En el 2026, el mal estado de las finanzas públicas seguirá estrechando la inversión en obras y las funciones esenciales del Estado. Aunque los intereses de la deuda pública continuarían consumiendo gran parte de los recursos cobrados a los contribuyentes, será más que necesario recurrir a nuevos endeudamientos para financiar el gasto público, lo que a su vez afecta el financiamiento del sector privado.
La recuperación fiscal será lenta y obligará a una prolongada contención del gasto. Serían cada vez más recurrentes conflictos por dinero como el que ocurrió con la Fuerza Pública, este año, cuando advirtió que se quedaba sin dinero para los uniformes de los policías.
Así se desprende de una exposición hecha por la Contraloría General de la República (CGR) sobre cómo serán las finanzas públicas en el 2026, si el país no toma medidas de ajuste fiscal.
Con base en las proyecciones de mediano plazo del Ministerio de Hacienda, la CGR expuso dos escenarios: un escenario pasivo y un escenario activo.
El escenario pasivo consiste en no tomar medidas adicionales de ajuste fiscal. En este caso, la recuperación dependería de la regla fiscal, la cual le impone un tope al crecimiento del gasto público cuando la deuda supera el 60% del PIB. El techo recae sobre las obras públicas, los salarios de los funcionarios, las compras de bienes y servicios y las transferencias de dinero a diversas instituciones.
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Además, el país quedaría supeditado a la colocación de eurobonos y a la obtención de créditos internacionales de apoyo presupuestario.
Para el 2026, la deuda alcanzaría el 74,7% del producto interno bruto (PIB) y el déficit fiscal se ubicaría en un 3,3% del PIB. En tanto, los ingresos públicos, principalmente por impuestos, no distarían mucho de los esperados para el 2022 (14,6% de la producción).
En un escenario activo, en cambio, la deuda rondaría el 68,5% del PIB para el mismo año, lo que acercaría más al país a la meta de llevar el endeudamiento por debajo del 60% de la producción. Además, el déficit sería de un 1,5% del PIB.
‘Financiación del sector privado va a más sencilla’
“Mientras más rápido hagamos el ajuste, mejor; va a doler probablemente al principio, porque a nadie le gusta pagar impuestos, a nadie le gusta reducir el gasto; pero, si se hace, la financiación del sector privado va a ser mucho más sencilla. Mientras más rápido lo hagamos, mejor; el problema es que lo hacemos lentísimo “, comentó el economista José Luis Arce, aunque él tiene sus reservas sobre los datos de Hacienda.
Él sostiene que la aplicación de medidas para enderezar las finanzas públicas tendría efectos positivos sobre las tasas de interés y la estabilidad macroeconómica.
Para este escenario activo, se toman en cuenta el crédito de $1.778 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la aplicación de las medidas de ajuste acordadas con este organismo, entre las que están el plan de empleo público, el esquema de renta global dual, la eliminación de exoneraciones fiscales y la reforma al impuesto a las casas de lujo.
Sin embargo, para implementar estos ajustes se requiere de la aprobación del Congreso, donde las discusiones no han prosperado.
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La Contraloría advirtió de que, aunque la regla fiscal establece una clara línea a seguir, “podrían tomarse decisiones con fuerte incidencia sobre el gasto público que luego sean difíciles de detener o revertir”. Agregó que, en el camino, pueden existir nuevas presiones sobre el gasto por emergencias o desastres naturales, además de que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) registra un crecimiento acelerado de la deuda del Gobierno con esta institución.
“Ante el compromiso por atender el gasto en intereses y dada la necesidad de cumplir con la regla fiscal, el gasto corriente primario disminuiría hasta alcanzar en 2026 un 10,8% del PIB en el escenario pasivo y un 11,0% del PIB (en el escenario activo).
“Esta situación refleja el reducido espacio fiscal que enfrentaría el país en los próximos años ante la dinámica del gasto en intereses de la deuda; de allí la importancia de impulsar medidas que puedan disminuir dicha presión”, agregó la Contraloría.
Olman Segura, director del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA), señaló que, en las proyecciones, falta el factor de reactivación económica que podría agilizar la recuperación fiscal.
“Hacienda está equivocando la orientación; la forma en que plantea el aumento de los ingresos en ambos escenarios es con deuda, con el cambio de deuda con recursos externos para financiamientos, y con el plan de ajuste fiscal.
“Si bien es cierto esos son dos elementos importantes, hay uno que es fundamental y es la reactivación económica”, explicó el economista.
‘Nos estamos ahorcando’
Segura no cree posible que se aprueben el plan de empleo público ni el ajuste acordado con el FMI en el corto plazo. Para el año 2026, vislumbra que la regla fiscal llegará a impedir la inversión pública.
“Por el lado de los gastos, veo que nos estamos ahorcando solos porque la regla fiscal, si bien es necesaria para que se tome mayor conciencia de que no se puede gastar de forma desmedida, está poniéndole trabas gigantescas a la inversión en áreas estratégicas de las instituciones, por lo que definitivamente va a tener que ser revisada”, expresó.
“Se adjudican los presupuestos, pero la regla fiscal plantea no solamente el tema de la restricción del gasto, sino que se vincula con lo no ejecutado en el periodo anterior. Por ejemplo, si (una institución) no pudo ejecutar algo, en el año siguiente le van a dar menos recursos, entonces se convierte en un problema perverso”, agregó.
Segura agregó que el déficit, independientemente del escenario, seguirá siendo un problema que puede traer sanciones de calificadoras de riego y créditos externos con elevados intereses.
Asimismo, dijo, los escenarios se complican con proyectos como el de reducción del marchamo, “donde más bien se disminuyen más los ingresos en lugar de aumentarlos”.
Por su parte, el economista José Luis Arce, presume que las bases usadas para las estimaciones para el 2026 son débiles.
“Yo soy miembro del Consejo Fiscal del la República. Nosotros vimos, en una presentación con Hacienda, ese marco fiscal a mediano plazo. A mí me parece que es muy débil la forma en como está estimado, porque los supuestos sobre los que está construido son relativamente débiles”, dijo Arce.
Mencionó, por ejemplo, que en setiembre se cambiaron los textos sustitutivos de los proyectos del FMI, por lo que ya los efectos de las reformas cambiaron, pero estas variaciones no fueron aplicadas para el análisis brindado por Hacienda a la CGR. Lo mismo sucedió con el plan empleo público.
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