El exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, Rafael Solís Cerda, ingresó a Costa Rica un día antes de presentar su renuncia al cargo y denunciar la existencia de “una dictadura" y "un estado de terror” en ese país vecino.
Solís, considerado como un hombre cercano al presidente Daniel Ortega, entró a territorio tico el pasado lunes 7 de enero, según confirmó este viernes la Dirección General de Migración y Extranjería.
Un día después, en una carta dirigida a Ortega y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, anunció su dimisión a la magistratura y a su militancia en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
La nota también iba dirigida al presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras. En ella, Solís denuncia la instauración de “una dictadura con caracteres de monarquía absoluta” en Nicaragua.
Su renuncia trascendió hasta el pasado jueves, cuando el ahora exmagistrado confirmó a periódicos nicaragüenses como La Prensa, la autenticidad de la carta que ya circulaba en redes sociales.
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La Dirección General de Migración y Extranjería no precisó a La Nación por cuál puesto ingresó a Costa Rica ni la hora. Hasta la 1:54 p. m. de hoy, Solís no tenía registrada salida oficial del país.
Dicha oficina tampoco confirmó si el exfuncionario ha pedido o no algún beneficio migratorio. Alegó que el fallo N° 2017012926 de la Sala IV le impide dar información sobre solicitudes o trámites de refugio.
Cercano a Ortega
Rafael Solís Cerda es considerado como un personaje “muy cercano” a Daniel Ortega.
El medio digital nicaragüense Confidencial lo define como “leal operador político en el sistema judicial” controlado por Ortega, mientras que el diario La Prensa considera como “el padrino de la justicia”.
De hecho, Solís fue el padrino de la boda en que Ortega y Murillo contrajeron matrimonio por la Iglesia católica en el 2005. Ese enlace lo ofició el cardenal Miguel Obando y Bravo, ya fallecido.
En Nicaragua, también le atribuyen ser el artífice intelectual del fallo de la Sala Constitucional que avaló la reelección presidencial de Ortega, en octubre del 2009.
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En la misiva enviada a Ortega, el exmagistrado afirma que su renuncia “es independiente de la decisión que tome la Asamblea Nacional de aceptarla o no”.
Agregó que aunque tenía dudas sobre los posibles logros del diálogo nacional convocado para buscar una salida a las protestas que estallaron en abril, el Gobierno no fue capaz de corregir “los graves errores cometidos a lo largo de ese periodo”.
Solís criticó que, por el contrario, la administración Ortega endureció “sus posiciones hasta llevarnos a un aislamiento internacional casi total".
Por otra parte, Solís lamentó la falta de “sensatez” y de “cordura” del Gobierno al no aceptar una negociación para adelantar las elecciones en Nicaragua (previstas para noviembre de 2021), como lo ha demandado la oposición.
“La realidad ha demostrado todo lo contrario y verdaderamente un estado de terror con el uso excesivo de fuerzas parapoliciales o aun de la Policía misma con armas de guerra, han sembrado el miedo en nuestro país y ya no existe derecho alguno que se respete”, dice la misiva.
Añade que las consecuencias inevitables de la instalación y la consolidación al menos de una dictadura con caracteres de monarquía absoluta de dos reyes que ha hecho desaparecer todos los Poderes del Estado”.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la crisis política de Nicaragua ha dejado un saldo de 325 muertos.