Los costarricenses le dieron una nota promedio de 8 a la labor del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) durante la pasada campaña electoral, según un estudio de opinión sociopolítica que realizó el Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica CIEP-UCR.
El estudio, publicado este martes, detalla que aquellos votantes que respaldaron a Carlos Alvarado, de Acción Ciudadana (PAC), calificaron al TSE con un 9 tras la segunda ronda.
En tanto, le dieron un 7 aquellas personas que respaldaron al candidato Fabricio Alvarado.
El estudio del CIEP destaca que el TSE estuvo bajo cuestionamiento de diversos sectores por reclamos de diversos sectores por el tema religioso.
En la sentencia 1375-E1-2018, los magistrados concluyeron que un manifiesto conjunto de la Conferencia Episcopal y la Federación Alianza Evangélica Costarricense constituyó una amenaza para el libre ejercicio del sufragio, pues mezcló términos propios de la actividad político electoral y expresiones religiosas.
Esa resolución le acarreó al Tribunal cuestionamientos "por coartar libertad de expresión". El reclamo llegó al punto de que la Alianza Evangélica planteó la necesidad de una reforma a la Carta Magna para limitar la potestad de interpretación del Tribunal.
No obstante, los cuestionamientos hacia el instituto electoral también llegaron desde otros flancos.
"Al mismo tiempo que, ante esta misma situación, personas simpatizantes del Partido Acción Ciudadana y otras organizaciones civiles acusaron al Tribunal de ser permisivo y no actuar con rigor ante la transgresión del artículo 28 de la Constitución y el 136 del Código Electoral. Ante esto, pedían una intervención más rigurosa para prohibir el uso de la religión con fines proselitistas", recalcó la encuesta.
El CIEP-UCR también pone como antecedente que los cuestionamientos hacia el TSE no se detuvieron con el cierre de las urnas el primer domingo de abril, pues, más bien, la rapidez con que los magistrados entregaron los resultados de la elección presidencial, esa misma noche, potenció los cuestionamientos.
"(...) Surgieron algunos cuestionamientos sobre el órgano electoral, sobre todo de parte de personas simpatizantes del candidato Fabricio Alvarado, quien tuvo que salir en diversas ocasiones a pedir que el resultado electoral se respetara, pues era legítimo", narra el estudio.
Gustavo Román, asesor político del TSE, agradeció en nombre de la institución el reconocimiento que hace la ciudadanía de la gestión de la entidad durante la campaña.
Según el vocero, el proceso electoral recién pasado "no fue sencillo", sino, uno en el que el comportamiento de algunos de sus participantes le planteó retos adicionales a la institución.
"Desde el saber cómo reaccionar a cuestionamientos de parcialidad o de falta de imparcialidad, hasta incluso alegaciones de fraude concluido ya el proceso y esto por mencionar solo dos cosas, pero hubo más. Hubo presiones muy fuertes hacia la institución para que adoptara medidas contraria al derecho y a la Constitución, medidas represivas contrarias a la libertad de expresión relacionadas con la expresión de discurso religioso o con el trabajo normal del presidente de la República", indicó.
Román destacó que en medio de esas presiones la actitud del TSE fue serena y se ciñó a su figura de árbitro del proceso que no perdió la compostura pese a los reclamos airados de los contrincantes.