Este lunes, en medio de una crisis política, Francisco Sagasti Hochhausler, de 76 años, fue elegido como nuevo presidente de Perú, siendo el tercero en ocupar el cargo en tan solo una semana.
Sagasti, quien nació en la capital peruana en el año 1944 , tiene otra nacionalidad de la que poco ha trascendido: el suramericano acogió a Costa Rica como su segunda patria, pues es costarricense por naturalización.
Según consta en el Registro Civil, el nuevo presidente peruano mantiene vigente su nacionalidad tica e, incluso, fue inscrito como votante, en el 2019, en San Rafael de Escazú.
Pero la nacionalidad no es lo único que Francisco Sagasti conserva en este país, pues su hija Amanda Sagasti, quien nació en Costa Rica, también lo ata a esta nación centroamericana.
Amanda, de 25 años, es fruto del matrimonio que el recién nombrado presidente de Perú tuvo con la costarricense Silvia Charpentier, exdiputada del Partido Liberación Nacional (PNL) y actual directora de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Charpentier, de 62 años y quien es economista, contrajo nupcias con Sagasti en 1993, en la localidad de San Rafael de Escazú, según el registro del matrimonio en el Registro Civil.
La costarricense se desempeñó como congresista durante el segundo gobierno de Óscar Arias Sánchez; sin embargo, ella dejó su puesto en 2008 .
En el 2005, el Registro anotó la separación de la exdiputada y el actual presidente peruano.
Durante el tiempo en que fueron pareja, vivieron uno de los sucesos que más han marcado el pasado de Sagasti: en el año 1996, fue secuestrado en la residencia del embajador de Japón en Lima, Perú.
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En ese sitio, pasó 48 horas de cautiverio, según narran las noticias del archivo de La Nación.
Sagasti permaneció como rehén, junto a diplomáticos y embajadores, entre el martes 17 y el jueves 19 de diciembre a manos de guerrilleros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Aquellas vivencias fueron descritas por el actual presidente de Perú en unas hojas de un viejo calendario que se encontró en su lugar de cautiverio; luego, tras su liberación, el semanario peruano Caretas publicó las historias.
“Salimos al jardín de la residencia. Levanto el brazo con mi diploma (hoja donde decía que era rehén) frente a las cámaras. Quiero estar seguro que me vean mi esposa, mis hijos y mi familia. Llamé a mi familia desde el carro en un celular prestado para decirles que había salido de la residencia del embajador de Japón”, narró tras su liberación.
Según el archivo de La Nación, para el 24 de diciembre de ese año, a solo días de ser liberado del fatídico evento, el peruano ingresó por las puertas del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, en San José, para realizar el tan anhelado reencuentro con su familia.
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En aquel lugar, su esposa, su hija y su suegra, la periodista Lidiette Brenes (quien laboró en La Nación hasta pensionarse), lo esperaban con los brazos abiertos.
La fotografía captada en el momento justo del reencuentro muestra la felicidad de la pareja, mientras que la niña abre sus brazos y en medio de una sonrisa se inclina hacia su padre.
Actualmente, Sagasti tiene 76 años. Como nuevo jefe del Congreso ante la renuncia Manuel Merino, tuvo que asumir automática e inmediatamente la jefatura del Estado, pues así lo establece la constitución peruana.
El nuevo presidente de esa nación tomará oficialmente su posición en un evento que tendrá lugar el martes por la tarde, durante la sesión plenaria, según anunció él mismo.
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