Cuando Luis Guillermo Solís pidió a sus futuros ministros dejar las sillas en el auditorio para ocupar los espacios en el escenario, brotaron rostros habituales de su partido y otros con cero kilómetros en la política nacional, excepto uno.
Celso Gamboa Sánchez se convirtió en la excepción a la regla anunciada por el propio presidente electo de que no tendría en su equipo de gobierno a ningún miembro del gabinete de Laura Chinchilla.
Tanto fue así, que Solís tuvo que hacer un razonamiento cuando proclamó el nombre del actual viceministro de Seguridad como el jerarca designado de este ministerio a partir del 8 de mayo.
Tuvo que recordar su promesa y correr a explicar: “He reconocido, sin embargo, en don Celso un profesional de muy buen trabajo. Me parece de entera razonabilidad mantenerlo en el cargo. Sé de su calidad y me parece que su trabajo ha sido de excelencia y por eso conducirá asuntos de seguridad pública”.
Algunos de los presentes el lunes en el auditorio del Museo de los Niños pusieron cara de sorpresa y otros aplaudieron. ¿Por qué alguien del gabinete de Chinchilla? ¿Por qué el director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS)? ¿Por qué alguien liberacionista?
Para empezar, Gamboa no es liberacionista. Llegó al actual gabinete en mayo del 2011 llamado por Mario Zamora cuando a este le encargaron el ministerio. Antes ocupaba una plaza en la Fiscalía General de la República, en su sede en la provincia de Limón, donde enfrentó variados y complicados problemas por la criminalidad.
Esta historia la conocía Luis Guillermo Solís, quien atribuyó a Gamboa buena parte de los réditos de las políticas de seguridad en el gobierno de Chinchilla. “Es importante mantener esa línea de trabajo”, argumentó ayer.
Pero no todo tiene que ver con lo profesional. Solís es amigo de la mamá de Gamboa, Cecilia Sánchez, una exfuncionaria del Poder Judicial y actual consultora en El Salvador. Ella de joven participó en grupos de izquierda, donde además coincidió con Alberto Salom, uno de los hombres de confianza de Solís, quien compartió con ella durante la campaña del “no” al Tratado de Libre Comercio (TLC), en el 2007, según contó el presidente electo.
Solís también destacó el coraje en la forma de ser de Gamboa, pues recordó que ha cumplido su trabajo a pesar de haber recibido amenazas de muerte por su desempeño.
Por su parte, Gamboa señaló la necesidad de seguir priorizando la prevención más que la represión, así como el combate a la corrupción en puestos policiales.
El actual ministro Mario Zamora se dijo contento porque la designación de Gamboa es “un reconocimiento a las políticas exitosas en seguridad y la promesa de continuidad en los lineamientos”.