El gobierno de Carlos Alvarado se ve tentado y casi decidido a prescindir del ministro de Educación, Édgar Mora, para deshacer los bloqueos que empiezan a hacer mella en el sector productivo del país.
El ministro sufre un evidente desgaste. Sin embargo, su salida no le garantiza nada al gobierno y no le aliviará las cargas más pesadas al país.
La cabeza de Mora puesta en una bandeja (políticamente) sería un gran botín para el fabricismo y para los demás actores políticos opuestos a la causa LGTBI, como Restauración Nacional.
Nueva República danzaría con el triunfo. Un aliado argentino de Fabricio Alvarado calificó al ministro de ser un "sujeto execrable", es decir, una persona que merece ser condenada.
El gobierno apostaría a que, una vez destituido Mora, ya no tendrían sentido las protestas de estudiantes, que son el punto más sensible de esta coyuntura.
Los traileros exigieron la salida del ministro y hasta el PLN se unió al llamado, con lo cual también el Ejecutivo supondría que la destitución aliviaría presión con estos sectores.
Sin embargo, el asunto no es tan sencillo. Veamos:
¿Bajo qué argumento se concedería la destitución del ministro?
-OPCIÓN 1. Si el argumento es el desgaste político, el gobierno podría nombrar a un nuevo ministro con la misma convicción de defensa de la causa LGTBI que el anterior, lo cual nos llevaría al mismo problema con los sectores fabricista y restauracionista.
¿Y si el nuevo ministro no es del gusto de estos sectores? ¿Entonces, se les otorgaría un poder de veto permanente a los opositores?
Además, la salida de Mora no apaciguará las consignas que justificaron el movimiento en su contra. ¿Se eliminarán los "baños neutros"? No, porque nunca existieron. Lo que existe es una disposición para que, si un alumno sufre bullying en los baños de hombres o mujeres, pueda utilizar un baño individual como el de profesores o el de la dirección.
¿Se eliminarán los drones? No. ¿Por qué habría que eliminarlos? Son herramientas necesarias para estudiantes de agricultura de precisión, los cuales ayudan a maximizar el rendimiento de una finca en momentos en que eso es lo que necesita el sector agropecuario. Sería una involución ceder en este punto.
¿Se abortaría la educación dual? Es decisión de los diputados, en donde hay un ambiente muy favorable al proyecto.
-OPCIÓN 2. Si el argumento para destituir a Édgar Mora es la incapacidad para resolver los problemas de infraestructura educativa o los malos resultados de la educación costarricense, solo un ingenuo pensaría que un nuevo ministro resolverá los problemas en seis meses.
Las causas de ambos problemas son profundas y requieren de tiempo y fuertes cambios, muchos de los cuales los sindicatos educativos no están dispuestos a aceptar.
El MEP tiene un serio problema burocrático y de modelo en el sistema de desarrollo de obras, el cual no se soluciona de la noche a la mañana.
Ningún alumno debería recibir clases en galerones o en salones comunales, como ciertamente ocurre. Sin embargo, la construcción de un centro educativo no se hace en dos o tres meses. Las obras demandan procesos de diseño, licitación y ejecución que la Dirección de Infraestructura y Equipamiento Educativo del MEP (DIEE) no sabe sacar a tiempo. Lo primero era poner orden en esa oficina.
Las juntas de educación tienen miles de millones de colones para obras, pero no son capaces de ejecutar el dinero porque no conocen la materia. La DIEE no es ágil en el acompañamiento a causa de su desorden. Se necesita mano dura, pero las leyes protegen excesivamente a los responsables.
Los políticos deberían ayudar a cambiar las cosas desde el Congreso.
Y en cuanto a la calidad educativa, los resultados actuales son pésimos. Tomará quizá más de una generación cambiar las cosas.
-OPCIÓN 3. La otra opción para destituir al ministro sería alegar que creó los baños "neutros", impulsó la educación dual y compró drones.
Y aquí está el mayor peligro de todos, pues tendríamos que aceptar que cualquier alto funcionario será destituido si empiezan a surgir en redes sociales informaciones falsas o carentes de contexto sobre su labor. Sería aceptar un peligroso juego para cualquier gobierno, de cualquier partido, lo cual ahuyentará a las personas capaces de la política.
No hay baños neutros. La educación dual la impulsó el PLN y ni siquiera aplica para estudiantes de colegios académicos. Y los drones ayudarán a 2.000 alumnos a aprender agricultura de precisión.
-Ahora veamos lo peor...
De las tres opciones, la más probable para justificar la salida sería la OPCIÓN 1, pero el asunto no termina ahí.
Debajo de la guillotina de Mora, están los sindicatos a la espera de que caiga una primera cabeza para que caigan las siguientes.
Y es evidente que cobrarán lealtad a los sectores educativos. Es decir, "si yo te ayudé a quitar a Mora, me tienes que ayudar con mis causas, si los traileros no hubieran bloqueado vías, esto no habría pasado".
Albino Vargas, de la ANEP, y sus traileros hábilmente presionaron por la destitución del ministro, aunque no es un asunto que afecte sus intereses.
Y ahí es donde viene el mayor precio. ¿Cuáles son las causas de los sindicatos y qué tanto arrastre lograrían una vez que, a punta de bloqueos, se dan cuenta de que lograron quitar un ministro?
Sus causas son retroceder e impedir el avance de proyectos de contención del excesivo gasto público. Y los sindicatos quieren meter a los estudiantes en esa danza.
Se trata de la reforma al empleo público, de las medidas de contención de gasto de la reforma fiscal y de la reforma para evitar los abusos con las huelgas. Este último proyecto pretende evitar, por ejemplo, que funcionarios puedan pasar tres meses en huelga sabiendo que es imposible rebajarles el salario.
Sin esos proyectos, el país no se ordenará nunca. Y aún faltan otros cambios, como el cierre de instituciones innecesarias y la reestructuración de Japdeva.
Entonces, hay varios caminos: ceder y frenar las reformas ante el contraataque de Albino Vargas y demás sindicalistas, incluidos ahora los médicos de la CCSS que ven en la coyuntura una oportunidad para sacar su provecho.
Por esa vía, el país profundizará su crisis y, tarde o temprano, habrá más protestas por el desempleo y quizá, en otro gobierno, hasta por el impago de los propios salarios de los funcionarios públicos.
El otro camino es no ceder, con lo cual igual habrá bloqueos y manifestaciones, pero se avanzará en el orden para evitar un peor futuro.