El expresidente de la República, Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002), aseguró que el mandatario, Rodrigo Chaves, mostró una actitud receptiva luego de recibir una nota firmada por ocho exgobernantes que le pidieron rechazar al candidato de Daniel Ortega para ocupar la secretaría general del Sistema de Integración Centroaméricana (SICA).
Los expresidentes enviaron la carta después de que, el jueves, la Cancillería de Costa Rica, dirigida por Arnoldo André Tinoco, recomendó respaldar al nominado por el régimen sandinista, Werner Vargas, en acuerdo con los demás ministros de Relaciones Exteriores de la región.
Rodríguez confirmó a La Nación que obtuvo una respuesta casi inmediata por parte de Chaves: “La apertura que se tuvo de recibir nuestra comunicación fue muy buena, yo me siento muy agradecido con el señor presidente”.
Los exmandatarios Óscar Arias, Rafael Ángel Calderón, José María Figueres, Miguel Ángel Rodríguez, Abel Pacheco, Laura Chinchilla, Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado argumentaron que apoyar al candidato de Ortega para el SICA es incongruente con los principios democráticos del país, además de que representa un problema de seguridad nacional.
Acuerdo ‘invalidado’
La Cancillería sustentó la decisión de respaldar al aspirante de Nicaragua en un acuerdo de los países del SICA, del 2017, el cual establece que la sucesión de la Secretaría General del organismo se regirá por rotación geográfica y que a Nicaragua le corresponde la candidatura a partir del 2021.
Sin embargo, los expresidentes costarricenses coinciden en que dicho acuerdo queda invalidado por la violación de Nicaragua a los principios que se definen en el Protocolo de Tegucigalpa, que dio vida al SICA. Tal es el caso del respeto a los derechos humanos.
“No estamos obligados si se opone a los principios que tienen que ver con los derechos humanos... Lo que hay que aducir es que ese acuerdo está invalidado por la norma superior de Tegucigalpa y ese acuerdo hay que dejarlo atrás porque está paralizando las decisiones sobre el SICA”, indicó Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014, quien afrontó la invasión de Nicaragua a isla Calero en el 2010.
No al representante una dictadura asesina
Luis Guillermo Solís, quien firmó el documento de rotación en el 2017, agregó sobre ese acuerdo: “Esa es la base jurídica, porque desde el punto de vista político, Costa Rica no tiene por qué elegir al representante de una dictadura asesina. La decisión del Gobierno no puede ser tan pulcra legalmente.
“Es una decisión política frente a un acto que consideramos lesivo para el sistema democrático porque poner ahí al candidato de Ortega significa deslegitimar a todo el Sistema”, enfatizó.
“En el 2017, no habían pasado las matanzas del 2018. Daniel Ortega no se había robado las elecciones. O sea, teníamos pleito, pero el Gobierno de Nicaragua no era ni mucho menos al actual.
“Entonces, se escogió ese mecanismo para rotar, pero eso no quiere decir que a un gobierno que se ha vuelto una dictadura, que tiene metido en la cárcel a los periodistas, que ha cerrado periódicos, que ha violentado los derechos humanos de la gente, que ha asesinado personas, en fin, se le dé la Secretaría, no puede ser. Hay otros principios básicos esenciales que están en el Protocolo de Tegucigalpa. Entonces, no se puede alegar forma sin tomar en cuenta el fondo.
“Lo que se debería estar discutiendo es si Nicaragua puede o no estar en el SICA, cómo sacar a Nicaragua hasta que hayan elecciones libres y el Gobierno esté sustentado en un estado de derecho que garantice todos los derechos humanos”, manifestó el exmandatario, quien lamenta que no existan protocolos de expulsión.
Una nueva realidad
Los expresidentes reconocen en la nota que los cambios políticos en la región podrían ejercer presiones sobre las decisiones que adopte Costa Rica en ese contexto. Sin embargo, para los exmandatarios, ese realismo no puede pasar por encima de la defensa de la democracia.
Chinchilla dijo al respecto: “La lógica es contextualizar mejor esta decisión, en el sentido de que sí hay un contexto cambiante en el mundo con orientaciones contrarias a la democracia. Y que eso podría de alguna manera hacer que algunos gobiernos de países con tradición democrática sientan que hay que matizar con una especie de actitud más realista y pragmática las decisiones que se tomen; esa sensación de no quedarnos solos, sino allanarnos un poco más a las condiciones del contexto.
“No puedo presumir que así sea y que las decisiones de los tres países de la Alianza para el Desarrollo en Democracia (Costa Rica, Panamá y República Dominicana) estén motivados por eso, pero sí fue importante dejar esa preocupación. En el marco de estos cambios, no podemos hacer prevalecer este enfoque realista y pragmático, sacrificando el tema de principios que han sido el pilar de la política exterior de Costa Rica”.
Fue el expresidente Miguel Ángel Rodríguez quien aportó ese tema a la discusión, según Chinchilla.
Al respecto, Rodríguez manifestó: “No hay duda que hay un cambio en la realidad de América Latina; las elecciones de Colombia vienen a ponerle un punto muy importante a esa situación, lo mismo que las posibilidades de un cambio importante en Brasil. Lo que antes se tenía como Grupo de Lima, que se había establecido como un grupo de gobiernos en defensa muy fuerte de la democracia liberal, se ve ahora con algunas fisuras, y eso obliga a tener un realismo político, pero ese realismo político, que debe ser buscando siempre el interés nacional, no puede ser a costa de los principios del país”, señaló Rodríguez.