Los países centroamericanos lograron reducciones en sus tasas de homicidios durante la última década, con excepción de Costa Rica.
Si bien Costa Rica registró en el 2020 el indicador más bajo del área, con una cifra de 11,1 asesinatos por cada 100.000 habitantes, esta tasa es casi la misma que tenía en el 2010, que era de 11,6.
El país no logró sostener las mejoras registradas en los años 2012 y 2013, cuando el indicador bajó hasta 8,7 homicidios por cada 100.000 habitantes.
La situación desmejoró con los años hasta que, en 2017, el país registró su tasa de homicidios más alta de la década, con 12,2 asesinatos por cada 100.000 personas.
Los datos se desprenden de un análisis contenido en el Informe Estado de la Región 2021, que hace énfasis en el estancamiento de las cifras costarricenses.
La tasa fue menor en todos los países excepto en Costa Rica. Sin embargo, es el país con menor nivel de homicidios en la región. Aún así, se encuentra sobre la tasa de 10 asesinatos que, internacionalmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como límite para calificar la existencia de un problema de salud pública
— Alberto Mora, director del Estado de la Región.
El estudio señala que, en la tasa de asesinatos, puede incidir el posicionamiento de Costa Rica como punto de salida de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
En ese mismo periodo de estudio, Panamá logró pasar de una tasa de 20,4 en 2010, a 11,7 en 2020.
Incluso, entre los años 2016 y 2018, Panamá desplazó a Costa Rica como el país centroamericano con menor volumen de asesinatos.
A partir de entonces, el vecino del sur tampoco ha logrado mayores reducciones en la violencia homicida.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de los 10 asesinatos por cada 100.000 habitantes al año, los homicidios se califican como un problema de salud pública.
El Salvador, por otra parte, registró una tasa de 19,5 en el 2020, muy distante a la cifra de 64,4 reportada en el 2010.
Sin embargo, en el camino, este país presenció un recrudecimiento de la violencia al inicio de la segunda parte de la década pasada, cuando la tasa se disparó a 103 homicidios por cada 100.000 habitantes, en 2015.
“En el caso de El Salvador, la reducción merece especial atención, ya que se ha ubicado durante varios años como el país con mayor nivel de violencia homicida en América Latina.
“De acuerdo con Insight Crime, es difícil determinar exactamente a qué se debe el descenso de los homicidios en este país. Sin embargo, señala que un factor que ha contribuido a ello fue la decisión unilateral, por parte de las pandillas, de dejar de cometer asesinatos con el fin de mantener el control territorial”, apunta el informe.
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Por su parte, Guatemala bajó la tasa de 41,8 a 19,5 entre el 2010 y el 2020, mientras que Honduras, de 77,4 a 37,4 del 2013 al 2020. El informe no reporta cifras sobre Nicaragua.
No obstante, el Estado de la Región advierte que, si bien hubo descensos, las tasas siguen siendo demasiado altas y representan un serio problema para Centroamérica. Además, señala que esas no son las únicas cifras que reflejan la violencia vivida en cada país de la región.
“También, es importante recalcar otros indicadores de violencia cuyas cifras son significativas en la región. Por ejemplo, los registros de personas desaparecidas y de violencia contra las mujeres.
“En Guatemala, se registraron 1.825 personas desaparecidas en el 2020 y hubo más de 6.265 denuncias por violencia doméstica en Honduras ese mismo año.
“Por tanto, no es de extrañar que la violencia y la inseguridad ciudadana, siendo los homicidios su manifestación más cruel y extrema, constituyan una de las principales preocupaciones de la población en general y hayan sido priorizadas en las agendas de investigación y formulación de políticas en la región”, señala el reporte.
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¿Por qué no logramos reducir los homicidios?
Para el exministro de Gobernación (1986-1987) y analista de seguridad, Álvaro Ramos, existen varias condiciones que dificultan que el país reduzca la incidencia de la violencia homicida, todas relacionadas con el narcotráfico.
La más importante, aseguró, es que nuestro país se encuentra justo en la ruta de la droga proveniente de Suramérica hacia los mercados de consumo más importantes: Norteamérica y Europa.
“Este es un problema geopolítico, de nuestra geografía. No podemos evitarlo, porque no podemos salirnos del área en la que estamos”, afirmó Ramos.
El segundo factor que propicia ajustes de cuenta y tiroteos entre miembros de pandillas, aseguró Ramos, es la lucha de estructuras criminales para dominar el mercado local de venta de drogas.
“Tenemos el problema del control de la venta local de marihuana. Originalmente, provenía de Jamaica; ahora, empezamos a ver altos contenidos que vienen de Colombia.
“El control de ese mercado es por tumbonazos, por ajustes de cuenta. Entonces, un grupo entero de esos homicidios que está afectando nuestro índice de homicidios tiene que ver con el narcotráfico, en sus dos versiones: por cocaína (internacional) y por control de marihuana (local)”, afirmó Ramos.
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De acuerdo con el experto en seguridad, otro problema importante es que hay señales importantes de que nuestro país se está convirtiendo en un “hub internacional de droga”.
“Costa Rica se ha convertido en un destino increíblemente importante de cocaína, a nivel de los destinos más importantes del mundo. No quiere decir que se queda aquí, eso está bastante claro, es un centro de acopio, de distribución, un centro logístico.
“Somos un trampolín extremadamente importante, por ejemplo a los puertos de Europa Occidental. De nuestro único puerto (Moín), estamos supliendo cocaína, muy claramente, a los puertos europeos”, aseveró.
El Informe Estado de la Región 2021 también apunta al narcotráfico como responsable de las cifras de homicidios en Costa Rica, especialmente por ser un importante punto de envío de cocaína a múltiples destinos.
“Según Insight Crime, la explicación de este incremento es que la criminalidad en Costa Rica se ha vuelto cada vez más sofisticada. Además, el hecho de que el país pasó de ser un punto clave para el transbordo de drogas camino hacia a EE.UU., a convertirse en un importante punto de partida de los cargamentos de cocaína, que, procedentes de Colombia, se dirigen hacia mercados europeos”, menciona el documento.
Además, para el especialista, la constante aparición de pistas clandestinas en varias zonas del país, es un indicio de que la violencia nacional podría ir en escalada en los próximos años.
Especialmente, aseguró, porque las diferentes organizaciones criminales lucharán por el control de esos espacios, relevantes para el control del tráfico internacional de droga.
“Definitivamente en el corto plazo veremos un incremento de la violencia seria, en las regiones donde están las pistas clandestinas porque el control de eso es esencial.
“No tengo la menor duda de que el país se encamina a una escalada mayor de homicidios, porque conforme haya más narcotráfico de todo tipo, se vuelve una situación territorial. Resulta casi imposible que no veamos un incremento”, sentenció.