Por mar y tierra, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) estima que hasta 20.000 africanos vienen en tránsito hacia Costa Rica, desde diferentes puntos del sur del continente americano, como parte de un viaje cuyo destino final es Estados Unidos.
El dato lo reveló la directora interina de la Dirección General de Migración y Extranjería, Gladys Jiménez, en entrevista con La Nación.
Jiménez explicó que se han identificado más de 20 rutas para el tráfico de personas desde el continente africano, que cambian constantemente y dificultan la labor de las autoridades.
Estas vías contemplan las que pasan por los distintos países suramericanos hasta llegar a Costa Rica, y las de ultramar, que incluyen el tráfico de estas personas desde África y puertos de España y Portugal.
Los migrantes, hombres, mujeres y niños, llegan inicialmente a Brasil, aunque también hay reportes de desembarcos en países como Colombia.
Cifra conservadora. Solo hace un mes atrás, el canciller costarricense, Manuel González, advirtió, ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), sobre la posible llegada de 9.000 de estos migrantes extracontinentales a suelo nacional.
“El riesgo es real de que un mayor número de migrantes extracontinentales se sumen en los próximos días; no se tienen cifras exactas de cuántos africanos y asiáticos vienen en camino, pero informaciones dadas a Costa Rica indican que, fácilmente, podríamos hablar, en números conservadores, de unas 9.000 personas ya en ruta”, dijo en esa ocasión González.
Dichos números, efectivamente, eran conservadores. La cantidad estimada por la OIM, supera lo considerado por González, en momentos en que las autoridades carecen de una respuesta regional, y mucho menos continental, para afrontar un problema que encuentra uno de sus principales nudos en el límite fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua.
La migración africana empezó a golpear con fuerza Costa Rica a partir de abril pasado, justo después de que se lograra contener la ola migratoria cubana, que puso contra las cuerdas al Gobierno, y obligó a la apertura de 40 albergues para evitar problemas sanitarios y de derechos humanos. En aquella ocasión, el número de isleños atendidos llegó a los 8.000, y obligó a los municipios, iglesias y otros grupos organizados a atender la crisis.
En el caso de los africanos, el Gobierno ha mantenido un discurso de no apertura de albergues, sino de centros de atención primaria. A la fecha, tiene registrados 2.600 migrantes que recibieron atención en alguno de los cuatro centros administrados por la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
El ministro de Comunicación, Mauricio Herrera, ha sido el encargado de coordinar la atención de estos extranjeros.
Herrera dijo que mantendrán la política de atención primaria, despejando la ruta fronteriza en los puestos de Paso Canoas (sur) y de Peñas Blancas (norte). Empero, aún no hay respuesta sobre qué sucederá cuando lleguen los 20.000 africanos.
La llegada de estos migrantes extracontinentales no tiene fecha ni hora, y se daría con cuenta gotas por diferentes puntos de la frontera con Panamá.
En el mapa de ruta, Costa Rica es el último escalón de tránsito libre de los foráneos, en vista del cierre de la frontera que custodia el Ejército de Nicaragua.
La posición del gobierno de Daniel Ortega se endureció el 16 de noviembre anterior cuando unos 700 cubanos lograron entrar en Nicaragua y fueron repelidos por los militares.
Esta actitud le mete presión a Costa Rica, en momentos en que no hay una solución para un problema regional que nace en las costas africanas y desplaza a miles de personas por peligrosas rutas plagadas de coyotes, abusos y explotación de todo tipo.
Nadie está listo. La directora interina de Migración consideró que ningún país de la región está preparado para esta oleada.
“Pensábamos en algún momento que si las naciones de la región buscamos una respuesta, esto se puede regularizar; el problema es que, dependiendo de los cambios que se da en cada país, usted verá un contingente en otro país. Los países no estamos preparados para este flujo. Las respuestas de la legislación es para flujos regulares (visa, tránsito, permanencia), pero no para esto”, detalló.
Jiménez explicó que han llevado el tema a cuanto órgano regional sobre migración hay. Entre ellos, citó a la Comisión Centroamericana de Directores y Directoras de Migración (OCAM), el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la OEA, y el Consejo Regional de las Migraciones (CRM).
El próximo paso será explicar la posición regional ante la Red Iberoamericana de Autoridades Migratorias, que se reunirá en un mes en Madrid, España.
En tanto, cada día y cada noche, entran, por distintos puntos de la frontera con Panamá, decenas de estos migrantes.
Al arribar a la frontera con Nicaragua se toparán con el cerco de los militares, que los obligará a permanecer en Costa Rica por un tiempo indefinido para buscar otras rutas de acceso a su destino soñado: Estados Unidos.