En una especie de carrera contra el reloj, la Cancillería apura desde ayer el envío de invitaciones a más de 140 países y organizaciones para el traspaso de poderes por celebrarse el próximo 8 de mayo.
Los mensajes empezaron a salir apenas se supo el nombre del presidente electo, cargo que ostenta desde este domingo el profesor universitario y politólogo, Luis Guillermo Solís Rivera, de 55 años.
Marco Vargas, director de Protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores y coordinador interino del traspaso, explicó que se invitará a países con los cuales Costa Rica tiene relaciones diplomáticas, así como a otras entidades. Usualmente son unas 80 delegaciones las que confirman asistencia.
Reconoció que la organización para la investidura de Solís será maratónica, pues queda solo un mes de tiempo y en el medio hay un feriado y la Semana Santa.
Según Vargas, desde el 2 de febrero empezaron a avanzar en aspectos como transporte, seguridad, hospedaje y comunicación.
No obstante, uno de los principales detalles por definir es la sede de la ceremonia. Aunque el Estadio Nacional es el lugar favorito y más recomendado, por asuntos de seguridad, esto deberá decidirlo la comisión de traspaso, un comité que se integrarácuando sea designado el futuro canciller.
Ayer, Solís dijo que su pareja Mercedes Peñas es, por ahora, la encargada de coordinar las actividades del evento.
“Mercedes me ha ayudado en esto, pero no he entrado al detalle final de la parte más lúdica”, dijo Solís, quien agregó que espera que las comunidades se organicen para que tengan su propia celebración.
El presidente electo tiene planeado viajar por Centroamérica, excepto a Nicaragua, para invitar personalmente a los mandatarios vecinos a la toma de posesión.
Poca plata. Solís recibiría la banda presidencial en un acto muy austero, pues el Congreso aprobó fondos por solo ¢150 millones.
Para cuando asumió Laura Chinchilla, en mayo del 2010, se presupuestaron ¢100 millones, pero el costo global del evento sumó unos ¢300 millones. Los ¢200 millones de diferencia fueron cubiertos con donaciones y patrocinios.
Solís recordó que, como es costumbre, un día antes del traspaso el gobernante saliente ofrece una cena o coctel a los invitados especiales, mientras el presidente electo tiene una recepción similar, pero de carácter privado. El propio día del traspaso lo que se programa es un almuerzo con los líderes visitantes. Colaboró: Esteban Mata.