Stella Chinchilla, habitual asistente a protestas contra el Gobierno, y quien suele reportarlas gráficamente, asistió el martes pasado a la manifestación convocada por los exdiputados Óscar Campos, Célimo Guido y José Miguel Corrales, contra la administración de Carlos Alvarado.
No obstante, Chinchilla afirma que salió corriendo del evento al notar que algunas de las consignas no tenían nada que ver con sus convicciones.
“Tuve que apagar la cámara luego de escuchar a la diputada Díaz (Shirley Díaz, del PUSC). Hablaba de ideologización, de religión, de que a los costarricenses les quitaron los valores; tuve que irme cuando gritaban ’fuera ateos de Casa Presidencial’; tuve que irme cuando una señora me felicitaba porque las mujeres al fin salíamos a las calles a protestar y, además, invocaba la carta de un santo para que leyera porque este Gobierno es comunista... Salí corriendo”, escribió Stella en su perfil en Facebook.
Se trata de la marcha en la que surgieron actos de violencia contra la Policía de Tránsito, contra la prensa y hasta contra el director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS), Eduardo Trejos.
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A la actividad, convocada contra las medidas tomadas por el Gobierno durante la pandemia, asistieron personas de diversos sectores.
Sin embargo, no todas las consignas comulgaban y mucho menos las formas, pues hubo quienes reprocharon los actos de violencia contra las autoridades y contra la prensa.
Por ejemplo, José Pablo Camacho, entrenador físico y vecino de Heredia, reprendió al joven que lanzó un explosivo debajo de una grúa de la Policía de Tránsito.
Camacho explicó que él asistió por la necesidad de empleo en el país y no quería ningún tipo de violencia.
“Yo lo único que quiero es que no salgan noticias de que nosotros hacemos vandalismo o locuras y que nos den un mal nombre”, expuso.
“Yo necesito que la gente no se vuelva loca ni nos dé un mal nombre. Vengo de Heredia, soy entrenador y tengo trabajo, pero cuántos no tienen ni dinero para venir, ni para los pases, ni para pagar el teléfono”, comentó.
A la manifestación asistieron trabajadores de bares y gimnasios, así como desempleados, transportistas y representantes del sector arrocero, el cual acaba de lograr un acuerdo para que no se liberalice el precio del arroz.
Además, se hicieron presentes simpatizantes en Costa Rica del grupo QAnon, movimiento en redes sociales que sigue a un supuesto alto funcionario del Gobierno de Estados Unidos, identificado como “Q”.
Este informa sobre los supuestos planes de Donald Trump para desmantelar una presunta red satánica de pedofilia, conformada por políticos del Partido Demócrata, empresarios y celebridades.
El QAnon sostiene que el mandatario estadounidense lucha contra un supuesto gobierno de dominación mundial.
Los simpatizantes de ese grupo se identifican con una Q en su foto de perfil y con consignas contra el uso de mascarillas y en favor del consumo de dióxido de cloro como tratamiento contra el covid-19.
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Antonio Zamora, uno de los asistentes a la manifestación, aseguró que su visión de la protesta es de orden espiritual.
“Realmente se está montando en el mundo un totalitarismo mundial y viene desde lo más profundo del infierno. Ahora se vino esta pandemia. Es un gobierno mundial que se quiere instalar y todos los gobiernos títeres, como este que tenemos, son hijos del demonio, porque apoyan algo del demonio y yo tengo que luchar contra todo esto”, dijo Zamora.
Añadió que, en su criterio, el actual es un gobierno demoníaco porque “el demonio divide, separa, destruye y eso es todo lo que está haciendo”.
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Un día después de la manifestación del martes, en una conferencia transmitida por Facebook, Célimo Guido aseguró que la manifestación era pacífica y le dio a la protesta una nueva consigna de tipo ideológico: el reclamo contra la “venta de activos” del Estado, una de las opciones que el Gobierno evalúa para equilibrar las finanzas públicas.
“Ya los ticos le estamos perdiendo el miedo a la pandemia, porque sabemos que es peor la pandemia de la economía”, dijo.
Fotografiando y agrediendo periodistas
En la manifestación, además, surgieron fuertes discusiones entre los presentes. Algunos empezaron a reclamarle al periodista Allan Jara, quien llegó procedente de San Carlos, por haber sido corresponsal de Telenoticias de Canal 7 y él les respondió que hablaban sin contexto y sin conocer su realidad.
Otro vocero del movimiento, que no se identificó a la hora de participar en la conferencia, pidió disculpas a los periodistas “si en algún momento se les maltrató por parte de personas que estuvieron en la marcha”.
En esta manifestación, algunos participantes agredieron a los equipos periodísticos de Columbia, Teletica y Repretel que cubrieron los hechos. Por ejemplo, al periodista Alejandro Arley, de Columbia, lo rodearon, lo insultaron, le gritaron, le tomaron fotos, lo patearon y lo punzaron con la punta de un paraguas.
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Este vocero no identificado alegó que los medios “satanizan el movimiento”.
Además, en varias páginas y perfiles que llamaron a la protesta, compartieron fotografías de los periodistas que cubrieron la marcha con el fin de “quemarlos”, o sea, dejarlos en evidencia. Son los mismos sitios en los que criticaron que oficiales de la Fuerza Pública tomaran fotos de la manifestación.
“Mando un mensaje al pueblo que no crean todo lo que escuchan. Tenemos medios alternativos hoy día que dicen la verdad e informan la verdad”, dijo ese dirigente.
Algunos de los manifestantes empezaron a difundir, tanto en el lugar como por redes sociales, teorías conspirativas sobre una supuesta relación entre la aparición de los medios y los brotes de violencia.
No obstante, los momentos en que manifestantes se enfrentaron a periodistas fueron muy distintos entre ellos, pues al equipo de Teletica lo confrontaron en el bulevar del Museo Nacional, cerca de la Asamblea Legislativa; a Repretel, en la Casa Presidencial, y a Noticias Columbia, también en Zapote.
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Precisamente, por esos brotes de violencia, varios de los participantes se enfrentaron entre ellos en algunos momentos. Incluso, Célimo Guido, uno de los organizadores, llamó a la calma en varias oportunidades desde el micrófono.
José Miguel Corrales alegó que hubo “personas que se exacerbaron en su lenguaje” y dijo que eso fue porque “la lengua es maś rápida que el cerebro”.
“A quienes se les maltrató de palabra, personalmente les doy disculpas, porque eso no es el movimiento”, dijo el experimentado exdiputado.
Cerró diciendo que no es posible que la vida de un perro sea más importante que la de una persona, cuando encarcelan a alguien que mata a un perro, y “si matan a una criatura en el vientre de la madre, más bien lo aplauden”.
Corrales agregó esa declaración pese a que no existe ni siquiera en discusión del Congreso, ninguna propuesta para legalizar el aborto libre.
Entre las manifestaciones sobre la marcha no faltaron las acusaciones sobre corrupción en el Gobierno y señalamientos de que los altos funcionarios “solo piensan en beneficiarse ellos y a todos los que están alrededor del Gobierno”.
Así lo declaró un manifestante, quien solo se identificó como Alejandro, en declaraciones en video para La Nación. “Nos tiene en pie de lucha la corrupción. Más y más impuestos, solo eso piensan. La corrupción está carcomiendo la democracia”, dijo.