Para la doctora en Sociología Montserrat Sagot, Costa Rica construyó una “tormenta perfecta” en torno al abandono y la agresión de menores de edad.
La falta de respuesta del Estado transformó las predicciones en estadísticas reales, declaró la catedrática de la Universidad de Costa Rica (UCR), a raíz de que el número de denuncias sobre violación de derechos a menores superó las 137.000 solamente el año pasado.
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— Las masculinidades precarizadas no valoran el cuidado y el compañerismo
“Está demostrado por muchísimos estudios que la pobreza y la falta de oportunidades educativas hacen que muchas mujeres jóvenes piensen en la maternidad como un proyecto de vida, frente a no tener otras opciones”, comentó Sagot.
La desinformación y la falta de acceso a métodos anticonceptivos agravan esta situación, continuó la socióloga, lo cual da como resultado embarazos no deseados en las jóvenes, las cuales suelen transmitir estos problemas a sus hijas y, así, estas heredan un ciclo de pobreza y falta de oportunidades.
Sagot explicó que “las familias que han vivido esto producen, de alguna forma, una reproducción generacional de tales patrones”.
La socióloga, experta en temas de género, estima que la pandemia exacerbó estas desigualdades y afectó principalmente a las mujeres, quienes fueron las primeras en perder sus empleos.
En su criterio, la crisis intensificó los comportamientos individualistas y la irresponsabilidad entre los hombres, quienes, en un mundo competitivo, no priorizan el cuidado familiar.
A esto se suma una “redefinición” de la masculinidad, que ahora se mide por la capacidad de obtener recursos, bienes materiales para ellos y ejercer violencia, en lugar de ser un buen padre o compañero.
“Las masculinidades precarizadas no valoran el cuidado y el compañerismo, lo que impacta negativamente en las dinámicas familiares”, señaló.
Esto lanza a las madres solteras y en pobreza a buscar cómo obtener ingresos económicos para poder subsistir junto a los hijos, pero, en este proceso, los niños son descuidados y suceden abusos.
“Al final, los niños y las niñas más pequeñitos terminan siendo maltratados, terminan abusados, terminan dejados ahí, de la mano de quien sea”, lamentó la catedrática de la UCR.