En un salón de expresidentes lleno de retratos masculinos, Eugenia Zamora Chavarría, de 64 años, se sentó en una tarde de diciembre para dar una de sus primeras entrevistas como presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), puesto que asume por primera vez una mujer después de más de 70 años de existencia de la institución.
Delante de los retratos, con una taza de café y un tono gentil de voz, esta mujer con 16 años de ser magistrada, ocho elecciones a cuestas (cuatro nacionales y cuatro municipales) y el referendo sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos en el 2007; es la misma mujer que se convirtió en mamá a los 40 años y enviudó poco después.
Los demás poderes de la República ya habían tenido como cabeza a una mujer, pero es hasta el ascenso de Zamora que el TSE saldó esta deuda histórica en materia de igualdad de género. Para Zamora, este hecho, más que un reconocimiento personal, es un premio a la lucha de las mujeres en la política.
“Pienso que es un honor que me confiere el Tribunal porque están todos los requisitos necesarios... obviamente el trabajo que se ha hecho estos años es lo que ha pesado también, pero pienso que es un reconocimiento, a través mío, que de alguna manera que soy el producto de muchas décadas de las mujeres de muchos países, en particular me debo a las de mi país, a esa lucha de la liga feminista, de las diferentes asociaciones de las mujeres”, expresó.
La nueva presidenta del tribunal electoral tilda de “terriblemente injustas” las apreciaciones de algunos que ponen en duda el papel del TSE en los procesos electorales, pues, según argumenta, el órgano electoral está constituido de forma que no prevalezcan las consideraciones de una sola persona, sino de un grupo de personas que funcionan como frenos y contrapesos.
Eugenia Zamora fue nombrada magistrada en el 2005 y asumió la vicepresidencia del TSE en el 2009, al lado de Luis Antonio Sobrado, el jerarca que se mantuvo en ese puesto por 14 años hasta que la incursión de una cuñada en la campaña electoral actual lo motivó a retirarse para disipar toda duda sobre la neutralidad del TSE.
Sin haber militado en ninguna agrupación política, Zamora asumió el liderazgo del “árbitro” electoral a semanas de los comicios del 2022, un proceso particular por el récord histórico de participación electoral, pero con reglas establecidas mediante iniciativas que ella misma promovió, como lo fue la reforma del Código Electoral del 2009 o las políticas de paridad de género en la participación electoral.
Durante la primera administración de Óscar Arias (1986-1990), la actual magistrada fue viceministra de Justicia y directora del despacho presidencial.
De la ciudad y entre el monte
Zamora comenzó su vida en San José, en el Hospital San Juan de Dios, para ser precisos; pasó a vivir un tiempo en Heredia y antes de ingresar a la escuela, regresó a San José, cerca del Parque del Morazán. Conserva grandes recuerdos de una ciudad de la que ni queda rastro, por lo que describe.
Sin embargo, el trabajo médico de su papá la trasladó de pequeña a Ciudad Cortés, en la zona sur. Recuerda que, junto a sus hermanos y su mamá, fue auxiliar en varias ocasiones en las expediciones médicas de su papá, que atravesaba el monte para ayudar a heridos, ya que era el único médico cercano.
“Fue un tiempo muy lindo para nosotros, aquella vegetación tan extraordinaria, el único médico que había desde la frontera hasta San Isidro de El General era el que estuviera en ese momento en Ciudad Cortés. Nos tocaba a mi hermano y a mí ayudar a papá sábado, domingo, las noches, las madrugadas. Como era zona cercana a las bananeras a veces los macheteados eran peleas bravas los fines de semana, nos tocaba ir en crecidas del río Térraba en una lancha con un baqueano”, recordó.
Posteriormente, su familia se pasó a vivir a San Isidro de El General, en Pérez Zeledón, donde ella vio a su mamá convertirse en la primera mujer regidora propietaria; esa fue su primera experiencia cercana a las carreras de las campañas electorales.
Sobre los valores familiares heredados, Zamora, quien cargó con las responsabilidades de ser la hija mayor, rescata que disentir era visto como natural y, pese a no ser fácil por el carácter fuerte que comparte de sangre con sus cuatro hermanos (uno de ellos ya fallecido), había una sana discusión.
Luego de graduarse en Derecho en la Universidad de Costa Rica, Zamora logró una maestría en la Universidad de Harvard y, poco tiempo después, se casó con Jorge Quartino, un uruguayo con quien tuvo mellizos casi al filo de rendirse a la posibilidad de tener hijos naturales y a poco de optar por la adopción ante el agotamiento de 12 años de intentos. Sus hijos, según dice, son su mayor orgullo.
“Costó mucho, estuve en tratamiento casi 12 años y cuando ya todo indicaba que no era posible, inclusive inicié el trámite para adoptar un niño porque mis papás me decían siempre: “la gente cree que uno necesita un niño y es el niño que necesita una familia y quitate de la cabeza que no vas a ser mamá porque vas a ser mamá y vas a ir adoptar un niño”.
“Y en ese lapso quedé embarazada y al mes supimos que eran mellizos y fue una alegría muy grande. Ahora veo para atrás y lo único que me arrepiento es no haberlo disfrutado cuando eran pequeños. Ahora tienen 24 años, tienen agendas propias... y son extraordinarios”, recordó Zamora.
Aun con su trayectoria en organismos internacionales y logros académicos, se dio una pausa laboral para criar a sus hijos en Uruguay, pero enviudó cuando los pequeños estaban cerca de cumplir los tres años, por lo que regresó a Costa Rica a encontrarse con nuevas oportunidades, sin pretender ser mamá y papá a la vez.
“Yo llegué a la convicción de que en realidad uno nunca hace los dos, no hay papá y mamá. La ausencia de alguno de los dos es una ausencia permanente, es una ausencia para toda la vida. Sobre todo cuando los hijos son pequeños y no tienen un recuerdo del padre o de la madre, que fue el caso mío”, dijo.
Los guiños para ser magistrada electoral ya los había recibido antes de considerarlo, pero esperó una etapa de su vida más organizada, una vez que sus hijos ingresaron a la escuela, para presentarse como candidata en el 2005, en una tarde lluviosa de mayo, con los documentos debajo de su saco, a minutos de cerrar la recepción de ofertas del concurso, en el que participaron casi 50 personas.
Legado
A partir de su designación como magistrada propietaria, Eugenia Zamora rebusca entre resoluciones y publicaciones, pero encuentra allí un antecedente en materia electoral con gran impacto y que muchos recuerdan: el referendo sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) del 2007, que detuvo a dos trenes que estaban a punto a encontrarse de frente, según parafrasea Zamora a Sobrado, a quien considera un buen amigo suyo.
De cara al proceso electoral 2022, Zamora asegura que uno de los desafíos de las agrupaciones es el acceso al financiamiento público, por lo que plantea un mayor adelanto de la deuda política con rango constitucional para que las agrupaciones, sin importar cuántas sean, puedan iniciar la carrera electoral en igualdad de condiciones.