San José
Carlos Ricardo Benavides rompió el silencio y señaló a la Sala Constitucional por sucumbir ante las presiones de los opositores al plan fiscal, iniciativa que consumió los esfuerzos del Gobierno durante sus primeros dos años.
La prensa, dijo el ministro de la Presidencia, es corresponsable de la derrota del proyecto. Aquí un extracto de la entrevista que el jerarca concedió a La Nación el 11 de abril pasado.
--¿Se acaba una Asamblea mala, buena, regular o excelente?
--Fue una Asamblea muy dividida pero hubo un gran esfuerzo departe de la mayoría de diputados para encontrar acuerdos. Este país está mucho más dividido de lo que es deseable. Los diputados, al final de cuentas, no son culpables de esa división. Esta fue una Asamblea que logró réditos importantes en medio de una condición tan difícil.
--¿Y usted termina satisfecho con lo hecho?
--Sí, hicimos exactamente lo que era necesario y posible en ese contexto. De eso no tengo ninguna duda y, desde esa perspectiva, me voy muy satisfecho.
--Escuchando su balance alentador pareciera que la ingobernabilidad es un mito…
--Decir que el país es ingobernable hace parecer que sea imposible de llevar adelante cualquier cosa y ese es un concepto errado.
”El país no es ingobernable, pero es mucho más complejo de gobernar de lo que una democracia moderna debería ser.
Aquí las discusiones no acaban nunca porque el Reglamento Legislativo secuestra a las mayorías. El país es gobernable, pero a un paso indeseado. No es la democracia ágil que necesitamos.
Un parlamento moderno hubiera aprobado el plan para desincentivar los capitales externos (golondrina) en un mes. No año y pico después de su presentación, como sucedió. Tenemos serios problemas de gobernabilidad”.
--¿Las deudas en legislación las encabeza el proyecto de Ley de Solidaridad Tributaria?
--Sí, pero también lamentamos que no avanzara la reforma que hubiera permitido una mayor participación del sector privado en la generación de electricidad.
"Le digo algo más…yo creo que el plan fiscal no se cayó por errores de procedimiento, sino porque hubo muchas voluntades en su contra.
La aprobación formal del proyecto se logró a duras penas, porque nos costó mucho conseguir los votos. Otra cosa fue pelear contra una mayoría de la opinión pública ferozmente en contra, lo cual incidió en el ánimo de la Sala Constitucional".
--¿Usted cree que se dejaron presionar los magistrados?
--Ese proyecto sufrió todo tipo de ataques de formadores de opinión pública que hoy escucho alentando la creación de un impuesto al valor agregado (IVA) pero todas la mañanas en los programas radiales despotricaban contra del proyecto que permitía ese avance.
”Recuerdo a una presentadora de un noticiero de televisión que pedía un mejor control tributario sobre los profesionales liberales y, al mismo tiempo, despotricaba contra el IVA que es la forma de controlar las ganancias de esos profesionales para que paguen renta.
Había una gran fuerza en contra del proyecto, incluyendo al periódico La Nación, que generó un reportaje para denunciar a ministros atrasados en el pago de impuestos municipales, con el fin de restar autoridad moral al gobierno en el impulso al plan fiscal, justamente cuando los magistrados de la Sala Constitucional estaban por resolver la consulta de constitucionalidad que les plantearon los diputados".
--Pero la Sala señaló errores de trámite. Eso no fue culpa de la prensa, sino de los diputados…
--Hubo fuerzas políticas que ensuciaron el plan durante su tramitación. Yo quiero recordar cual fue el escenario en que se dio ese traspié procesal: el proyecto fue a una comisión, ahí el Movimiento Libertario lo inundó de mociones para que no pudiera avanzar, se venció el plazo que tenía la comisión para ver el proyecto y dictaminarlo. De manera que el presidente de esa comisión (Edgardo Araya, diputado de Liberación Nacional) solo tenía tres alternativas.
"Una era devolver el proyecto sin dictaminarlo, fracasado. Otra era rechazar todas las mociones llegado el plazo final, cosa que le hubiera conseguido una denuncia ante la Sala por cercenar el derecho de enmienda y, tercero, que fue lo que hizo, extender el plazo de la comisión, para tener tiempo de ver una por una las mociones.
Ese ‘error’ fue el que la Sala señaló para traerse abajo el proyecto, no sin antes recibir como insumo una resolución del entonces presidente de la Asamblea, Juan Carlos Mendoza, del Partido Acción Ciudadana (PAC), donde condenaba lo que había hecho el presidente de la comisión legislativa. Eso le sirvió a la Sala para traerse abajo el plan en medio de una gran presión. No tengo dudas de que ese ambiente mediático incidió en la Sala".
--¿Se prestó la Sala para el juego de la oposición entonces?
--Yo no diría que la Sala se prestó para el jugo de alguien. Pero sí creo que la gran presión pública y los ataques que estaban recibiendo de forma directa los ministros por parte de La Nación influyeron en el ánimo de los magistrados, porque ya el periódico le había hecho ese estudio a los ministros, había comenzado con los diputados y, no sé, tal vez los que seguían eran los magistrados.
--Ottón Solís ha dicho que fue gracias a que el PAC mejoró el plan fiscal y le dio sus votos que el proyecto pudo avanzar. Incluso afirma que la reforma terminó siendo del PAC ¿Comparte esa afirmación?
--No. El grupo de diputados del PAC sobre el que don Ottón tenía influencia sí actuó así. Pero él impuso condiciones muy gravosas que el Gobierno tuvo que aceptar, la más importante era el impuesto a las zonas francas que la presidenta aceptó con tal de tener una mayoría.
”Pero, lo que fue un ofrecimiento inicial de don Ottón, de los votos de toda su fracción, al final fue parcial porque la otra parte del PAC combatió a sangre y fuego el plan, empezando por don Juan Carlos Mendoza. Así que don Ottón solo dice la mitad de la verdad”.
--Siempre se dice que el fraccionamiento de la Asamblea juega en contra del Poder Ejecutivo, pero casi nunca se le consulta a Casa Presidencial si supo aprovechar ese fraccionamiento a su favor ¿En cuál de los dos escenarios estuvo este gobierno?
--Si bien es cierto el gobierno logró aprobar casi todos los proyectos que envió al Congreso, los costarricenses pudimos disfrutar de más legislación y de mejor calidad si el fraccionamiento no fuera tan grande.
”El propio fraccionamiento de las bancadas nos obligó a tener que negociar con 12 y hasta con 14 grupos distintos para poder aprobar un proyecto de ley y eso es muy complicado para la democracia, especialmente con un Reglamento Interno de la Asamblea que potencia irracionalmente a las minorías. Así se dificulta mucho el trabajo que fue arduo, aún así, lo sacamos adelante. La agenda del Gobierno se cumplió”.
--La alianza de oposición, denominada “Por Costa Rica”, ¿qué recuerdos le trae?
--Malos. Cuando yo llegué al ministerio en abril del 2011 ya no había nada que hacer, pues las fuerzas de oposición ya estaban organizadas.
”Esa alianza produjo resultados negativos en la mayor parte de las áreas, porque generó una enorme crispación. A este Gobierno le tocó pasar una reforma fiscal con un Directorio Legislativo de oposición. Hubo muchos problemas al votar los presupuestos; esa alianza llevó al país al ridículo de que los presupuestos se aprobaran por defecto, sin votación. Eso es muy negativo para la democracia. Afortunadamente, normalizamos la situación al devolverle al oficialismo la presidencia del Directorio”.
--¿Fue ese capítulo el peor de la Asamblea Legislativa según el Gobierno?
--Sin duda, así lo fue.
--Dice Luis Fishman que el Gobierno no supo aprovechar las bondades de una oposición dispuesta a ayudarle ¿Faltó que Casa Presidencial se acercara más a sus adversarios?
--Mire, hubo capítulos tan ingratos como el trámite de los eurobonos, donde dos o tres diputados bloquearon la Asamblea durante meses con tal de que el Gobierno no tuviera suficientes fondos para poder satisfacer sus necesidades. Nos mantuvimos firmes y gracias a la emisión de los eurobonos la situación del país es halagüeña para el próximo Gobierno.
”Esa es solo una muestra de la férrea oposición que sufrimos en la Asamblea Legislativa. Pero contamos con una bancada oficialista siempre fiel y colaborada y con la ayuda de muchos diputados de oposición que primero pusieron los intereses del país. Una parte de la oposición contribuyó, eso es cierto”.
--Hay diputados como Patricia Pérez (libertaria) que consideran que la figura del Ministro de la Presidencia fue solo un espectro y que usted no se involucró en la negociación política ¿Fue usted un ministro ausente?
--Yo prefiero no hacer referencia a comentarios individuales planteados con respecto a mi. Yo lo planteo en términos de la agenda del Ejecutivo: nuestra agenda se cumplió. Más bien, las que fracasaron fueron las agendas de algunos diputados de oposición, pero eso no es responsabilidad nuestra.
”Ahí están los hechos que hablan por sí solos. Nos dedicamos a buscar mayorías, no consensos, y eso fue lo que nos reparó grandes logros. El consenso, en este contexto multipartidista, es una quimera”.
--Voces de la bancada oficialista también le reclaman a usted inacción y afirman que si no hubiera sido por liderazgos internos de la fracción, la tarea no se hace…
--De nuevo, no me voy a referir a alusiones personales. Lo que le digo es que la Asamblea debe tener sus propios liderazgos por ser un órgano independiente del Ejecutivo. Es curioso, los diputados golpean al Gobierno pero lo extrañan como su líder en el Congreso.
--¿Cuál fue el momento más tenso que le tocó vivir en su relación con la Asamblea?
--Los primeros de mayo fueron siempre momentos tensos, porque la fracción del PLN tenía dificultades para lograr mayoría para tomar la presidencia del Directorio. Incluso, en la elección del 2013, se generaron algunas heridas dentro de la bancada oficialista.
”Uno de los momentos más tensos fue la no reelección del magistrado Fernando Cruz en la Sala Constitucional”.
--A raíz de ese hecho hubo acusaciones de todo tipo, hasta en su contra… ¿Se le fue de las manos al Gobierno el tema del magistrado Cruz?
--Quisieron poner el foco encima del Ejecutivo para distraer la atención de lo que sucedió, me refiero a la votación de 38 diputados, de seis fracciones diferentes, que escogieron no reelegir al señor Cruz. Pero, hábilmente, algunos diputados lograron trasladar la crisis a Casa Presidencial y generaron un conflicto entre los tres poderes.
”Los diputados de Liberación Nacional expresaron claramente las razones por las que estaban en contra del magistrado Cruz. Lamentablemente, cuando el jefe de fracción de aquel momento (Fabio Molina) lo quiso explicar al país, lejos de decir el por qué, trató el asunto en un ámbito inadecuado (de que la no reelección de Cruz fue un llamado de atención a la Corte) que no reflejaba las razones por las cuales ellos se habían puesto de acuerdo para votar así”.
--¿Logró el Gobierno superar el episodio del fallido aumento salarial de los diputados o los acompaña hasta hoy la discordia que causó el retiro del aval de la presidenta Chinchilla al proyecto?
--Yo llegué un año después de eso al Ministerio de la Presidencia y todavía encontré a la fracción liberacionista dividida. Pero, en el 2011, cuando cayó el control de la Asamblea Legislativa en manos de la oposición, se despertó el espíritu de unión dentro del grupo, trabajamos muy duro en eso y los tres años posteriores fueron de una enorme cohesión. La fracción más unida de la Asamblea fue la del PLN.
--¿Se cumplió la agenda legislativa del Gobierno?
--Hubo una aprobación de leyes generosa, como las reformas urgentes de la administración tributaria, el proyecto de ley de transparencia fiscal y el de fortalecimiento de la gestión tributaria.
”Esos tres proyectos le permitieron al Ministerio de Hacienda tener una mejor condición fiscal a pesar de no haber logrado la reforma tributaria.
Tuvimos éxito en aprobar dos proyectos trascendentales: el impuesto a los casinos y a las apuestas electrónicas y, el más importante, el impuesto a las sociedades anónimas.
Ese proyecto fue el que nos permitió cumplir con la promesa de mejorar la seguridad ciudadana.
A la fecha ese impuesto le ha generado a la policía más de ₡80.000 millones.
Aprobamos tratados de libre comercio (TLC) con China, con Europa, con Singapur, Perú y Colombia, y mejoramos los marcos que rigen la relación comercial con México y Panamá. También se saldaron deudas con reformas que esperaron aprobación por muchos años, como la Ley de Licores, la Ley de Tránsito, las investigaciones biomédicas y la que regula la donación de órganos.
Pero, sin duda alguna, el corolario en materia de legislación social fue la aprobación de la Ley de red de cuido, que es un proyecto estrella de esta administración pues cubre a 30.000 niños y 10.000 adultos mayores.
En cuanto a créditos destaco uno de $168 millones para mejorar la infraestructura educativa y otro por $55 millones para modernizar el puerto de Moín que administra Japdeva”.
--¿Es culpable el Gobierno por el nulo avance del proyecto para reglamentar la fertilización in vitro (FIV)?
--No. Nosotros cumplimos reaccionando ante la condena de la Corte Interamericana de Justicia elaborando un proyecto en tiempo record. Ese proyecto contó con un gran respaldo del Ministerio de Salud Pública y de la Procuraduría General de la República, se presentó en tiempo, y ha sido convocado durante todos los periodos de sesiones extraordinarias, que es cuando el Poder Ejecutivo contra la agenda de trabajo de los diputados.
”El proyecto no ha avanzado por razones ajenas al gobierno, simplemente porque bloquear un proyecto es muy sencillo. Hay muchos diputados que lo adversan, tantos, que yo me atrevería a decir que, con la actual conformación de la Asamblea, no sería aprobado”.