La exministra de Comunicación, Patricia Navarro Molina, relató que el asesor presidencial, Federico Cruz Saravanja, quería manejar el presupuesto de publicidad de Casa Presidencial sin ser funcionario público, petición que ella se negó y en una ocasión le respondió: ‘No soy un títere’.
Añadió que incluso trataba de dar órdenes a los personeros del ministerio.
“Quería que le diera la pauta publicitaria, por dicha solo teníamos ¢44 millones. En algún momento me dijo: ‘Diay, dámelos’. Y yo le dije que no, que había que pasar por Sicop (Sistema Integrado de Compras Públicas) y demás, y me respondió: ‘Ahh no jodás’. Y entonces le dije: ‘Diay sí, esto no es el sector privado, es el sector público’”, afirmó la periodista, quien fue destituida el 2 de setiembre del 2022 por el mandatario Rodrigo Chaves.
La exministra contó que el hombre de confianza del presidente de la República se metía constantemente en el quehacer diario del Ministerio de Comunicación.
Por ejemplo, una vez le dijo que él hubiese sido el ministro, que le habían ofrecido ese puesto, pero que no quiso aceptarlo. “Y yo le dije: ‘¿Cómo que no?’ Y me dice: ‘Yo voy a hacer tu trabajo por detrás y vos das la cara’”.
Cruz es el presidente de un partido político de nombre Aquí Costa Rica Manda (ACRM), que se atribuye la representación del chavismo para las elecciones municipales de febrero del 2024. Nueve diputados oficialistas dieron su respaldo a ese partido.
En la campaña electoral de Chaves, Cruz fue el encargado de comunicación, pero en el Gobierno no ocupa oficialmente ningún puesto. No obstante, el presidente Chaves sí reconoció que lo invita, cuando es necesario, al comité de comunicación de Casa Presidencial, el cual sesiona una vez a la semana.
“Sí he invitado a mi amigo y colega Federico Cruz, el famoso ‘Choreco’, que fue jefe de comunicación de mi campaña. Lo invito cuando necesito invitarlo”, afirmó en conferencia de prensa, el 10 de enero.
Patricia Navarro aseguró que la participación de Cruz va más allá de esas invitaciones. Relató que él integraba un chat de WhatsApp en el que se discutían las estrategias de comunicación del gobierno, junto con Jorge Rodríguez Vives, entonces jefe de despacho de Chaves y actual ministro de Comunicación.
El chat se llamaba “Temas comunicación RCH”.
Asimismo, Navarro afirmó que Christian Bulgarelli, quien tiene una productora y ganó un contrato financiado con fondos donados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para dar servicios de comunicación a Casa Presidencial, prometió a Chaves que él contrataría a Cruz en su empresa. El monto del contrato era de $300.000 por seis meses prorrogables, dijo la exjerarca.
Órdenes a funcionarios
Además, Patricia Navarro recordó que Cruz junto con sus colaboradores –los cuales tampoco son funcionarios de Zapote y no operaban en Presidencia–, querían darle órdenes a ella y a su equipo del Ministerio de Comunicación.
“Los chicos de él, que yo no sé cómo los contrataba, daban órdenes a los chicos del ministerio” por teléfono, detalló.
Según la periodista, en una oportunidad, sus colaboradores la citaron a una reunión para informarle que los trabajadores de Cruz habían dicho que tenían que hacer lo que dijeran.
“Le dije a Choreco (así se refirió a Federico Cruz) que esto era el Ministerio de Comunicación. ‘Yo soy una ministra. Aquí no es el sector privado. Si usted quiere hacer algo con el presidente, váyase y reúnase con él (…). Aquí hay un ministerio y yo soy la ministra. Si usted quiere venga y le doy mi puesto’; yo ya estaba molesta”, confesó Navarro.
Añadió que Cruz iba y venía de la Presidencia, y que constantemente estaba en reuniones. Este asesor registra 20 visitas a Zapote solo entre mayo y la primera quincena de noviembre del 2022.
Incluso, contó que él llegó de manera “sorpresiva”, con la diputada oficialista Pilar Cisneros Gallo, a una reunión en la que ella, como ministra, junto con el publicista Christian Bulgarelli, presentaron una propuesta de comunicación a Rodrigo Chaves.
‘No soy un títere’
De acuerdo con la periodista, al principio de la administración, Federico Cruz realizaba análisis estadísticos con estudios de opinión y reacciones en redes sociales. No obstante, ella desconoce cómo se financiaban esas operaciones, pues no salían de las arcas de la Presidencia.
“Eso no lo sé, porque incluso él decía, y creo que salió en los medios, que él estaba quebrado, que no tenía plata. Eso fue lo que me dijo a mí, que no tenía ni un cinco.
“Pero, aparentemente, por lo menos en mi época, no había gente de Choreco en Presidencia, aunque él sí estaba muy metido ahí, estaba en reuniones. Las primeras dos semanas iba y venía, intentamos hacer una propuesta y él nunca me la socializó.
“Entonces le dije: ‘Y esto qué es’. Y me dice: ‘Es la propuesta. Vos tranquila, llegás, me presentás y yo hablo’. Y le dije: ‘Mae, yo no soy ningún títere, quiero saber qué es esto porque no entiendo’. E insistió: ‘Vos tranquila’.
“Bueno, llegamos y nos dieron una regañada. Yo le conté la historia al presidente, le dije que no nos habíamos reunido nunca, que él (Cruz) no ha querido reunirse conmigo y me mandó esto a las 12 del día”.
“Era el tracking y el listening, una cosa que yo no entiendo todavía. Nunca entendí, pero sí hablaba de muchos números”, afirmó Navarro.
La Nación intentó conversar con Cruz sobre los hechos descritos por la exministra, pero no contestó las llamadas hechas a su teléfono celular, ni los mensajes enviados por WhatsApp.
Compra de bonos y deudas con el Estado
Además de ser estratega de Chaves, Federico Cruz figura como financista de campaña. Él adquirió cinco bonos de deuda política, por ¢5 millones, con un descuento del 15%. Esto le permitió depositar ¢4.250.000, de manera que, si los bonos adquieren valor, existe una ganancia de ¢750.000, más intereses.
También, hizo otra compra de ¢19 millones en bonos de deuda política del gobernante Partido Progreso Social Democrático (PPSD), con descuentos del 35% y 40%. Todo eso se dio mientras una de sus empresas tenía una deuda con el Ministerio de Hacienda por ¢13,6 millones, al 5 de agosto anterior. Y él, como persona física, le adeuda ¢4,4 millones a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Él mantenía esas deudas al tiempo que financió con sus recursos, según dijo en una entrevista al semanario Universidad, la organización de una asamblea del partido Aquí Costa Rica Manda, en un hotel capitalino.