El Congreso recibió este viernes autorización de la Sala IV para aprobar en definitiva la reforma fiscal que impulsa el Gobierno, a fin de contener los gastos e inyectarle unos ¢422.000 millones adicionales por año al erario.
Sin embargo, aun con la posibilidad de aprobar la reforma fiscal este año, el país afronta una dura realidad económica por el deterioro de las finanzas públicas.
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Estas son 7 duras condiciones económicas que la reforma pretende atenuar:
Precio del dólar: A finales de octubre, el precio del dólar tuvo una variación mayor al 10% y alcanzó los ¢630. Según el Banco Central, esta devaluación se debió, en parte, a que el Ministerio de Hacienda demandó una gran cantidad de dólares para pagar deuda en esa moneda.
Déficit fiscal: Hacienda anunció esta semana que, entre enero y octubre, los gastos superaron a los ingresos en 5,09% del producto interno bruto (PIB). Para finales de este año, el déficit fiscal sería de de 7,4% y, para el 2019, se elevaría a 7,9%. En el mejor escenario, la reforma fiscal aportaría ingresos adicionales equivalentes a un 1,29% del PIB.
Sin embargo, en los primeros años la expectativa es menor: en el 2019 aportaría un 0,57% del PIB y, de forma paulatina, subiría hasta el 1,29% en el 2022.
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Deuda pública: Mes a mes, el Ministerio de Hacienda debe salir a conseguir dinero prestado, para pagar sus gastos, mediante la venta de bonos del Estado a inversionistas, principalmente bancos, operadoras de pensiones e instituciones públicas.
El Gobierno recurre a endeudamiento incluso para gastos corrientes como los salarios del próximo mes, por ejemplo.
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Según datos de Hacienda, el saldo de la deuda total del Gobierno Central alcanzó el 52% del PIB, a setiembre de este año.
Para el próximo año, el dinero requerido para pagar los intereses y las amortizaciones de los bonos de deuda soberana crecerá en un 50%, al pasar de casi ¢3 billones a ¢4,55 billones del presupuesto total por ¢10,9 billones.
Además, en el 2019, el 53,5% de los gastos del Gobierno central se pagará con deuda, al tiempo que ¢416 de cada ¢1.000 en gastos se destinarán a pagar deuda.
Pago de aguinaldo: Hasta esta semana, no se sabe con certeza cuándo pagará los aguinaldos el Gobierno Central, precisamente porque el dinero para pagarlos podría captarse antes de la fecha límite (20 de diciembre). El año pasado, por ejemplo, el gobierno consiguió el dinero el mismo día que Hacienda tenía para pagar. Este año, el gobierno necesita unos ¢210.000 para pagar esta obligación legal.
Letras del tesoro: Además de los salarios, los aguinaldos, las pensiones y otros vencimientos de deuda, el gobierno ‘corre’ para devolver al Banco Central casi ¢500.000 millones el próximo 26 de diciembre. En setiembre, la entidad monetaria aceptó emitir letras del tesoro por ese monto para que Hacienda obtuviera recursos a una menor tasa de interés.
Tasas de interés: Según los últimos datos de Hacienda, las tasas de interés que paga por la deuda interna alcanzaron hasta un 13%. Analistas financieros coinciden que los préstamos son más caros porque hay más riesgo de dar dinero al Gobierno, lo que presiona las tasas de interés locales; es decir, empuja hacia el alza los préstamos que pagan los deudores de esta moneda para sus diferentes proyectos.
Menor recaudación: Sumado a los crecientes gastos que tiene el Gobierno Central, este percibe menos ingresos por impuestos. Solo para el último trimestre de este año, se prevé un rebaja en la recaudación de impuestos por ¢300.000 millones.
Además de los ingresos previstos, el Ministerio de Hacienda solicitará al Congreso una autorización para endeudarse en el exterior por un monto de $6.000 millones, en un plazo de cuatro años. La idea es conseguir dinero prestado a menores tasas de interes. Sin embargo, los exportadores prevén que este mecanismo, al meter dólares al sistema local, podría bajar el precio del dólar y restarles competitividad porque impacta sus ingresos.