Por vía telefónica, solo un par de horas después de que se reportó el asesinato de un periodista durante las protestas en Bluefields, el director del diario Confidencial, Carlos Fernando Chamorro, explicó las causas del conflicto en Nicaragua y los niveles a los que ha llegado hasta el momento.
En su criterio, la represión que han operado el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo sobre los manifestantes ha sido el combustible que ha hecho crecer el fuego de las protestas y las manifestaciones por todo el país.
Chamorro, hijo de la expresidenta Violeta Barrios, aseguró que ya la gente perdió el miedo de manifestarse, aunque eso está dejando un doloroso costo de muertes. También, dijo, significa que ya el régimen de Ortega y Murillo no tiene más el monopolio de las calles y de los espacios públicos.
Añadió que no se atreve a calcular hasta dónde ni hasta cuándo pueda llegar el conflicto entre los manifestantes y las fuerzas del gobierno orteguista, pero añadió que la represión es culpa, principalmente, de los grupos de choque, paramilitares, alentados por el régimen sandinista.
A continuación, la entrevista que dio Chamorro a La Nación.
Don Carlos, hasta qué niveles podemos decir que ha llegado la situación en Nicaragua. Las manifestaciones se originan en la reforma a las pensiones, el manejo del Gobierno ha llegado a niveles insospechados. ¿Cómo lo ve usted, como periodista y director de Confidencial?
Las protestas empezaron el miércoles en la noche, cuando un grupo pequeño organizó un plantón en un cento comercial, grupo autoconvocado, con estudiantes universitarios y algunos adultos mayores, incluidos algunos jubilados.
Fueron reprimidos violentamente, de manera brutal, por fuerzas de choque del Gobierno, protegidas por la Policía. Eso no es nuevo, eso es de siempre, es un patrón de comportamiento del régimen de Daniel Ortega para impedir que los ciudadanos se manifiesten pacíficamente frente a cualquier evento, sea electoral, social, económico.
En este caso, era la seguridad social. Posiblemente la forma, a ver, como se ejecutó la represión y la resistencia que este grupo tuvo, que logró mantenerse durante más o menos tres horas, en la zona, ese centro comercial, y otros lugares, fueron desplazados, fueron golpeados brutalmente.
Ese evento ha causado una gran conmoción, una indignación nacional, porque al día siguiente se desataron una serie de protestas espontáneas en universidades públicas, que hasta ahora han sido bastiones políticos del régimen, porque están cooptadas por el sistema presupuestario y de las becas.
En esas universidades públicas, como la Agraria, la de Ingeniería, como la UNAN y otras, estallaron una serie de protestas completamente inesperaradas.
Otra vez, la represión alimentó más la indignación y siguieron estallando protestas, ya no en la capital, sino en ciudades como León, Matagalpa, Masaya, Estelí y muchas otras. Definitivamente que la represión ha sido el motor que ha alimentado la rebelión y la protesta.
Hay un agravio acumulado, que está saliendo a flote, a la vista, que se refleja en las consignas de la gente, lo que están protestando; o sea, están derribando los símbolos del régimen, los arbolatas, los chayopalos, como les llama la gente, que reflejan la vanidad, el derroche de la vicepresidenta, Rosario Murillo; están derribando los rótulos de Ortega y Murillo, que reflejan el culto a la personalidad de estos gobernantes, que se han impuesto durante casi 11 años, eliminando toda clase de contrapesos, de poder, de libertades, de democracia en el país.
Aunque originalmente esto es una protesta por un tema relacionado con demandas económicas, de la seguridad social, y lo sigue siendo, pero ya lo desbordó; ahora, la gente está reclamando libertad, democracia, en primer lugar, el cese a la represión y el derecho a manifestarse con libertad y de manera pacífica.
Ahora, la noche de este sábado se dio un hecho, agravio a la prensa, no solo al pueblo, sino a la prensa más allá de la presión que han estado, que se ha coartado la liberad de prensa. Se está matando y deteniendo periodista. ¿Cómo analiza eso?
Bueno, la prensa en Nicaragua siempre ha estado en una situación precaria, bajo intimidación, amenazas bajo este régimen. Tampoco es nuevo, también ha ocurrido antes. Cada vez que los reporteros van a cubrir eventos de manifestación, de protestas, son víctimas de las agresiones de las fuerzas paramilitares, de las fuerzas de choque.
Eso volvió a ocurrir ese día, el miércoles, cuando varios periodistas fueron brutalmente golpeados y asaltados, hasta les robaron sus cámaras. Repito, eso ha sucedido antes. Lo nuevo fue que el Gobierno impuso censura y sacó del aire canales de televisión del sistema de cable de Claro, cinco canales el día jueves. Hay uno, 100% Noticias, que no lo han restablecido, los otros cuatro sí.
Ayer se produjo otro evento gravísimo, la destrucción y el incendio de una radioemisora en León, Radio Darío, una radio independiente, uno de los pocos medios de comunicación independientes y críticos del Gobierno, que hay en el interior del país.
Hoy se produjo el asesinato de este reportero, periodista, en Bluefields, Ángel Gaona, que estaba cubriendo los enfrentamientos y transmitiendo en vivo, y le pegaron un balazo en la cabeza.
Yo no sé quién es el responsable, pero yo condeno este crimen, como cualquier agresión a cualquier otro periodista y estoy demandando a las autoridades que lo investiguen, lo esclarezcan y castiguen a los responsables.
Estamos conscientes de que la libertad de prensa y los periodistas, en una circunstancia como estas, cuando el pueblo se levanta en una protesta, en una rebelión popular, evidentemente estamos en riesgo, porque nos convertimos en un blanco directo de estas fuerzas paramilitares del régimen.
Ahora, ¿los levantamientos en muchas ciudades del país, significan que le llegó la hora, que llegó el fin de esta época de control, el pueblo está reaccionando a gran escala ante las vejaciones que han venido sufriendo?
Significa, en primer lugar, que el régimen de Ortega perdió el monopolio del control de los espacios públicos y de las calles. Ese monopolio lo había impuesto a la fuerza, con una represión selectiva y también brutal, lo había impuesto por cooptación. Eso se acabó para siempre.
La gente se rebeló, se está manifestando y está desafiando a la policía, incluso ha habido lugares, como Chichigalpa, donde los policías se negaron a reprimir y marcharon con la gente. Yo creo que eso es un cambio definitivo, en el sentido de que hay un antes y un después en cuanto al control de las calles.
No es que el Frente Sandinista o el régimen de Ortega haya desaparecido. Evidentemente no, pero la gente perdió el miedo a desafiar el poder, a un costo dolorosísimo, gravísimo. Hemos confirmado 12 muertos. Hay algunos otros medios y organizaciones que dicen que pueden ser más de 20.
Se perdió el miedo y el monopolio del control político de los espacios públicos que tenía el Frente Sandinista.
¿Qué significa eso a futuro? No tengo capacidad de aventurarme a predecir esto, porque es un movimiento espontáneo que no tiene líderes visibles, que no tiene organizaciones que lo hayan convocado, simplemente es un movimiento de protesta contra el militarismo, contra la dictadura, contra Ortega y Rosario Murillo.
Evidentemente, la gente que está en las calles quiere que se acabe la dictadura, que se vayan, pero eso no se traduce con claridad en un movimiento que tenga una dirección particular.
Zoilamérica Ortega dijo que el presidente de Nicaragua lo que hace es inventarse una conspiración y culpar a ciertos grupos de supuestamente conspirar contra el Gobierno, opositores, partidos políticos, etcétera. ¿Es inventada esa conspiración?
Absolutamente, aquí no hay ninguna conspiración. Esto es una rebelión popular, espontánea. El discurso que pronunció hoy, el presidente Ortega, agitó más el rechazo y el repudio y la rebelión, porque siendo él un político experimentado, de alguna manera la gente esperaba que, a diferencia del discurso de su esposa, Rosario Murillo -quien ha tenido un discurso delirante-, Ortega actuara reconociendo la gravedad de la situación.
No dijo una sola palabra sobre los 12 muertos que ha provocado la represión, no se solidarizó con las víctimas y simplemente habló de otro país, de una realidad inventada con él.
Horas después de ese discurso de Ortega, la gente lo está desafiando en las calles y le está diciendo: nosotros no somos pandilleros, no somos manipulados por ninguna fuerza política, estamos reclamando libertad, que cese la represión.
Ortega hizo, otra vez, un mal cálculo y la oportunidad que tenía hoy lo llevó a hundir el régimen. Hizo otra cosa, pretendió utilizar el mecanismo tradicional de control del poder para salirse de esta crisis. Lo que dijo fue: ok, le digo a los empresarios del Cosep que estamos dispuestos a la mesa del diálogo sobre la seguridad social.
Mintió descaradamente, a la vista de toda la población, porque dijo que las reformas a la seguridad social habían sido una propuesta del Consejo de Seguro Social, cuando todo el mundo sabe que es un decreto, él aprobó un decreto, refrendó las reformas y las hizo ley. No se atrevió a decir eso.
Entonces, Ortega hoy se exhibió como un cínico. Ya lo había hecho Murillo, pero ahora la gente puede estar clara de que no es que hay una diferencia entre el discurso cínico de Ortega y el de Murillo. Es que son iguales.
El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), que hasta hoy mantenía una alianza irrestricta con el régimen de Ortega, le respondió que no había condiciones para ir a ese diálogo sobre el seguro social, por tres razones: están demandando que cese la violencia y la represión, que se restablezca el derecho a la libertad de expresión y vuelvan al aire los medios que están suspendidos, y, al mismo tiempo, están pidiendo ellos, ahora, por primera vez, que este diálogo rebasa el problema de la seguridad social.
Lo mismo está diciendo la Cámara de Comercio Americana Nicaragüense, que ahora está aceptando el reclamo popular, de que aquí no puede haber una negociación a puerta cerrada, como se discutían en los últimos años todos los grandes temas económicos y sociales. Tiene que ser una negociación inclusiva, con la participacion de otros sectores: iglesias, los rectores de las universidades y de los jóvenes que están protestando.
Ese es el otro cambio fundamental, que se ha producido en Nicaragua. Yo te decía antes que se perdió el miedo y el monopolio de las calles y ahora se está rompiendo el control del poder.