A pocos días de dejar la Dirección General de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), Jorge Sequeira, insiste en que existe un “descalce” entre los profesionales que está graduando el país y los que demanda el mercado.
Sostiene que si bien hay unas 300.000 personas desempleadas, las empresas foráneas podrían generar al menos 26.000 puestos más de trabajo, pero que el país carece del personal idóneo para desempeñar esas labores, las cuales están relacionadas con carreras en tecnología, matemáticas, ciencia e ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés).
Tras ocho años, Sequeira dejará la dirección de Cinde el viernes 24 de marzo En una entrevista con La Nación, él hace un recuento de su paso por esa agencia de atracción de inversión extranjera, de la situación actual del país, sus retos y logros:
—¿Se va satisfecho con la labor realizada?
Me voy satisfecho, absolutamente. Satisfecho con una junta directiva robusta, que ha apoyado cada una de las decisiones que tomamos. Satisfecho con el equipo gerencial.
“Logramos en ochos años triplicar la cantidad de empleo neto que se genera por año; pasamos de 6.000 en el 2015 a 19.000 en el 2022. En los últimos seis años, duplicamos el empleo neto acumulado de 90.000 a 182.000, es decir, en seis años logramos acumular tanto empleo como se había acumulado en los 34 años anteriores. Son números muy sólidos.
“El número de empresas acumuladas en los últimos ocho años lo duplicamos, de 200 a 405 al cierre del 2022. En ocho años logramos acumular el mismo número de empresas que habíamos logramos acumular en los 32 años previos de vida de Cinde”.
—¿Dejó algo pendiente?
Siempre queda mucho pendiente. Es una meta que se va moviendo constantemente; usted va logrando estos objetivos, pero quiere lograr más. Queremos ahora no solo lograr todos estos objetivos que han sido fundamentalmente concentrados en la meseta central, sino que estamos redoblando esfuerzos para que también podamos llevar mucho más desarrollo, empleo y bienestar a las zonas fuera de la GAM. Pero eso Cinde no lo puede hacer solo.
“¿Cuál es la tarea pendiente? Seguir articulando con el Gobierno (INA, MEP, Ministerio de Trabajo), con los gobiernos locales, etcétera, para que podamos seguir logrando estos números y crecer. Pero no está en manos de Cinde solamente, porque nosotros no tenemos en nuestras manos construir las carreteras, llevar la electricidad y la conectividad de fibra óptica redundante, a un costo competitivo.
“Tener los planes reguladores en las municipalidades. Tener disponibilidad de agua. Todos esos temas no dependen de Cinde. Podemos soñar con convertir a Costa Rica en un país desarrollado, ser la Irlanda de las Américas; pero no son sueños fantasiosos, es un sueño que es factible lograrlo, porque ya tenemos 180.000 costarricenses trabajando en la economía del conocimiento que nos dice que sí se puede.
“Hagamos lo que tengamos que hacer a nivel país, alineémonos en una visión país si queremos convertirnos en la Irlanda de las Américas; tomemos las decisiones valientes que haya que tomar en todos esos campos que acabo de mencionar”.
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—¿Qué se hizo diferente como país para lograr esos números en estos ocho años?
Pasa por la definición de una nueva propuesta de valor país basada en tres P: personas, planeta y prosperidad. A partir de esa definición hemos tratado de posicionar a Costa Rica de una manera diferente. Obviamente, no como un país donde es barato venir a hacer negocios, sino más bien posicionarlo a través del talento humano. Esa es la primera P, personas. Tenemos todos los indicadores que le dicen al mundo por qué somos un buen lugar para venir, somos el país en América Latina que más porcentaje del PIB (producto interno bruto) invierte en educación, por ejemplo.
“La segunda P, que es de planeta, aprovechamos el posicionamiento del país en materia de reforestación, que tiene sus parques nacionales, que tiene el 6% de la biodiversidad en el 0,03% del territorio mundial, una matriz energética 100% limpia y renovable, etcétera.
“Esos elementos son cada vez más importantes a la hora de tomar la decisión de venir o no al país. Ha cambiado tanto que le puedo decir que cuando inicié con esta labor (hace ocho años), no era un tema que hablaba con los clientes y en los últimos dos años es de los primeros temas de discusión. Ya eso está en sus tablas para evaluar países”.
—¿Hace ocho años qué preguntaban?
Antes era un tema meramente de costos, que lo sigue siendo, no nos confundamos. Efectivamente, si nos hacemos demasiado caros, por más ambiente y por más que salvemos a los tiburones y demás, las empresas van a decir ‘además de ser socialmente responsable, tengo que ser rentable’.
“No perdamos de vista que el tema de costos sigue siendo importante, solo que ahora además del tema de ser competitivos, productivos y tener talento humano, quieren ir a países donde se sientan seguros, donde haya seguridad jurídica y donde exista este compromiso con la sostenibilidad y los derechos humanos.
“Parte de la propuesta de valor agregado es: no invierta en cualquier lado, invierta con propósito”.
—¿Y la tercera P?
Ese ecosistema de prosperidad incluye a las empresas, al Gobierno (Comex, Procomer, MEP, INA y el resto de las instituciones), a la academia pública y privada, las cámaras empresariales. Todos estos jugadores que hacen posible que hoy día seamos un país tan exitoso en atracción de inversiones.
—Durante años hemos debatido sobre la necesidad de formar a nuestros jóvenes en las carreras STEM y en el aprendizaje del inglés. Pasan los años y seguimos viviendo la misma problemática. Incluso con la pandemia y las huelgas previas, la situación se ha acrecentado. ¿Esta situación cuánto incide a la hora de salir a buscar inversionistas? ¿Ellos sí notan o temen una desmejora o seguimos siendo competitivos a nivel mundial?
Absolutamente, todos los años lo ponemos sobre el tapete. Nuestra mayor fortaleza es el talento humano, pero nuestro mayor reto es el talento humano, porque las empresas quisieran crecer y más rápidamente, y generar más empleo, pero no encuentran suficiente talento.
“Continuamos con un descalce entre los profesionales que estamos formando y lo que la economía globalizada —de la cual Costa Rica ya forma parte—, está demandando. Tenemos la posibilidad de generar decenas de empleos, miles de empleos más, pero que no los podemos generar porque nuestro sector académico no los está produciendo.
“Necesitamos orientación vocacional, necesitamos más carreras técnicas, del tipo STEM (tecnología, matemáticas, ciencia e ingeniería), en nuestras universidades”.
—¿Cuáles empresas quieren contratar más, las que ya están en el país o algunas que quisieran venir?
De las dos, pero donde vemos un número más grande es de las empresas que ya están aquí y tienen cientos o miles de empleados y dicen ‘estoy fascinado, me encanta el talento humano, estoy contento de hacer negocios aquí, pero quiero más’.
—¿Qué tipo de profesional está demandando el mercado y no se está generando?
Tenemos un sitio, www.thetalentplace.cr, ahí tenemos las diez carreras técnicas más demandadas, las diez carreras para profesionales de servicios y para manufactura. Así como las habilidades blandas que están demandadas.
Típicamente van a ser las STEM: desarrollo de software, ciberseguridad, analítica de datos, contabilidad y finanzas...
—Pero que sean bilingües…
Eso es absolutamente fundamental en toda el área de servicios, en manufactura no necesariamente, aunque sí deben tener un manejo básico para leer algunas instrucciones, pero no tienen que ser bilingües.
“El personal administrativo y de supervisión sí tiene que ser bilingüe porque tienen que interactuar con personas de las compañías afuera o tiene que viajar para recibir capacitaciones.
“Nosotros hemos insistido en que deberíamos convertir a Costa Rica en un país bilingüe, que sea una meta para el 2030, el 2028, que tengamos una meta concreta, que todos los muchachos que se gradúen del colegio sean bilingües”.
—¿La solución pasa por crear más profesionales en carreras STEM y en el bilingüismo, básicamente?
Si queremos crecer más rápido en servicios. En bienes, el reto es más grande, porque ya entran los temas de infraestructura, sobre todo, si queremos crecer fuera de la GAM. Cinde no es quien les dice a las empresas donde se ubican; las empresas se ubican donde encuentran las condiciones de competitividad para operar.
“Fuera de la GAM intentamos atraer al sector alimentario y agroindustrial que sí se pueden abastecer de los productores que están fuera de la GAM que son, básicamente, agrícolas. Por eso tratamos de llevar ahí ese tipo de inversión.
“¿Pero qué nos dicen estos inversionistas? Diay, que sigue siendo un destino relativamente caro para operar, porque nuestra electricidad sigue siendo relativamente cara comparada con otros países con los que competimos. Nuestra mano de obra es cara, sobre todo la no calificada, cuando la comparamos con otros países de la región.
“Los retos grandes también pasan por infraestructura, electricidad redundante y de calidad, conectividad, agua y planes reguladores”.
—¿Cuán complicado es llevar inversión extranjera directa fuera de la GAM?
Tenemos ocho años trabajando con las comunidades fuera de la GAM analizando qué deben ir mejorando; mucho del trabajo es de articulación entre qué se tiene y qué se debe llenar. Esa articulación no es sencilla, en más rápida en algunas comunidades que en otras (…). No están en manos de Cinde, depende de las comunidades y del Gobierno.
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—Decía al principio que faltan decisiones valientes…
Definitivamente, y de visión país, y de que nos pongamos de acuerdo sobre el país que todos queremos. Un país más igualitario, con más y mejores posibilidades para todos los costarricenses. Hay que cambiar, ya no somos la economía agrícola de hace 50-70 años.
“Es una economía que está insertada en la economía global, de la cuarta revolución industrial. Nuestro sistema educativo tiene que cambiar y adaptarse desde primaria hasta la educación superior. Eso quiere decir que, si tengo un FEES que solo dedica el 15% al TEC, por ejemplo, eso debe de revisarse.
“Debería ser una meta país que todos los muchachos se gradúen bilingües y con conocimientos básicos en manejo de computadoras. Usted le da esas dos cosas a un muchacho y ya se defiende en la vida”.
—Ahora hablaba de la generación de empleo, pero la tasa de desempleo está estancada en cerca del 12%. Y la población ocupada actualmente es menor a la que teníamos antes de la pandemia. Esos indicadores no se mueven. ¿Desde la parte de Cinde, que es atraer inversionistas, qué se puede hacer diferente para revertir esos datos?
Tenemos un problema estructural, hay casi 300.000 personas sin trabajo y nosotros estamos necesitando 26.000 personas más de las que generamos. Hay un descalce, la falta de formación que tienen estas 300.000 personas y las expectativas que tienen las empresas para contratar. ¿Qué puede hacer Cinde? Ayudar con orientación vocacional para que las personas que no tienen trabajo se capaciten, cómo yo adquiero nuevos conocimientos o refuerzo los que ya tengo para poder ser nuevamente empleable.
“Tenemos que seguir generando las oportunidades de empleo, pero hay que decirle al país que estas son las habilidades que se necesitan. Estamos trabajando con el INA y MEP, pero no a todas las personas les interesa trabajar en estos sectores. Hay personas que quieren trabajar en otras cosas. Eso es parte del reto, cuando hemos hecho los llamados, no llega la cantidad de gente que nos gustaría que llegara; a veces es difícil regalar estas becas (en carreras STEM)”.
—¿Ahora es más fácil o más complicado vender a Costa Rica en el mundo?
Hoy es menos difícil, aunque tenemos una competencia feroz.
—¿Con cuáles mercados?
Depende del sector. Tenemos competidores en el sureste asiático, como Malasia y Vietnam, que son grandes competidores, obviamente el mismo China. Luego, tenemos en Europa del Este, sobre todo, en servicios y manufactura de dispositivos médicos, fundamentalmente Polonia, Hungría y Bulgaria y otros. Antes de la guerra, Ucrania.
“A nivel latinoamericano nuestros competidores directos son México y Colombia. Para dispositivos médicos, República Dominicana.
“Para estos sectores que queremos atraer fuera de la GAM (agroindustria y sector alimentario), con toda la región centroamericana.
“Tenemos competidores en todo el mundo, cada día es más difícil ganar con muchos competidores que lo están haciendo muy bien, muchos países dan incentivos enormes, Costa Rica tiene el régimen de zona franca que es una gran herramienta, pero nosotros no le decimos a las empresas: ‘si usted se viene a construir su planta en mi país y me contrata 500 personas, tiene 10, 15, 20 millones de dólares para que usted se instale’. Nosotros no tenemos esa capacidad. En otros países dan incentivos para la investigación y el desarrollo, como Israel, Irlanda, Estados Unidos y Alemania.
“Tenemos un gran prestigio, Costa Rica está bien posicionado en el mapa, quieren las empresas venir aquí, porque vieron que hay talento, que tenemos una posición geográfica privilegiada, tenemos un buen régimen de zonas francas, tenemos tratados de libre comercio, estamos en el mismo huso horario de Estados Unidos. Todas esas ventajas, eso nos beneficia. Pero, por otro lado, estamos en un mundo cada vez más competitivo por cada inversión”.
—¿Cuánto incide en la atracción de inversión extranjera directa, la estabilidad política y de la democracia del país?
Es un factor fundamental. Cuando hablaba de reglas del juego claras, eso pasa por la estabilidad política, social y económica, y eso juega un rol importantísimo. Nuestro compromiso con la democracia, nuestra trayectoria intachable, un país democrático y estable. Son esos intangibles que le dan seguridad al inversionista.
—En ese aspecto en específico, la estabilidad política, ¿cómo se encuentra el país ante los inversionistas internacionales? ¿Existe temores por la inseguridad jurídica?
De parte de los inversionistas hay una confianza absoluta en la institucionalidad de Costa Rica y en nuestro sistema democrático. Los trapos sucios que nosotros podamos estar lavando aquí adentro son temas nuestros. El inversionista, gracias a Dios, ve un país democrático, estable, que acaba de pasar por elecciones libres y eso por suerte sigue siendo una fortaleza.
—¿Algún empresario ha mostrado temor por la inseguridad jurídica?
No, por lo menos hasta ahora no.
—¿Cree que algún mensaje del nuevo gobierno ha incidido en la atracción de inversiones de manera negativa?
Yo diría que al contrario. El presidente (Rodrigo Chaves) ha sido enfático en su apoyo a la inversión extranjera directa. A los inversionistas les gusta el anuncio de reducir trámites. Está la intención de hacer un cambio y eso es positivo. Las empresas valoran eso, que se vean los esfuerzos; tal vez no sean inmediatos los resultados, pero comienza por reconocer que hay que mejorar las cosas.
—¿Cómo ve al país, en su criterio, vamos por buen camino o los retos son mayores?
Costa Rica está en una posición para aprovechar las oportunidades que tiene al frente si hacemos la tarea. Estamos en una posición histórica, única, para aprovechar las oportunidades que tenemos al frente. Tenemos que hacer la tarea, sobre todo, en desarrollo del talento, infraestructura, electricidad, conectividad, etcétera.
—¿Cómo ha afectado la crisis de las tecnológicas a Costa Rica?
Irónicamente para nosotros más bien, en algunos casos, nos ha beneficiado, porque estas empresas están ajustando sus costos y en algunos casos aumentan su presencia en zonas como Costa Rica que son más competitivas; no voy a decir que son más baratas.
—¿No ocasionó que empresas que iban a venir, frenaron su inversión?
Para nada, nos ha generado oportunidades con empresas nuevas y con las que ya están aquí.