Kevin Casas Zamora, ex vicepresidente de la República (2006-2007) y actual Secretario General del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), con sede en Estocolmo, Suecia, regresó a Costa Rica para abordar la creciente incertidumbre social derivada de problemas globales como el cambio climático y la rápida adopción de la inteligencia artificial.
Durante su ponencia en el evento TEDx Pura Vida del 31 de agosto, en el Museo de los Niños, Casas explicó cómo esta incertidumbre erosiona la democracia y amenaza la civilización en general.
En un lapso de aproximadamente 20 minutos, destacó cómo la incapacidad de prever con precisión las consecuencias de estos desafíos globales genera ansiedad en las personas, llevándolas a apoyar a líderes autoritarios que prometen respuestas rápidas.
La juventud es particularmente vulnerable a esta incertidumbre, como lo demuestran encuestas globales que revelan altos niveles de ansiedad y depresión en este grupo demográfico, según expuso. El cambio climático, en particular, es una fuente significativa de ansiedad para los jóvenes, y muchos temen por el futuro de la humanidad, agregó.
Citó que un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, basado en datos de más de 5 millones de personas, en 160 países, durante 50 años, muestra que la satisfacción con la democracia está disminuyendo en todo el mundo, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
Argumentó además que, en lugar de pretender erradicar por completo la incertidumbre, lo cual es imposible, lo ideal es encontrar formas de mitigar sus efectos negativos. Esto implica repensar los contratos sociales que sostienen la democracia y adaptar los servicios públicos a la realidad actual, garantizando la educación continua y el acceso a la tecnología digital.
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También resaltó la importancia de abordar la salud mental, especialmente en tiempos de crisis como la pandemia de la covid-19. “¿Qué entiendo por contrato social? Entiendo el conjunto de derechos y obligaciones que define la relación entre la ciudadanía y las instituciones que los gobierna”, explicó Casas.
De no hacer cambios, advirtió el ex vicepresidente, “nos espera la ley de la selva, en la cual habrá una distancia entre una élite privilegiada y una masa empobrecida. Una distancia que sea casi inmanejable en todas partes hará imposible no solo la democracia, sino la vida civilizada”.
Lo primero que sugeriría es defender de manera muy activa todos los mecanismos de control al Poder Ejecutivo que deben de existir en una democracia digna de ese nombre: Poder Judicial, sociedad civil, prensa independiente y una autoridad electoral independiente”.
— Kevin Casas, ex vicepresidente de la República
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Renta mínima universal
Casas insistió en que la incertidumbre laboral es una de las principales preocupaciones de la población adulta y que históricamente ha tenido graves consecuencias políticas. Propuso la idea de una renta mínima universal que proteja a las personas ante la creciente automatización, la cual podría dejar sin empleo a millones de personas y sin garantías de reemplazo laboral.
Esta renta sería un ingreso mínimo garantizado sin condiciones, que ya ha sido objeto de experimentos en varios países con resultados prometedores, afirmó. Aunque esta idea fue propuesta por primera vez por el filósofo británico Thomas More en el siglo XVI, ahora se considera una necesidad, detalló.
Los experimentos se han desarrollado en países como Mongolia, Namibia, Kenia y Finlandia, según expuso, con resultados que reflejan una mejora significativa en la seguridad financiera, especialmente, para aquellos en situaciones vulnerables. Lo más interesante son los efectos secundarios positivos, defendió.
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En Finlandia, por ejemplo, un experimento realizado entre el 2017 y el 2018 proporcionó ingresos básicos a 2.000 personas desempleadas sin condiciones, y se observaron mejoras significativas en la salud mental, una disminución de la depresión y un aumento en la disposición para emprender proyectos sociales y comerciales, además de una ligera mejora en las tasas de desempleo.
En el estado de Madhya Pradesh, India, se implementó un esquema similar en comunidades rurales hace más de una década, lo que resultó en mejoras sustanciales en las condiciones de vida de los beneficiarios, según dijo.
Incluyendo reparaciones de viviendas, la adquisición de teléfonos celulares y camas, así como una transición de empleos con salarios de subsistencia hacia actividades por cuenta propia.
Destacó que estas experiencias generalmente benefician de manera notable a las mujeres, aumentando su autonomía económica y su capacidad para tomar decisiones sobre sus vidas y sus cuerpos.
A pesar de las críticas, como el temor a que la renta básica universal desincentive el trabajo, no existen pruebas sólidas en ese sentido, justificó.
De hecho, dijo que parece aumentar la disposición de las personas para emprender actividades económicas menos remuneradas pero más satisfactorias.
“Las estimaciones sobre el costo fiscal varían, pero cuando se considera su impacto en los niveles de consumo y actividad económica, el costo neto de estos programas suele ser sustancialmente menor. Es fundamental cuestionar cuál sería el costo de una sociedad que excluye a una parte creciente de la población de la actividad productiva y los condena a la irrelevancia debido a la automatización”, aseveró Casas.
— ¿Es viable aplicar una renta de este tipo en Costa Rica? Los ciudadanos generalmente se resisten a tributar más y cuando se abre el debate, se critica la calidad de los servicios versus lo que se contribuye.
—Simplemente estoy planteando lo que creo que va a pasar en poco tiempo. Queramos o no, vamos a tener que dar esa discusión y ahí veremos si esto es viable políticamente o no. En todo caso, de la misma manera en que hace 150 años el Estado social de derecho nadie pensaba viable como lo tenemos hoy, esta es una propuesta que eventualmente vamos a tener que considerar. De la misma manera que hace un siglo nadie consideraba viable la idea de la representación paritaria y hoy la tenemos, es el pan de cada día con el que convivimos, creo que vamos a terminar obligados a discutir una idea de este tipo.
— ¿Qué se debe reformar en Costa Rica para hacerla viable?
—El costo es muy alto. La proliferación de ayudas sociales que tenemos en Costa Rica trabajan, en general, de forma muy descoordinada y la verdad que en términos de resultados, han sido poco capaces de hacer una diferencia en términos de reducir la pobreza. Tendríamos que replantear el sistema tributario y la manera en que funciona la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Son cosas muy fundamentales. Esto no es algo que vamos a hacer de la noche a la mañana.
— Usted habló de problemas globales como fuentes de incertidumbre que ponen en riesgo la democracia, pero del mismo modo hay descontento ciudadano por lo que hoy recibe de la política, del Estado y de sus instituciones.
—No le atribuyo todos los problemas actuales de la democracia a la incertidumbre y a la ansiedad que genera la aceleración de los cambios. Son unas de tantas fuentes de insatisfacción que hoy andan proliferando. Creo que hay razones muy concretas por las cuales la gente está cabreada por el funcionamiento de la democracia, pero bueno, es el reto que tenemos.
”La alternativa a la democracia, y eso lo deberíamos saber bien en América Latina, casi con seguridad será peor. En una democracia uno por lo menos tiene la posibilidad, cada cuatro o cinco años, de deshacerse de quienes están en el gobierno si cree que lo están haciendo mal. En un sistema autoritario no, es como jugar a la ruleta.
”Si usted tiene buena suerte capaz que acaba, no sé, como alguien que gobernaba en Singapur, Lee Kuan Yew, y le va muy bien. Pero si tiene poca suerte y es lo más probable, acaba como Idi Amin (conocido como el carnicero de Uganda) gobernando el país y no tiene para dónde salir. Ese es el problema de los regímenes autoritarios, que no tienen ninguna posibilidad de autocorrección como sí tienen las democracias”.
—¿La gente percibe esa diferencia como usted lo explica?
—Espero que sí y le voy a dar un ejemplo muy concreto. Cuando empezó la pandemia había un discurso muy instalado de que las democracias no estaban siendo capaces de responder a la pandemia y que los sistemas autoritarios como China, estaban siendo más efectivos en controlar la diseminación de la enfermedad. Creo que al cabo de tres años el desempeño de las democracias en el marco de la pandemia de la covid-19, en términos generales, se ve mucho mejor de lo que se veía hace tres años, aunque ciertamente hay democracias que lo hicieron muy mal; y el desempeño de un país como China se ve mucho peor de lo que se veía hace tres años.
”Hay razones muy fundamentales. Las democracias, poquito a poquito, a través de ajustes, fueron encontrando una manera de lidiar con una crisis de proporciones dramáticas como la covid, mientras en China las decisiones que se tomaron desde el inicio no hubo formas de modificarlas. Por eso terminó la gente en la calle, pidiendo que les quitaran las restricciones, porque se habían vuelto absolutamente intolerables.
”Bueno, ese es el problema en un régimen autoritario. No hay forma fácil de cambiar las decisiones que toman quienes están en el poder”.
—¿Qué debe de hacer la institucionalidad para defenderse a sí misma, defender la democracia en general?
—Lo primero que sugeriría es defender, de manera muy activa, todos los mecanismos de control al Poder Ejecutivo que deben de existir en una democracia digna de ese nombre: Poder Judicial, sociedad civil, prensa independiente y autoridad electoral independiente. Esos son los instrumentos que permiten controlar el ejercicio del poder y, por eso no es casualidad que en todos los proyectos autoritarios o que aspiran a ser autoritarios, lo primero que se ataca son esos controles del poder.
“El orden en que se haga varía según el país, pero siempre le caen a palos quienes quieren perpetuarse en el poder. Le caen a palos a los jueces independientes, a los periodistas independientes, a la sociedad civil organizada que es capaz de demandar cosas de quienes están en el poder y a la autoridad electoral”.