Los diputados no lo podían creer y, con una frase, uno de ellos resumió la comparecencia del gerente general del Banco Nacional de Costa Rica (BNCR), Juan Carlos Corrales, este jueves, en la Comisión de Control de Ingreso y de Gasto Público.
“No hay duda en esta comisión de que hubo una violación a la libertad de prensa”, dijo el congresista Rolando González.
Poco antes, Corrales había reconocido ante ese foro legislativo que había solicitado a la gerenta de Publicidad (Patricia Jara) de la entidad bancaria cortar la publicidad en el periódico La Nación , a raíz de publicaciones críticas sobre la administración de la entidad, en particular una sobre el riesgo financiero del Banco Internacional de Costa Rica Sociedad Anónima (Bicsa), cuya propiedad comparte el BN con el Banco de Costa Rica.
Junto con González, los oficialistas Ottón Solís y Epsy Campbell; Mario Redondo, de la Alianza Demócrata Cristiana (ADC), y el libertario Otto Guevara criticaron la decisión de Corrales de castigar las publicaciones periodísticas, que el propio gerente bancario reconoció como todas ciertas y bien documentadas.
Confesión de parte. Incluso, Redondo -quien preside ese foro investigador sobre el gasto público- sentenció que ante “confesión de parte, relevo de prueba”, lo que quiere decir que al reconocer Corrales que cesaron la publicidad a este medio por sus publicaciones, no quedaba duda que se intentó incidir en la línea editorial.
Para Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC), es gravísimo que primero Corrales reconozca que lo publicado por La Nación es cierto y, luego, se imponga una “pausa” en la colocación de publicidad.
“Creo que hubo una mentira enorme y, además, me preocupa que la Junta Directiva del BN no sancionara al gerente por el fondo, o sea, por cortar la publicidad, sino que lo sanciona por intentar hablar con el presidente de La Nación y no con el director”, detalló Ottón Solís.
Aunque los liberacionistas González y Julio Rojas se manifestaron preocupados por el castigo a la prensa, también consideran que es delicado que dentro del Banco “no se guarde sigilo ante información confidencial”.
De hecho, González apuntó que es extraño que no se haya ordenado una investigación para determinar quién es esa “garganta profundísima” que proporciona información a la prensa.