Los diputados están a un paso de prohibir todos aquellos juegos de pólvora que provoquen más ruido que una moto, el paso de un tren, la maquinaria de una fábrica o las sirenas de los bomberos.
En la Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa, los congresistas dictaminaron afirmativamente, el 9 de setiembre, una reforma presentada por Alexander Barrantes, del Partido Progreso Social Democrático (PPSD), que pretende incluir los productos pirotécnicos ruidosos entre los artículos prohibidos en la Ley de Armas y Explosivos.
El proyecto recibió el aval unánime de los seis legisladores que estaban presentes en el momento de la votación: Óscar Izquierdo y Gilberth Jiménez, del Partido Liberación Nacional (PLN); Daniela Rojas, de la Unidad Social Cristiana (PUSC); Ariel Robles, del Frente Amplio (FA); Kattia Cambronero, del Partido Liberal Progresista (PLP), y la independiente María Marta Padilla.
Se trata de una modificación a los artículos 3, 25 y 68 de dicha legislación, para prohibir toda la pirotecnia que supere los 85 decibeles (dB). Según sitios especializados en cuidado de la salud auditiva y también de protección a los animales, los juegos de pólvora pueden alcanzar los 190 decibeles, aunque la intensidad regular oscila entre los 140 y los 170 dB.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, una persona no debe estar expuesta de forma sostenida, por ejemplo, durante su jornada laboral, a niveles superiores a los 85 decibeles.
La organización no gubernamental (ONG) Mutualidad Argentina de Hipoacústicos (MAH) publicó que un vehículo de transporte tan popular como una motocicleta genera un ruido entre los 85 y 95 decibeles, cuando va a una velocidad de 60 kilómetros por hora. Con una moto de mayor cilindrada y a velocidades mayores, esa medición puede llegar hasta los 110 decibeles.
La consultora ambiental española Allpe indica que el tráfico de la ciudad, los electrodomésticos ruidosos y el interior de un avión rondan los 80 decibeles, mientras que el paso del tren, la maquinaria de una fábrica, las sirenas de los bomberos y una manifestación ruidosa tienen como promedio la medida de 85 decibeles.
En Costa Rica, la Ley de Tránsito prohíbe que el ruido emitido por los vehículos sea de 96 decibeles en el caso de automóviles menores a 3,5 toneladas, mientras que el máximo para motos, bicimotos y microbuses es de 98 decibeles.
Barrantes explicó que la pirotecnica de altos decibeles causa afectación en la infancia del espectro del trastorno autista (ETA), así como en los niños en gestación, por lo fuerte de los sonidos.
El oficialista también enumeró que ese tipo de juegos de pólvora no solo afecta a los animales domésticos, sino también a la fauna silvestre de lugares como el parque Manuel Antonio, donde los animales han sido ahuyentados durante celebraciones como las navideñas, al punto de que han dejado desprotegidos a sus crías.
El diputado agregó que no habría ninguna prohibición a los juegos como volcanes, bengalas y otro tipo de pirotecnia de poco impacto.
Ariel Robles, del Frente Amplio (FA), enfatizó que los animales domésticos son bastante afectados por los sonidos de alto impacto de ese tipo y mencionó que muchas municipalidades ya están tomando decisiones para emitir moratorias que prohíban ese tipo de pirotecnia.
El proyecto establece, mediante un transitorio, un plazo de 24 meses después de la entrada en vigencia de la ley para que las empresas que aún posean productos pirotécnicos, pólvora menuda de lucería o explovisa aérea, puedan comercializarla, importarla, exportarla, o utilizarla.
La iniciativa todavía debe ser conocida en el plenario de la Asamblea Legislativa, para recibir su aprobación en dos debates.