El Consejo de Gobierno nombró este martes, como embajadora en Chile, a una de las funcionarias que fue nombrada en una de las direcciones de la Cancillería sin cumplir con los requisitos para ello, al comienzo de la administración de Carlos Alvarado.
Se trata de Adriana Murillo, quien fue nombrada directora de Política Exterior en julio del 2018, como si se tratara de un puesto de confianza.
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A ella se le pidió la renuncia en diciembre pasado cuando un criterio de la Procuraduría General de la República advirtió de que los nombramientos en las direcciones de la Cancillería están sujetos a los requisitos establecidos en el Estatuto de Servicio Exterior.
El Estatuto establece que solo pueden ser directores de la Cancillería los diplomáticos de carrera que hayan alcanzado el rango de embajador. Murillo no tenía ese nivel.
Junto al nombramiento de Murillo, el gobierno también anunció los nombramientos de los embajadores Nidia Rodríguez Jiménez, en Rusia; Estela Blanco, en México, y Normal Lizano en Brasil.
Sobre el nombramiento de Murillo, el canciller Manuel Ventura argumentó que ella nunca ha sido cuestionada y que no tiene la culpa de haber sido nombrada en el cargo por sus capacidades.
Agregó que, cuando llegó el criterio de la Procuraduría, la excanciller Epsy Campbell le pidió la renuncia y ella aceptó.
El nombramiento de Adriana Murillo como directora de Política Exterior contó incluso con la firma del presidente Alvarado.
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“Ha sido una magnífica funcionaria durante muchísimos años en la Cancillería, funcionaria de carrera de muy altos méritos. Ella efectivamente fue nombrada por doña Epsy Campbell en la dirección de Política Exterior y siguiendo las normas y siguiendo las costumbres que se habían seguido por muchos muchos años de nombrar a cualquier persona sin exigir requisitos”, afirmó el canciller Ventura.
“Después, viene el pronunciamiento de la Procuraduría General de la República que dijo que, para ocupar las direcciones, se necesitaba tener rango de embajador. Entonces, dejaron sus cargos y yo me he encargado de poner a todo director de la Cancillería con rango de embajador, pero esa señora no tiene responsabilidad alguna por haber sido nombrada por sus méritos en ese cargo y haberlo tenido que dejar”.
“Ahora, el Consejo de Gobierno tomó la decisión de tener una funcionaria de primer orden en Chile”, prosiguió.
Desde el 6 de diciembre anterior Murillo estaba reubicada como Consejera en la sede central de la Cancillería, un rango equivalente a su carrera diplomática. Desde entonces, recibe el salario correspondiente a esa plaza, según ese ministerio.