Gloriana López Fuscaldo, exministra de la Niñez y expresidenta del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), aseguró este jueves que se sintió amenazada cuando el presidente de la República, Rodrigo Chaves, le pidió la renuncia.
Según dijo, el hecho ocurrió la noche del lunes 19 de junio, luego de que la vicepresidenta y ministra de Salud, Mary Munive, llegara a su oficina de forma imprevista para solicitarle la renuncia y hacer afirmaciones sobre su salud mental.
López Fuscaldo narró que ella no veía razones para dejar su cargo, pero que Munive le insistía en que los diputados querían interpelarla en la Asamblea Legislativa y que consideraba que ella estaba “desbordada”.
Sostuvo que luego de varias aseveraciones de la vicepresidenta sobre su salud mental, le dijo: “Mire, señora, con usted no voy a hablar. A mí me atiende el presidente, cuando tenga la deferencia. Él es mi jefe directo”.
En ese momento, relató la exjerarca, Munive le escribió al mandatario, quien aceptó atenderla por teléfono, pese a que ella pedía verlo frente a frente o, por lo menos, a través de una videollamada.
López Fuscaldo brindó estas declaraciones a la prensa al finalizar su comparecencia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa.
Los cuatro reclamos de Rodrigo Chaves
Según Gloriana López Fuscaldo, Rodrigo Chaves le reclamó cuatro cosas que ella había hecho y que a él le habían disgustado.
“Me dijo: ‘doña Gloriana, mire, qué difícil, usted me pone en una situación muy difícil’, y me reclamó tres o cuatro cosas, que me da pena decirles”, puntualizó.
Por ejemplo, comentó que Chaves le reclamó que un día llegara a trabajar a las 4 p. m. Ella le confirmó que sí, que lo había hecho después de trabajar el día anterior hasta las 2 a. m. o 3 a. m., por una situación crítica que había afrontado el PANI.
En ese punto del relato, la exministra recordó que “se estaba dando una situación extraña en el Patronato”, porque el equipo dejó de responderle, los asesores dejaron de atenderla, de asesorarla, y le dejaban los expedientes acumulados en montículos en el despacho.
“Otra razón fue que yo había compartido un chat con Armando González (director de La Nación) y con Eduardo Ulibarri (exdirector de La Nación y exembajador en Nueva York), y otra cosa me dijo, que yo había hablado mal de él cuando fui a rescatar a una muchacha del Liceo Franco. Tonteras me dijo”, manifestó López Fuscaldo.
El cuarto reclamo que le hizo el presidente fue que ella hubiera tomado una foto durante una sesión en el Consejo de Gobierno y que la hubiera compartido.
“Le dije que sí, que era cierto. Me venció el ego, le di vuelta al rotulito ese que dice ministra; me tomé un selfi y se lo mandé a mi hijo y a mi familia. Tal vez fue tonto de mi parte, pero no creo que sea ilegal, ¿verdad? Es un selfi, y ya”, argumentó.
Luego de hacerle esos cuatro reclamos y planteárselos como razones para que ella renunciara, López Fuscaldo dijo que el presidente finalmente le habría dicho: “Bueno, doña Gloriana, renuncie. No, bueno, pero le estoy ofreciendo la Embajada del Perú”.
“Yo le dije: ‘Qué pena, pero sabe dónde puede poner la Embajada del Perú; yo voy para mi casa, desempleada’ y me dijo que si no renunciaba, me iba a tener que destituir.
“Entonces, le dije: ‘Por favor, proceda’, y él me dijo: ‘Entonces, voy a tener que contar...’. En ese momento, yo me sentí profundamente amenazada, coaccionada, no sé”, aseguró la exministra de la Niñez.
Los medios le preguntaron a López Fuscaldo a qué se refería Chaves con “voy a tener que contar”. Ella aseguró que no lo sabe, pero que, dado el contexto de amenazas que venía recibiendo de la vicepresidenta Munive, ella interpretó que se trataba de contar “que estaba loca”.
“Yo tengo un hijo de 16 años y yo no quiero que mi hijo lea en los periódicos que su mamá está desbordada. Entonces, tuve miedo y le dije: ‘Sí, señor, voy a renunciar’, y colgué”, concluyó López Fuscaldo.