En la mañana de las elecciones municipales del 2024, Vera Violeta Benavides, vecina de Desamparados, caminó con determinación hasta su junta receptora de votos en la Escuela Las Gravilias. Su objetivo era claro: votar por un cambio en su comunidad, respaldando al partido cantonal Esperanza Desamparadeña.
Con 60 años, Vera no solo votó, sino que también convenció a vecinos y amigos de otros cantones para que apoyaran e impulsaran el cambio en sus comunidades. Ella defendió esta fiesta ciudadana con sus propios argumentos: si las cosas están mal, hay que salir a votar por un nuevo gobierno local que administre los recursos de manera eficiente y sin la influencia de la política tradicional.
Desamparados, un enorme territorio de 118 kilómetros cuadrados, es el segundo cantón del país con más desastres registrados en los últimos 50 años. Según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), entre 1970 y el 2020, la comunidad enfrentó 954 eventos catastróficos documentados, entre ellos inundaciones y deslizamientos.
Esa es una realidad desafiante para cualquiera de los 12 candidatos que aspiraron por la silla de la alcaldía. En ese cantón, doña Vera fue una de los 167.000 electores convocados a elegir.
A pocos kilómetros de distancia, en la Escuela República de Chile, en barrio Luján, Manuel Mora Quirós, de 70 años, reflexionaba al filo del mediodía sobre la apatía electoral que observaba entre los ciudadanos, especialmente, las nuevas generaciones. “El votar es escoger, es vivir la democracia donde se puede votar. Hubo muy poca campaña”, comentó Mora, bajo el sol que cubrió este domingo la capital.
Motivado por el programa de campaña de un partido local y desencantado con la política tradicional representada por el Partido Liberación Nacional, según afirmó, Manuel depositó su voto con la convicción de un cambio en el cantón Central de San José. “Pasan los años y siempre son los mismos, entonces, ocurrirá lo mismo, que prometen y no cumplen”, señaló Mora, destacando su deseo de una evolución en la dinámica política del cantón.
En tanto, María Azofeifa, impulsada por su compromiso con la democracia, emitió su voto en el Liceo Luis Dobles Segreda, de la Sabana, también en el cantón Central de San José, a las 11 a. m. “Yo la verdad vine a votar porque me parece que es una gran responsabilidad y obligación de todos”, expresó con firmeza. “Después nos estamos quejando de que nada funciona, pero nadie sale a votar”, reprochó.
La expectativa de un crecimiento
Antes del mediodía, la poca participación era evidente en algunos cantones como Tibás, San José y Desamparados. En la Escuela República de Chile, por ejemplo, a esa hora las urnas solo habían convocado al 10% del padrón electoral, precisó Mario Grant, fiscal del partido cantonal Juntos San José.
Aún así, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) mantenía la fe de un aumento en la afluencia ciudadana. Héctor Fernández, magistrado suplente y director general del Registro Electoral y Financiamiento de Partidos Políticos, destacó el crecimiento constante en la participación ciudadana desde el 2002.
En las elecciones del 2020, la participación había alcanzado el 36,3%, una señal alentadora de que la democracia seguía en evolución, según comentó, en contraste con las del 2002, las primeras municipales, cuando participó solo el 22,8%. Para este proceso, 3,5 millones de personas estaban convocadas.
En contraste con el frío ambiente electoral, en la Escuela Santa Mónica de Calle Blancos, en Goicoechea, se pudo observar una notable participación electoral hacia el mediodía. En ese centro de votación, en el que sufragó el presidente Rodrigo Chaves poco después de las 12:10 p. m., se habilitaron 19 juntas receptoras.
Detrás del mandatario votaron Roberto Loaiza y Víctor Ledezma, quienes expresaron su confianza de tener un nuevo síndico en el distrito para impulsar el retorno de un Ebáis y mejorar la seguridad ciudadana. Este último aspecto lo recalcó Ledezma, pues, según sus palabras, el narcotráfico ha penetrado en las comunidades locales.
En uno de los pasillos de esa escuela, María Esther Gutiérrez, comentó que siempre ha votado en las elecciones municipales. Dijo haber acudido muy motivada a las urnas, procurando un cambio para que no queden los mismos de siempre y para tratar de frenar la corrupción. “Gracias a Dios que aprobaron la ley que limitó la reelección de alcaldes”, celebró Gutiérrez, quien aprovechó para quejarse de los huecos en las calles de su cantón.