Dos meses transcurrieron desde que el pasado 14 de junio, el estadounidense Keith Clower, quien posee estatus legal de residente en suelo costarricense, fue separado sin explicación de sus dos hijos menores de edad, al intentar ingresar a Costa Rica por el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.
Este jueves 13 de agosto, luego de una larga lucha y con la relajación de las medidas para los residentes con hijos en el país, Clower logró reunirse con sus dos pequeños de 10 y 12 años, quienes lo recibieron entre abrazos y lágrimas de felicidad.
Clower fue devuelto en junio, en el mismo vuelo que lo traía de vuelta a su hogar; los niños fueron detenidos por Migración e iban a ser enviados al Patronato Nacional de la Infancia, cuando su madre, Rebecca Savitsky, que los esperaba a las afueras del aeropuerto, se enteró del caso.
Savitsky, costarricense quien vive en Guanacaste, y es exesposa de Clower, relató a La Nación semanas atrás la lucha e impotencia que vivían tanto el padre como los niños por estar separados. Hoy esta madre celebra el tan esperado reencuentro.
“Marco Badilla (uno de los abogados que lleva el caso), me dijo que iban a cambiar las reglas para residentes y no residentes que tienen hijos y esposas aquí en el país, fue jugársela, porque no estaba oficialmente publicado”, explicó la expareja de Clower.
Según comenta la costarricense, ella le habló al padre de los niños sobre la noticia, y él no lo pensó dos veces y tomó el primer vuelo para dirigirse a Costa Rica.
“A las dos de la tarde yo le dije a mi ex, hágalo, y a las 8:00 p. m. tomó un vuelo de Tampa a Houston, y el próximo día. regresó a las 8:00 a. m., en el vuelo humanitario de United Airlines; cuando llegó al aeropuerto el jueves duró más de tres horas haciendo fila y cuando llegó (oficina de Migración), ahí solo le preguntaron si tenía hijos ticos o esposa tica, el dijo que sí y lo dejaron entrar”, dijo Savitsky.
La madre de los niños detalló que no fue lo que esperaban, pues no le pidieron mayores papeleos para comprobar si efectivamente tenía hijos costarricenses o le hicieron mayores preguntas, lo dejaron pasar, pidieron la prueba de covid- 19, que resultó negativa, y salió sin mayores complicaciones para Guanacaste.
En junio, cuando Clower intentó ingresar a Costa Rica con los niños, luego de pasar unos días en Estados Unidos para asistir al funeral de un pariente, él presentó los documentos que hacían constar que era el padre de los menores y el acta de defunción de su hermana, fue obligado a devolverse.
Debido a lo anterior, la familia interpuso un recurso de amparo ante la Sala Constitucional contra Raquel Vargas, jerarca de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME); sin embargo, este no fue exitoso y perdieron el caso.
En esa gestión señalaban que, además de incumplir con las normas establecidas para permitir el ingreso de extranjeros al país, también se violentaron los derechos de los dos menores.
Luego del cierre de fronteras ordenado por el Gobierno para enfrentar la pandemia, Migración emitió una serie de disposiciones sobre casos excepcionales.
En dos circulares publicadas en los meses de marzo y abril señalaban que se permitía el ingreso para padres extranjeros con hijos menores de edad costarricenses que estén debidamente acreditados.
Demanda contra el Estado
La madre de los menores también narró a este medio su molestia con el Estado costarricense, al cual el estadounidense interpuso un recurso de habeas corpus este jueves, por los hechos ocurridos.
En esta demanda solicitan se condene a la Dirección General de Migración por todos los daños y perjuicios ocasionados, y que se levanten las restricciones de ingreso para los padres residentes permanentes en Costa Rica.
La versión de la tica es firme en que les dieron la espalda y les violentaron los derechos que tenían los dos niños de ingresar con su padre, incluso contó sobre la poca comunicación que se les ha dado.
“Mis hijos mandaron cartas, ellos dos enviaron cartas escritas por ellos al Gobierno, a Casa Presidencial, a Migración y al consulado en Miami, una semana pasó y nadie contestó, mi abogado, Herman Duarte, les reclamó porque pasaban los días y nadie les contestaba.
Al otro día, Casa Presidencial y Migración me mandaron un email que estaban pasando todo al departamento para caso humanitarios, eso fue a las 3:00 p. m., una hora antes Keith ya había ingresado al país”, expresó Savitsky descontenta.
Por ahora la familia hizo a un lado la experiencia que vivieron estos meses, para celebrar que nuevamente están juntos.