El mandatario boliviano, Evo Morales, decidió este martes adelantar sorpresivamente su salida de Costa Rica, luego de que un tumulto de personas le impidiera ingresar al Teatro Nacional para asistir al agasajo ofrecido por el presidente Carlos Alvarado a las comitivas internacionales que acudieron a su traspaso de poder.
Una vez finalizada la ceremonia de cambio de mando, Morales fue trasladado en vehículo desde la plaza de la Democracia hasta las inmediaciones del Teatro.
Al llegar al lugar, a las 12:15 p. m., el gobernante no pudo bajarse del vehículo debido a que gran cantidad de curiosos aprovecharon la escasa presencia policial y la falta de medidas de seguridad para llegar hasta los portones del edificio patrimonial con el fin de observar de cerca a los visitantes y tomar fotos.
El vehículo de Morales permaneció varios minutos estacionado sobre la avenida segunda de San José. Algunas personas, espontáneamente, se acercaron al automotor y comenzaron a decirle que se bajara. "No tenga miedo, no está en Venezuela", le gritaban algunos.
Otro de los asistentes, con una bandera de Nicaragua en su manos, le gritó: “Evo, Bolivia te quiere afuera, dictador”.
Sin embargo, en forma inesperada, el carro partió con rumbo desconocido. Minutos después, a las 12:34 p. m., la Oficina de Prensa de la Cancillería tica confirmó que el dignatario había decidido dirigirse al aeropuerto internacional Juan Santamaría para adelantar el regreso a su país.
Morales tenía previsto sostener una reunión bilateral de 15 minutos con el presidente Carlos Alvarado en el Teatro Nacional.
Su llegada era esperaba hasta por los abanderados del Colegio Saint Francis, quienes mientras esperaban bajo el sol del mediodía, comentaban entre ellos sobre su deseo de ver al mandatario de Bolivia.
Al respecto, Michael Soto, ministro de Seguridad, rechazó que se hubiese presentado algún incidente o amenaza contra el mandatario suramericano. Atribuyó el gran cúmulo de personas a un rasgo típico de la idiosincracia costarricense de querer acercarse para ver observar este tipo de actividades.
"Esencialmente, la seguridad del señor presidente de Bolivia consideró que era inseguro el acceso por la cantidad de personas y decidió retirarse", aseveró.
Por su parte, el canciller boliviano, Fernando Huanacuni, negó que la salida de Morales obedeciera a fallas de seguridad. Sostuvo que la idea del mandatario era atender los actos protocolarios centrales del traspaso y que, aunque quería quedarse, debió salir para atender "temas emergentes" en su país.
Desorden en el Teatro
El presidente de Bolivia no fue el único que enfrentó, este martes, dificultades para asistir a la recepción ofrecida por Carlos Alvarado a sus invitados.
Contrario al orden y estricto control registrados durante la ceremonia del traspaso de poderes, en los alrededores del Teatro Nacional imperó el desorden y la poca seguridad.
Los oficiales de la Fuerza Pública y de la Policía Municipal destacados en el sitio resultaron insuficientes para manejar a las decenas de personas que se aglomeraron en las afueras del principal recinto cultural del país con la intención de ver y saludar al nuevo mandatario.
Los únicos que lograron ingresar sin dificultades fueron los miembros del gabinete. Ellos llegaron de primero al Teatro a bordo del bus eléctrico de hidrógeno que prestó el exastronauta costarricense Franklin Chang. En ese momento, había pocos curiosos en los alrededores del inmueble.
Sin embargo, de inmediato corrió la voz de que Alvarado iba a ingresar por la entrada principal y, en un dos por tres, creció la cantidad de curiosos.
Entonces comenzó el calvario para los presidentes invitados. Uno de los momentos más apremiantes se vivió durante el ingreso de Lenín Moreno, mandatario de Ecuador y quien utiliza silla de ruedas. Su escolta debió aplicarse a fondo para abrirle paso al vehículo que lo transportaba.
También tuvieron que aplicarse a fondo las escoltas de los gobernantes Juan Carlos Varela, de Panamá, y Jimmy Morales, de Guatemala, para evitar que los curiosos los golpearan mientras ingresaban al Teatro.
Muchos de los curiosos que se acercaron hasta las afueras del teatro, pedían fotos y saludaban de abrazo a los miembros de las distintas delegaciones, incluso sin saber de qué país provenían. Primero la foto y luego la pregunta "de dónde viene", seguida de un "bienvenido a Costa Rica".
El mandatario de Guatemala fue uno de los que generó mayor algarabía a su ingreso.
"Dios lo bendiga presidente" y "las puertas de Costa Rica están abiertas" fueron algunas de las frases que quienes se acercaron pudieron decirle al chapín.
También entre las asistentes se repitió en varias ocasiones el deseo de ver al "guapo de España", la mayoría de veces la oración iba seguida de una tremenda desilusión cuando alguno de los asistentes les aclaraba que en esta ocasión Felipe de Borbón y Grecia no participó en el cambio de mando.