Niurka Aday y su esposo salieron de su casa, en La Habana, Cuba, en junio. Están en Costa Rica desde hace cuatro meses, porque en su paso por Colombia les robaron los $4.000 (¢2,1 millones) que habían ahorrado para el viaje hasta Estados Unidos.
Un árabe que encontraron en Paso Canoas les dio hospedaje a cambio de trabajo: limpiando la casa y vendiendo llantas. Ahora se encuentran en la otra frontera, en Peñas Blancas, atascados porque el gobierno de Nicaragua no les permite seguir su viaje hacia el norte.
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Como ellos, casi 2.500 cubanos esperan a que se decida su futuro. Mientras tanto, la mayoría cuenta historias similares: vendieron todo para hacer la travesía, han pasado hambre y fueron víctimas de sobornos por parte de policías, sobre todo en Colombia. Según sus relatos, en ese país hay retenes cada 20 o 30 kilómetros, donde los oficiales les cobran por pasar.
Drama. “Salimos de Cuba el 27 de setiembre. En Ecuador estuvimos un mes exacto y el 28 de octubre, salimos para Colombia. Ahí fue donde más trabajo pasamos”, contó el albañil José Alberto Ulloa, de 29 años.
Agregó que él y sus acompañantes tuvieron que dar $150 (¢81.000) cada uno a un jefe de Migración para poder seguir.
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“En Ecuador no hay problema, simplemente cruzas una calle con un puente y ya estás en Colombia, pero apenas entras ahí, ya estás tirando plata, los taxistas van detrás de ti”, continuó. Un viaje en bus de solo 10 kilómetros les costó $750 (¢405.000), porque les dijeron que había un retén policial por el que no iban a poder pasar, lo cual resultó ser mentira.
Sobre el paso a Panamá, Ulloa recordó: “Estuvimos un día en la casa de los lancheros. Al otro día, a las 4 a. m., brincamos hacia Panamá, en lancha por dos horas. Nos cobraron $450 (¢243.000) por cabeza y había gente a la que le cobraban hasta $700 (¢378.000). Nos trasladaron de ahí a Puerto Obaldía (Caribe panameño) en otra lancha más. Ahí fue donde yo la vi fea de verdad, estuvimos seis días sin comer”, comentó, pues él tuvo problemas para recibir dinero de familiares en Estados Unidos.
En ocasiones pagaron hoteles de $10 (¢5.400). Entre retenes, autobuses, lanchas y extorsiones, el viaje le ha costado $2.900 (¢1,5 millones), y aún falta la mitad del camino hacia su destino final.
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Nasandy Soto, enfermera de 34 años, vendió su casa, el carro y la mayoría de sus pertenencias para poder emprender el viaje: “Los gastos van siendo variables, según las estancias que necesites; entre las comidas y cosas que se van presentando y tienes que pagar. Por ejemplo, el país más peligroso, donde más dinero le han sacado a los cubanos es en Colombia, que aún teniendo un salvoconducto si te coge Migración, aún así, los agentes policiales te sacan dinero de una forma o de otra, no importa que tengas papeles legales o no”, narró Soto.
Un cubano que prefirió no identificarse dijo que, si bien tuvo problemas en Colombia, lo peor lo vivió en Nicaragua, cuando el Ejército les tiró gases lacrimógenos y los devolvió a Costa Rica.