Cada día ingresan a Crucitas entre 40 y 50 nuevas personas con el objetivo de buscar oro, muchas de ellas procedentes de Nicaragua. La frontera está a solo 6 kilómetros de lugar, aproximadamente una hora a pie.
La mayoría llega a Costa Rica a buscar las herramientas básicas de minería, ya que las autoridades nicaragüenses las despojan de sus artefactos antes de cruzar la frontera, relató a La Nación un coligallero que pidió reservar su identidad.
¿Cuánto ganan por gramo de oro?
Otro de los mineros, quien prefirió no revelar su nombre, explicó que les pagan aproximadamente ¢20.500 por cada gramo de oro, lo que equivale a 1.400 córdobas nicaragüenses.
Al momento de ser entrevistado, este sujeto de entre 40 y 50 años de edad estaba saliendo de la finca Vivoyet con rumbo al río San Juan, luego de permanecer diez días en suelo tico en compañía del mayor de sus cuatro hijos.
Los coligalleros detallaron que, durante una jornada diaria de trabajo pueden conseguir un promedio de dos gramos de oro, es decir, aproximadamente ¢41.500.
Sin embargo, la faena no es tan sencilla, ya que muchos de ellos son inexpertos y la mayoría llega a Costa Rica sin herramientas.
A lo anterior se suma el mal clima que impera en la zona, lo que evidentemente dificulta un trabajo que se realiza a montaña abierta.
En el caso del minero que detalló las ganancias que percibe por su faena, contó que no pudo trabajar los cuatro primeros días porque tuvo que conseguir herramientas. Él no es novato en el negocio, pues la mayor parte de su vida se ha dedicado a la minería artesanal en su país.
Sin embargo, aseguró que todo cambió hace aproximadamente un año, cuando el gobierno de Daniel Ortega los despojó de sus tierras para concesionar la minería a una empresa privada. Del día a la mañana se quedaron sin su modo de vida.
“Ahorita venimos por la oportunidad. Vale la pena venir, no se consigue una cantidad de oro como para no volver nunca, pero sí se consigue para subsistir, para la familia y los hijos. Alguito conseguimos.
“Mucha gente se enjarana allá para venir a ver si hay oportunidad, y le toca ir a cancelar y queda igual”, explicó el entrevistado, quien tenía planeado llegar a su hogar al anochecer del viernes 11 de agosto.
¿A quién venden el oro?
Otros coligalleros informaron a La Nación que el oro que logran extraer lo venden en Crucitas, a personas costarricenses que los esperan en un sector conocido como “los contenedores”.
“Ellos nos dicen ‘lo que ustedes saquen tráiganlo que nosotros se lo compramos’. Lo que hallamos lo vendemos aquí mismo para comprar ciertas cosas que nos hacen falta, lo que es alimentación. Lo que estamos sacando aquí mismo lo estamos dejando”, detallaron.
LEA MÁS: Policía abandonó Crucitas por orden presidencial, expone correo electrónico
El pasado sábado 12 de agosto, el Ministerio de Seguridad comunicó que la Fuerza Pública volverá a reabrir un puesto de vigilancia en la finca Vivoyet gracias a un acuerdo logrado con los propietarios del terreno.
Mario Zamora, ministro de Seguridad, señaló que hubo un ajuste operativo en los patrullajes en Crucitas, por lo que la policía nunca abandonó por completo la zona, pues se han estado atendiendo otras 36 ubicaciones relacionadas con la extracción ilegal de oro.
LEA MÁS: AyA niega argumento usado por Policía para salir de Crucitas
La actividad deja serias secuelas ambientales en la zona. Los coligalleros utilizan mercurio para extraer oro de forma artesanal, con lo que el metal se filtra en el suelo, contaminando las aguas subterráneas, además de que llega a los ríos.