El ingeniero Olman Vargas considera que las autoridades cometieron un “error importante” al ordenar la reapertura del paso por Cambronero, el pasado sábado en la ruta 1, pese a los torrenciales aguaceros y la reciente advertencia de un deslizamiento en otro punto de la vía, que había obligado al cierre temporal de esa misma carretera.
De acuerdo con el especialista, quien fue director ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), las condiciones urgían mantener la carretera cerrada, al menos, hasta que las fuertes lluvias cesaran, con el propósito de asegurarse de que los suelos no estuvieran saturados.
Esa misma tarde, en que las autoridades decidieron reabrir el paso por Cambronero, un derrumbe empujó a un precipicio a un autobús del transporte público y una motocicleta particular. La tragedia dejó nueve personas fallecidas y otras 55 heridas.
“La ruta no debió abrirse”, concluyó el ingeniero. Vargas recordó que las rutas 1 (por Cambronero), 27 y 32 (por Zurquí) son carreteras propensas a deslizamientos y, por lo tanto, las autoridades deben evitar exponer a sus usuarios cuando las condiciones son adversas.
“Esas carreteras tienen una altísima sensibilidad y la condición que las hace doblemente peligrosas es cuando se presentan dos condiciones juntas: una intensidad de lluvia muy fuerte y, sobre todo, esa intensidad sostenida en un tiempo prolongado”, aseguró Vargas.
En criterio del ingeniero, con base en los testimonios y las evidencias aportadas por personas que se dirigían por esa ruta al momento del accidente, ambas condiciones de peligrosidad persistían al momento en que las autoridades decidieron reabrir la vía.
“El problema del sábado es que la ruta estaba cerrada porque ya había habido un deslizamiento y se ordena por quien sea, pero se da la situación de que, probablemente, por el congestionamiento de la ruta 27, se ordena abrir la ruta 1 en medio de ese aguacero.
“Obviamente, las condiciones que la ruta tenía eran terribles”, puntualizó el exdirector del CFIA, quien evitó opinar sobre quién debió haber dado esa orden “porque eso deberá averiguarse en una investigación”.
Mauricio Batalla, director del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), aseguró que para determinar si la ruta estaba “bien”, se hizo un “recorrido visual”. Después de aplicar ese método, decidieron reabrir la ruta.
Batalla argumentó que lo sucedido en Cambronero fue un hecho imprevisible, similar a los sismos. Señaló que se emplea un “criterio visual donde no haya caída de agua, fisuras ni material donde se puede prever que haya posibles deslizamientos”.
En tanto, en conferencia de prensa del domingo, un día después de la tragedia, el ministro de Obras Públicas y Transportes, Luis Amador, negó haber sido él quien giró la orden de reabrir la ruta. Amador indicó que se siguió el protocolo pero que “lamentablemente, tuvimos una cantidad impresionante de lluvias”.
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Minutos antes de que el derrumbe enviara al precipicio al autobús y a la motocicleta, un hombre grabó el estado de la ruta 1 en Cambronero; sobre el pavimento caían cataratas desde los paredones y parte de la vía estaba anegada.
Al respecto, Olman Vargas indicó que “se observan que pasaban ríos por la carretera; era una condición de lluvia muy muy fuerte y, en esa condición, haber abierto la ruta fue un error importante”.
El ingeniero agregó que “ya que la ruta estaba cerrada por otro deslizamiento, con ese nivel de aguacero, pues la ruta tuvo que haberse mantenido cerrada hasta que parara el aguacero, ese es el detalle.
“La condición que hace la gran peligrosidad es que se dé un aguacero de esa intensidad, pero sobre todo sostenido en mucha cantidad de tiempo. Eso pasó el sábado, que llovió cuatro o cinco horas seguidas, verdad”, concluyó el especialista.