Según relata el presidente Carlos Alvarado, en la oficina de correspondencia de Casa Presidencial se apila, a diario, un desfile de cartas con un mismo mensaje: “Ayúdeme. Estoy endeudado”.
El nivel histórico de endeudamiento al que han llegado los costarricenses se traduce en un bajo consumo y en más desaceleración económica, pues las obligaciones superan en 8,4 veces los ingresos de las familias.
El viernes anterior, el Ejecutivo lanzó un programa que les permitiría a las personas altamente endeudadas refundir sus préstamos con mejores plazos y tasas de interés, para que paguen una cuota mensual más baja y mejoren su liquidez (disponibilidad de dinero).
La iniciativa, llamada Crédito de Salvamento, incluye un proyecto de ley, así como acciones de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) y del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif).
En entrevista, el presidente Alvarado afirmó que, si este tema no se resuelve, “no vamos a resolver el tema del consumo en la economía”.
–Pareciera que somos un reflejo del Gobierno: estamos altamente endeudados (Hacienda estima que la deuda del Gobierno Central llegará al 59% del producto interno bruto a finales del 2019).
–Sí. Estos son eurobonos para la gente, poniéndolo así. ¿Por qué? Uno, porque la gente empezó a consumir más, pero a endeudarse más.
“Dos, porque las entidades, muchas veces, cuando prestaban, solo veían el historial crediticio de lo que tenían visibilidad en el Centro Información Crediticia (una plataforma que solo deja ver las deudas que tienen las personas con las entidades financieras reguladas por la Sugef, pero no muestran datos de otras entidades).
"Entonces, daban el crédito, pero puede que, con todas las deducciones, como está pasando hoy, a esas personas les llegan ¢10.000, ¢15.000 (de salario).
"Como no hay tasa de usura, mucha gente cuando llega a esos niveles, se va a la informalidad y viven así: les llegan esos ¢5.000, piden prestado, les dan vuelta, y sus deudas siguen creciendo, con el riesgo de la informalidad y del origen de esos dineros, de la inseguridad real que eso genera, incluso para la vida de la gente.
“Y si alguien les hace esto a las personas (cobrar tasas de usura), no puede ser penado”.
–¿Qué detectaron con respecto a hábitos de educación financiera de los costarricenses?
–Ese es otro tema, la educación financiera. Para entrar a estos programas, que son voluntarios, la gente tiene que comprometerse a un proceso de educación financiera, porque lo que demuestra esto es que no hay educación financiera.
“Y este es otro componente importante del programa de financiamiento: consolide todas las deudas, pero solo se puede tener esa. No es que yo puedo ir a sacar otra y seguir en la fiesta.
“El esfuerzo que hicimos fue hacer una propuesta integral que cerrara todos los frentes.
“Eso lo que hace es que, si voy a la informalidad y alguien me está ‘garroteando’, es perseguible penalmente.
“Se consolidan las deudas, se amplían los plazos, baja la tasa, baja la cuota –que es lo que la gente va a sentir más inmediato– y entonces la persona puede tener un poco más de liquidez y más oxígeno”.
–Y las personas pueden ir a consumir y a reactivar la economía, pero no con tarjeta de crédito, idealmente...
–Exactamente. Hoy estamos hablando de reactivación y le estamos pidiendo a la gente que consuma, cuando ya su margen de consumo lo tuvimos hace cuatro o cinco años.
“Duplicamos el nivel de endeudamiento, nos lo consumimos, y ya llegamos al tope. Entonces, al no resolver esto, no vamos a resolver el tema del consumo en la economía.
“Eso es en la economía, y en las personas es ese sentimiento de desasosiego de ‘no tengo, no me alcanza, tengo que ir a endeudarme’”.
–Si a eso le sumamos el desempleo que aqueja a muchos (la tasa llegó al 11,9% en el segundo semestre del 2019)… En ese punto, el crédito de salvamento es solo para los asalariados, ¿cierto? ¿Qué opciones tienen los trabajadores independientes?
–Esto sirve para gente que tiene trabajo. Como en cualquier crédito, tienen que poder reportar un ingreso fijo, por eso los empleados públicos son de los que más están ahí.
“Por ahora no, pero estamos valorando, por la vía administrativa, dentro de los programas con Sugef, incorporar una modalidad para las personas por cuenta propia, pero que puedan reportar, que tengan un aval de capacidad de pago, que puedan demostrar un flujo de ingresos. Ese es el elemento central. En el empleado público es más seguro, más si tiene una plaza.
“Por ejemplo, más del 50% de los maestros tienen alto nivel de endeudamiento, los policías... Esto es para esas personas, y para trabajadores del sector privado que están altamente endeudados”.
–¿Qué otra medida puede tomar el Ejecutivo para velar por la salud crediticia de los habitantes cuando la banca ofrece préstamos preaprobados que pueden llevar al precipicio financiero?
–Está planteado el proyecto de protección al consumidor financiero. También el de fortalecimiento de los órganos de competencia, que busca proteger de prácticas que no sean las mejores, o en general, la defensa del consumidor.
“Es un tema que hemos estado construyendo durante bastante tiempo y no pasa por una única acción. Pasa por acciones en varios flancos.
“Hay otras acciones que tienen que ver con regulaciones a nivel de Sugef.
“Además de la directriz (para que la banca estatal sea la primera en otorgar el crédito de salvamento), hay otras medidas administrativas que estamos trabajando”.
–¿Y se podrían activar por cuáles medios?
–Eso es una decisión de Conassif, entonces no requiere ni siquiera una directriz de parte del Poder Ejecutivo.
“De las primeras acciones en este campo fue el tema de la reducción del encaje mínimo legal, porque habilita más a los bancos.
“También lo fue el plan de política monetaria, que baja la tasa de interés. La readecuación (de la mancha crediticia de las personas) ayuda un poco más".
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“Se han dado algunas acciones, pero lo que ha quedado de manifiesto es que se necesita ir más allá.
“Es importante que empecemos a hablar del tema. Ha sido un tema como el de la presión alta, que es algo que no se ve; la persona parece normal, pero llega un momento en que golpea.
“Eso es lo que nos ha pasado. Afecta directamente a las familias y está afectando a la economía en su agregado.
“Estamos diciendo: ‘Hay que reactivar la economía. Uno de los sectores más golpeados es el consumo’, pero la gente no está teniendo margen para ir a consumir”.
–Una vez emitida la directriz, esta semana, los bancos Nacional, de Costa Rica y Popular pueden dar los primeros pasos, ¿cierto?
–Ellos pueden dar los primeros pasos, pero el siguiente habilitador, para fijar la expectativa, porque yo sé que mucha gente va a querer ir de una vez, lo siguiente que tiene que pasar es que la Sugef mejore la regulación.
–¿Qué quiere decir con que Sugef mejore la regulación?
–Que la adapte, que defina ponderaciones y temas más técnicos. Y como Sugef y Conassif tienen independencia, es un tema que se trabaja en coordinación.
“El Poder Ejecutivo puede instruir a los bancos públicos, más no así a estos órganos, aunque tiene participación en Conassif, por ejemplo, con el presidente del Banco Central (Rodrigo Cubero), y la ministra de Hacienda (Rocío Aguilar).
"Una es la parte nuestra con los bancos, para crear las líneas de salvamento. Otra es el trabajo con los reguladores, para que se pueda hacer eso, porque con las reglas tal cual están, a mucha gente le van a decir: ‘usted no califica’.
“Para fijar expectativas, esas primeras medidas podrían empezar a generar algún grado de readecuación, pero será hasta que esté eso y que estén los proyectos, que ya tendremos todo el paquete implementado.
“Obviamente, sería algo que yo espero que logremos concretar en este año, y sería prioritario en las sesiones extraordinarias (del Congreso).
“Este es uno de los temas centrales de este país y del que no se habla lo suficiente, y que afecta la microeconomía –la economía familiar– y la macoeconomía, con la demanda agregada y de consumo. Por eso es tan relevante”.
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–Además de los indicadores de endeudamiento de los costarricenses, ¿que hizo al Presidente buscar una solución al respecto?
–Uno sabe que el tema está ahí. Aquí tenemos una oficina de correspondencia que recibe todo lo que me llega a mí, que es bastante.
“Cuando fui a hablar con ellos, en mayo, una de las mayores preocupaciones de la gente que escribe son las deudas.
“Ahí hay de todo. El tema humano de esto es otro que vale la pena visibilizar. Hay personas pensionadas a quienes les llegan ¢10.000 (mensuales).
“Cuentan las historias. Muchas son personas que han tomado malas decisiones. Otras son personas que fiaron a un familiar o a alguien querido. Esa persona quedó mal, se desapareció y quedaron asumiendo la deuda.
“Estamos hablando de gente a quienes sus hijos o parientes los dejaron en esa situación, incluso personas que dicen que han tenido que asumir riesgos de préstamos con dinero mal habido, por no decir del narco, gente del barrio que saben que están en eso y que se ponen en riesgo, porque así son sus métodos de cobro.
“Desde ahí, al equipo le pedí lanzar el reto hace meses, pero lo que veíamos era que estaban las ideas, pero veíamos que era como un canasto que se tapaba por un lado y se salía por el otro.
“¿Educación financiera? Sí, pero no resuelve esto. ¿Tasa de usura? Sí, pero lanza a la informalidad. ¿Programa de salvamento? Sí, pero si la gente no se pone en regla en lo demás, va a seguir el problema.
“Entonces, en esa parte, a la hora de lanzar el programa, se trabajó y se armó todo un conjunto, que son esta serie de medidas”.
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