Un proyecto para declarar símbolos nacionales a las casas de adobe y bahareque recibió dictamen afirmativo en la Comisión de Asuntos Sociales y ahora pasará a la agenda del plenario legislativo.
Dichas construcciones, propias de la época de la colonia, se caracterizan por el uso de ladrillos de barro mezclados con paja y agua, secados al sol, así como de cal y arcilla, y en algunos casos caña, madera y bagazo.
La iniciativa fue presentada por Luis Fernando Mendoza, diputado del Partido Liberación Nacional (PLN) y oriundo de Guanacaste, una provincia donde este tipo de construcciones son todavía visibles.
En esa zona no solo existen viviendas edificadas con esa técnica, sino también estructuras icónicas como la iglesia colonial de San Blas, en Nicoya, y la ermita de Nuestro Señor de la Agonía, en Liberia.
De igual forma, también se conservan construcciones en el Valle Central, en municipios como los de Barva y Santo Domingo, en Heredia, así como en Desamparados y Escazú, en San José.
Mendoza indicó que la idea para plantear esta iniciativa provino del periodista Fabio Muñoz Campos, quien produjo el programa De Pueblo en Pueblo en canal 13, del Sistema Nacional de Radio y Televisión (Sinart).
El legislador señaló que la declaratoria de símbolo nacional serviría para honrar esta rica herencia cultural, que es emblemática de Costa Rica.
Además, el texto insta al Ministerio de Educación Pública (MEP) a incluir estas construcciones en los programas de estudio y al Ministerio de Cultura y Juventud a promover programas para su conservación.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) también es instado a promover campañas turísticas dirigidas a nacionales y extranjeros.
El adobe
El texto del proyecto destaca que la técnica de construcción con adobe fue introducida en Costa Rica por los españoles durante la colonización y se utilizó tanto en viviendas como en iglesias.
Agrega que este método también se ha utilizado en otras naciones como Nicaragua, Perú, México, Colombia, Bolivia e incluso Egipto.
El escritor Manuel Gutiérrez, en su libro Las Casas de Adobes Costarricenses, describe que este sistema de construcción implica la superposición de bloques de barro mezclados con paja y secados al sol, unidos con una argamasa (mezcla) similar a la de la construcción interna.
El proyecto subraya que este método de construcción satisfizo las necesidades habitacionales de la época y jugó un papel fundamental en la configuración urbana de los primeros asentamientos, reflejando una arquitectura adaptada a las condiciones climáticas, la idiosincrasia y las costumbres del país.
Si bien fue muy popular por largo tiempo, en 1910 se prohibió el uso del adobe en las construcciones, debido a que muchas de estas no soportaron la fortaleza del terremoto de Cartago.
Lo anterior dio paso al uso del bahareque para la restauración de las estructuras existentes.
El bahareque
La técnica del bahareque tiene sus raíces en la era precolombina, según lo indica el blog nativu.com.
Añade que en Guanacaste, las paredes de bahareque de esa época se alzaban mediante la inserción de postes en el interior de una estructura sólida de piedra, ubicados a medio metro de distancia. Entre un poste y otro, se trenzaban bejucos para fortalecer la estructura.
Luego, se aplicaba una capa de arcilla, cuya mezcla se preparaba a base de tierra y boñiga para obtener la plasticidad necesaria y adherirla a los tallos de bejuco.
Para lograr un resultado óptimo, se requería una proporción aproximada de 40% de materia orgánica y 60% de tierra arcillosa, y este proceso demandaba al menos tres semanas, indica el blog.
Agrega que en versiones más modernas del bahareque, se incorporaba zacate pitillo y barro.
Luego, se aplicaba un revestimiento para lograr una superficie lisa que cubriera grietas y permitiera la aplicación de pintura. Además, se incluían fragmentos de cerámica en la mezcla para reforzar la estabilidad de las paredes.
Tras un periodo de secado de dos semanas, se aplicaba una capa final de revestimiento.