Costa Rica y Panamá revisan su línea fronteriza en busca de poner orden a un límite movido por la naturaleza y el caos del desarrollo comercial en la franja más delgada del Istmo centroamericano.
Una comisión binacional se dio a la tarea de revisar la línea de frontera, ante denuncias y temores de habitantes de ambos lados de la frontera.
Así lo explicó la directora de Política Exterior costarricense, Linyi Baidal, ante consulta de este diario.
“El sector de Paso Canoas es un caos; los mismos pobladores destruyen los hitos que demarcan la frontera; es una confusión. Hicimos denuncias porque una gasolinera de capital panameño construyó sobre la línea fronteriza, y le iba a echar concreto al hito”, dijo Baidal.
La frontera acordada en 1941 en el Tratado Echandi-Fernández no es la misma que en la actualidad, pues las crecidas del río Sixaola han modificado el cauce que servía de línea fronteriza, lo que provoca la inquietud y molestia de pobladores, comerciantes y finqueros, que ya no tienen certeza sobre en qué país están.
Más hacia el suroeste, en el sector de Paso Canoas, el caos en el desarrollo comercial ha hecho que los hitos que marcan la frontera se pierdan en medio de un mercado improvisado sobre la línea divisoria, donde comerciantes de ambos países se pelean el terreno y levantan sus chinamos, sin respetar reglas.
La situación, que se ha agravado con los años, refleja la fragilidad de una frontera, caracterizada por la porosidad, el contrabando de mercancías y, últimamente, el tráfico de personas, lo que ha hecho que las autoridades de ambos países pongan acciones a los acuerdos tomados desde el 2009, en función de un reordenamiento de los límites.
Seguimiento. Los trabajos en Paso Canoas son una continuación de los realizados en la zona de Sixaola; sin embargo, el pendiente es mucho, y las comisiones de fronteras de ambos países afrontan una labor donde los intereses de comerciantes y los conflictos por propiedades saldrán a la luz una vez que se empiecen a hacer revisiones a fondo.“Es una revisión de toda la línea fronteriza. Hay que revisar los hitos y ver qué decisiones se toman. Se debe definir qué sector se va a revisar ahora, qué sector urge más, porque la parte de Paso Canoas es un sector conflictivo. Es una decisión que deben tomar los dos países”, dijo Baidal.
En este sentido, la parte costarricense trabaja en asocio con entidades como el Instituto Geográfico Nacional, la Policía de Fronteras y el Instituto de Desarrollo Rural (Inder).
Del lado panameño las reuniones y trabajos de campo se realizan en coordinación con el Instituto Geográfico Nacional de Panamá, el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y la Cancillería de esa nación, entre otras instituciones.
La tarea por desarrollar en Paso Canoas implicará un trabajo de diálogo y convencimiento de pobladores que habitan la milla fronteriza del lado tico; algo que no será fácil, explicó Baidal.