Costa Rica lideró este jueves, entre más de 120 países, la definición del texto final de un tratado que prohibiría el uso de armas atómicas en el globo, el cual será sometido a votación este viernes en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, Estados Unidos.
La negociación la condujo la embajadora Elayne Whyte Gómez, quien representa al país ante los organismos de la ONU con sede en Ginebra, Suiza. En San José, la Cancillería expresó confianza en que el texto sea aprobado.
Desde febrero pasado, Whyte preside la Conferencia de Naciones Unidas para Negociar un Instrumento Jurídico Vinculante para Prohibir las Armas Atómicas y conducir hacia su eliminación.
El texto que la Conferencia acogió este jueves partió de una base presentada por la embajadora costarricense.
El Tratado tiene como principal objetivo obligar a los firmantes a "nunca, bajo ninguna circunstancia, desarrollar, producir, manufacturar, adquirir, poseer o almacenar armas nucleares u otros artefactos nucleares explosivos, así como usar armas nucleares o efectuar pruebas de armas atómicas".
Además, los Estados que hoy tengan armamento atómico quedarían obligados a destruirlo, al tiempo que se les prohibiría transferirlo a un tercero.
El 27 de marzo, el diario estadounidense The New York Times reportó que la embajadora de EE. UU. ante la ONU, Nikki Haley, encabezó una protesta de países con armamento nuclear contra el Tratado, la cual fue respaldada por los embajadores de potencias como Gran Bretaña, Rusia y China, entre otros.
El argumento de la delegada estadounidense es que este no es el momento idóneo para prohibir las armas nucleares, por lo que llamó en esa fecha a boicotear las conversaciones que acabarán este viernes. Estados Unidos mantiene una posición contraria al Tratado desde la administración de Barack Obama, según The New York Times.
No obstante, Whyte se mostró confiada en un comunicado de la Cancillería costarricense: "Las negociaciones han sido intensas, impregnadas de un espíritu positivo para lograr la elaboración y adopción de este Tratado. El resultado del texto ha sido lo mejor posible dentro del gran desafío de conciliar diversas posiciones entre los Estados".
La experta en relaciones exteriores subrayó que la adopción del Tratado constituiría un hecho histórico para la humanidad.
"Estamos a las puertas de adoptar un Tratado que sin duda complementará y fortalecerá la arquitectura global del desarme nuclear y el régimen de la no proliferación (de armas atómicas)", agregó.
En junio pasado, durante una entrevista con La Nación, Whyte afirmó que un factor que influyó en la decisión de los países miembros de la Conferencia en designarla a ella como la presidenta del foro, fue la autoridad moral de Costa Rica en materia de desarme.
"Evidentemente es un tema muy complejo, pero Costa Rica tiene una gran autoridad moral en el tema del desarme, y ha trabajado históricamente en propuestas concretas de instrumentos jurídicos de tratados en el tema del desarme. (...). Es un tema muy desafiante y una gran responsabilidad. El país presentó su nominación en Nueva York, y el 16 de febrero la Conferencia me designó como presidenta", relató en esa ocasión.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Manuel González, considera que el avance que tuvo la Conferencia este jueves es un "hito" para Costa Rica, que lideró ese proceso en una coyuntura global "especialmente relevante".
A Whyte la respaldó durante el proceso un grupo de diplomáticos costarricenses, entre ellos, la embajadora de Costa Rica en Argentina, Gioconda Ubeda; el embajador en Países Bajos, Sergio Ugalde; los diplomáticos de carrera Marcela Zamora y Norman Lizano; el embajador de Costa Rica ante la sede de la ONU en Nueva York, Juan Carlos Mendoza, y el personal destacado en esa embajada.
Elayne Whyte dijo a La Nación que confía en la presión moral que puedan ejercer los países que apoyan el Tratado para convencer a las potencias atómicas, todas ellas miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, para que no lo bloqueen.
"Lo mejor que uno puede hacer es seguir caminando. Y seguir caminando de buena fe, construyendo a través del diálogo, porque sabemos que ellos (los países opuestos al tratado) tienen una serie de objeciones y de preocupaciones y creo que nosotros, en la medida de lo posible, estamos dispuestos al diálogo y también escuchamos cuáles son las preocupaciones y tratamos de entender de qué manera podemos avanzar para que este tratado se complemente de la mejor manera posible con la arquitectura que ya existe, y fortalezca más bien toda la normativa que ya tenemos", recalcó al consultársele sobre su estrategia para superar el obstáculo que pondrían las potencias.
El proceso que lidera la embajadora Whyte goza de una amplia aceptación dentro de la comunidad científica mundial. A finales del año pasado la Convención recibió un documento de respaldo que firmaron 3.000 científicos, incluido el destacado físico teórico británico, Stephen Hawking y 34 premios Nobel.
Otras 220 organizaciones de la sociedad civil también se han pronunciado a favor del acuerdo, así como el papa Francisco, quien también envió una nota de apoyo a la labor de la Convención.