siempre he dicho ‘mirá, ¿qué imagen tendrán de uno?’. Quien sabe por qué le decía yo. Y ella me dijo ‘¿Quién te conoce a vos mejor que vos mismo? ¿Cómo vas a dudar de tu convicción, que la tenés?’. Y la convicción está, porque uno quiere a este país.
Hoy, amar a Costa Rica es ser responsable. Hoy, amar a Costa Rica también es no dejarnos llevar por tanta desinformación o cosas falsas. Como esto de que en el Fondo vamos a vender no sé ni qué.
Son nuestras convicciones. Y sí, para que esto ocurra se requiere de nuestra voluntad, nuestra voluntad está, pero yo también requiero de la voluntad, para algunas cosas, de 29 diputados; para otras, de 38. También convocarlos a ellos y a ellas a unirnos en ese amor por el país.
Yo tengo el apoyo de una fracción unida, fuerte, de 10 diputados, que fue el mandato que me dio el país. Y el mandato que yo entiendo que me dio el país es ‘vaya y recurra a los demás, dialogue con los demás, busque consenso con los demás para que pasen las cosas’. Eso es lo que toca ahora.
Colaboraron Michelle Campos y Josué Bravo.