Después de más de 100 horas de trabajo y sin cobrar un colón, María del Rosario Camacho Badilla está a punto de terminar de bordar el escudo de la banda presidencial que Carlos Alvarado portará el próximo 8 de mayo al asumir el poder. Es la banda del bicentenario.
Es un honor, pero ella se lo toma con calma.
Sus manos, con más de 20 años de experiencia en el bordado, son las mismas que elaboraron el escudo y la banda que Luis Guillermo Solís lució, hace cuatro años, cuando le correspondió juramentarse como mandatario.
En aquella ocasión, fue Mercedes Peñas, actual primera dama, quien la contactó para pedirle que se hiciera cargo de tan importantes insignias.
Doña Rosario cuidó cada detalle en su bordado: las banderas, el sol, las estrellas, las cordilleras, los océanos, los buques ... Todo está en su sitio y en la proporción precisa. "Esto no tiene precio", dice la vecina de Santo Domingo. "Aún si cobrara un millón de colones, es más el trabajo que lleva".
Regalo para un presidente que aún no lo era
A mediados de marzo, una persona que conoció en el traspaso de poderes del 2014 la contactó para pedirle que le hiciera la banda presidencial y el escudo a Carlos Alvarado.
Sin embargo, la insignia lleva tanto detalle que doña Rosario prefirió adelantar la compra de los materiales y comenzó el bordado el 26 de marzo.
“Le dije a este muchacho: ‘Vea, yo lo voy a empezar a hacer porque eso lleva mucho trabajo, si le dicen a uno el día que gana que lo comience a hacer, Dios, es mucho estrés para uno’. Entonces yo le dije: ‘Yo lo voy a comenzar a hacer; si gana él se lo doy y, si no, al que gane’ (...) El primero de abril yo ya le había hecho las letras, ya le había hecho el lazo”, relaltó la artista.
Avanzó sin saber que luego sería contactada por una funcionaria de la Cancillería para hacerle la misma solicitud. Le informaron que solo estaría a cargo de confeccionar el escudo nacional de Costa Rica porque unas monjas ya estaban cosiendo la banda presidencial.
“Le dije: ‘Vea, yo hace tiempo vengo haciendo el escudo porque una persona fue la que me lo encargó. Ella me dijo que ni lo conocía y yo les dije que se pusieran de acuerdo”, contó doña María del Rosario.
Negocio y terapia
El tiempo que doña María del Rosario le dedica a la manualidad lo combina con las clases de bordado que imparte en su casa. Además, es empresaria: importa lana de España y la distribuye en pasamanerías.
La mujer empezó a fabricar manualidades como un pasatiempo.
Había dejado su trabajo de oficina en el sector público y, aunque se dedicaba a cuidar a sus hijas, buscaba algo en qué ocupar su tiempo libre. Y lo encontró. Hoy, su arte está plasmado en manteles y cuadros que guindan en las paredes de su casa.
Encontró, además, una forma de dar terapia a personas con depresión. El bordar es relajante y satisfactorio una vez que está terminada la pieza, según dice.
Para este jueves, doña María del Rosario ya casi tenía listo el escudo para la banda del futuro presidente, a quien todavía no conoce.
A diferencia de esta ocasión, hace cuatro años, Luis Guillermo Solís se presentó hasta en cuatro ocasiones en su casa con el "traje presidencial" para probarse la banda y calcular dónde se colocaría el escudo.
Fue tal el acercamiento con Solís, que ella incluso le solicitó una foto el día del traspaso de poderes
En los últimos años, doña María del Rosario le ha seguido la pista al mandatario actual. Sobre su gestión considera que a Solís se le conoce más por sus escándalos como el del cemento chino y menos por el "trabajo hormiga" que pudo hacer en favor del país.
A Carlos Alvarado le aconseja rodearse de gente capaz y honesta. Señaló que, a diferencia de otros políticos, el próximo presidente no está criado en la política y eso le podría jugar en contra si no se acompaña del mejor equipo posible.