Costa Rica es el país con más pobreza en niños y adolescentes entre las 38 naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El 27% de las personas menores de 18 años vive sin suficientes recursos para satisfacer sus necesidades.
Datos de la OCDE muestran que, aunque la pobreza total en Costa Rica es del 20%, esta cifra aumenta cuando se distingue entre los grupos etarios más vulnerables. En mayores de 65 años, el índice es del 22%.
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En pobreza infantil, Costa Rica supera ampliamente al segundo lugar, Turquía, que reporta un 22%, al igual que Israel. Seguidamente, se ubican España, Rumania y Bulgaria, con 21% cada una.
La OCDE define la tasa de pobreza tomando en cuenta la cantidad de personas que tienen ingresos inferiores a la mitad del ingreso familiar promedio de la población total.
Para realizar la comparación, la Organización utilizó los datos más recientes disponibles en cada país, que en el caso de Costa Rica son del 2021. En algunas ocasiones, la organización internacional hace una readecuación estadística a los datos para hacerlos comparables entre países.
En el otro lado de la balanza, se encuentran Finlandia (0,24%), Dinamarca (0,48%), Eslovenia (0,56%), República Checa (0,71%) y Canadá (0,73%) como los países miembros de OCDE con la tasa más baja de pobreza en menores de 18 años.
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Sobre esta problemática, el exministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social y actual jefe de la oficina del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Costa Rica, Juan Luis Bermúdez, explicó que la pobreza infantil debe analizarse a largo plazo.
“Se trata de romper el ciclo de reproducción intergeneracional de la pobreza, que es algo que se viene visualizando en los datos medición tras medición. Esto implica garantizar que los nacimientos del país, que en 2021 fueron 54.000, sean intencionados, cosa que no sucede hoy. Alrededor de un 50% de los nacimientos son no intencionados, incluyendo 5.000 embarazos en adolescentes”, analizó el exjerarca.
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Bermúdez remarcó que los embarazos no planificados provocan dificultades para que las mujeres continúen con su proyecto de vida, pero también implican una vulnerabilidad adicional para los menores, que podrían verse expuestos a limitaciones económicas y sociales.
“Hay que reconocer un hecho dolorosísimo, como es el hecho de que en el país, en promedio, nacen cuatro bebés a la semana cuya madre es una niña de 14 años o menos. La eliminación de las relaciones impropias también es un fenómeno que debe ser erradicado si queremos realmente eliminar esa reproducción intergeneracional de la pobreza”, señaló.
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El exministro detalló que, estadísticamente, la inversión que realiza el Estado en los primeros años de vida de un infante, es la que tiene mayor retorno. Una inversión que se da en los primeros 1.000 días de una persona, tiene entre cuatro y cinco veces más impacto que esa misma inversión realizada en la adultez.
“Gracias a EDUS y Sinirube, hoy las instituciones sabe en qué hogares nacen los niños en pobreza, desde antes de nacer, incluso, en la captación del embarazo en el sistema de salud. Cuando hablamos de esa inversión hablamos de nutrición, de estimulación y de cuidados. Sin embargo, en este momento el esfuerzo es insuficiente para alcanzar los niveles de cobertura necesarios”, criticó.
Bermúdez destacó que la lucha por reducir la pobreza infantil no se limita a las instituciones del Gobierno central, sino que deben aportar las municipalidades y el sector privado.
Por ejemplo, es necesario trabajar coordinadamente para ofrecer soluciones a las mujeres en edad productiva que no logran acceder a puestos de trabajo, debido a que tienen obligaciones de cuido no remunerado.
Según el informe Estado de la Nación de 2022, 1.351.668 costarricenses se encuentran en condición de pobreza, de los cuales, 376.776 están en extrema pobreza.