Una delegación de 75 costarricenses en Glasgow, Escocia, inicia este domingo su participación en la cumbre del clima COP26 con la meta de ser la voz incómoda en las pláticas, entre clamores internacionales de medidas más fuertes, rápidas y ambiciosas para financiar el combate al calentamiento del planeta.
Al final de las próximas dos semanas de conversaciones, una impresión de éxito o derrota de la cumbre depende de un tema que formalmente no está en la agenda pero es el más vital: la movilización de $100 billones anuales a países en vías de desarrollo para mitigar la crisis climática.
Carlos Manuel Rodríguez, exministro de Ambiente y Energía de Costa Rica y actual presidente del Fondo Mundial Ambiental (GEF por sus siglas en inglés) recordó que hoy hay naciones del mundo que invierten $570 billones contra la emergencia climática pero, para estar en la ruta hacia la disminución de 1,5 grados Celsius la temperatura del planeta se requieren $1,3 trillones. Esa cifra se expresa como $1,3 seguida de 17 ceros.
“Invertimos en el mundo un 40% de lo que deberíamos para llegar al 2030 con un 45% menos de emisiones y al 2050 sin ellas. De los $570 billones hoy, 80% es lo que países ricos invierten en sus territorios. Solo 20% es cooperación internacional para el resto. Mover esos $100 billones al año entre todos es clave como señal política, pero es poco dinero contra esa brecha”, advirtió el costarricense.
En esa línea, el viernes 29 de octubre, el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, confirmó que las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, compromisos formales de los gobiernos para acciones climáticas progresivamente ambiciosas, siguen condenando al mundo a un aumento “calamitoso” de 2,7 grados Celsius en el calentamiento global.
“Incluso si las promesas recientes fueron claras y creíbles, y existen serias dudas sobre algunas de ellas, todavía nos dirigimos a toda velocidad hacia la catástrofe climática”, expresó Guterres.
Andrea Meza Murillo, ministra de Ambiente y Energía, expresó que Costa Rica se propone ser una voz incómoda justo para presionar en conjunto a países industrializados como Estados Unidos, China, India y otros, a explicar cómo implementarán esa cooperación que sigue en el plano de las promesas.
De esto depende que haya éxito o no en toda la reunión, explicó en una entrevista con La Nación.
La lógica costarricense en las conversaciones será denunciar que aún hay exceso de millonarios presupuestos en naciones ricas destinados a armamento e inversión en combustibles fósiles.
“Necesitamos que Glasgow salga con resultados robustos y alineados con una visión ambiciosa. Pero es un momento complejo y a veces tenemos señales confusas. Hay muchos fondos de inversión que aún deben acercarse a esto. En los países desarrollados, cuando se requirió dinero por la pandemia, este fluyó pero hay inconsistencias y siento que estamos en una batalla cuando es cambio climático”, explicó.
Meza insistió en que las negociaciones pueden ayudar a “enverdecer” el sistema financiero que, sin conexión con Glasgow, sí es muy importante pues estará atento a las señales del foro.
Para ella, este momento complejo de estrechez económica por la pandemia podría impulsar un golpe de timón político y Costa Rica se propone alzar la voz y resultar molesta si hay algo inmoral respecto a metas pobres o poca ambición. Esa, dijo, es la línea que se lleva.
“¿Cómo es posible que no podemos alcanzar la meta económica en cambio climático pero sí se destine tanto en gasto militar? Somos una voz dura que dice muchas cosas que otros no se atreven y decimos las cosas como son y en esta COP26 se dirán en las distintas salas frente a las naciones que sea. Por esto es que peleamos y por eso nos hemos ganado esa fama que tenemos y, efectivamente, es así y lo haremos”, prometió la jerarca costarricense.
Juventud tica en Escocia
La delegación de 75 costarricenses, agregó la ministra, no son funcionarios públicos, sino que se trata de jóvenes indígenas y activistas que van con patrocinio de organizaciones o por sus propios medios. Meza enfatizó que todos sus gastos (incluidos los suyos) corren a cargo de diversos grupos y organizaciones de apoyo y no de fondos públicos.
Entre ellos, hay varios jóvenes de la Red de Juventudes y Cambio Climático de Costa Rica (RJCCCR), quienes acuden por primera vez a uno de estos foros a brindar asistencia y apoyo a los negociadores. Nirel Vásquez Guzmán, una joven de 21 años, de Cañas Dulces de Liberia (Guanacaste), está en Glasgow para este fin.
“Hay mucha incertidumbre pero vinimos por motivación y pasión, incluso, haciendo sacrificios económicos. Costa Rica es considerada una nación incómodo en las negociaciones. Ha pasado y pasará si es necesario cuantas veces sea. Sabemos esto y entendemos que, si nuestro país se sale de la posición del grupo para remarcar algo que no es ni ambicioso o inmoral, lo hará. Lo ha demostrado y es el legado que procuraremos seguir”, manifestó Vásquez.
Sara Cognuck González, otra tica en Glasgow, trabaja para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) como consultora y ha venido dando asesoría y apoyo a esa delegación de jóvenes. De hecho, ella es cofundadora de la RJCCCR.
Esta vecina de Esparza (Puntarenas), de 26 años, también coincidió en los grandes desafíos, sobre todo, por la propia covid-19, al recordar que los aforos en las reuniones serán más cerrados y eso supone ya un problema.
Además, afirmó que es importante ver cómo influirán los eventos colaterales a las negociaciones formales, pues considera que suelen ser subestimados, a pesar de que ahí es cuando se aprecian las posturas de los países, sus contribuciones y negativas.
“Ahí es necesaria presencia de voces jóvenes pero falta aún ver cómo ampliarlo. Pero cuando se está ahí, en una COP, es muy interesante ver cómo Costa Rica tiene un peso enorme y la gente espera más de nosotros a nivel de política exterior. Nuestro país tiene presencia muy sólida por su voz en estos foros”, remarcó Cognuck.