Manfred Pino, propietario de la empresa Latco, afirmó que la investigación del BCR sobre las cuentas de su empresa obedece a una venganza de la presidenta de esa entidad, Paola Mora Tumminelli, en contra de la gerenta general de su compañía, Jennifer Morsink.
Así explicó el hecho de que el Banco de Costa Rica (BCR) cerrara las cuentas de Latinamerica Trust & Escrow Company S. A. (Latco), alegando dudas sobre el origen de $67 millones provenientes de dos firmas domiciliadas en Malta y Dubái, cuya dueña es una costarricense de 35 años que dirige aquí un sportsbook (apuestas en línea).
Según la versión de Pino, ofrecida ayer a dos periodistas de La Nación , un conocido lo contactó en octubre del año pasado para decirle que Paola Mora quería conversar con él. Los puso en contacto y se reunieron durante seis horas en la casa de su amigo, en Alajuelita, el 16 de octubre.
En la cita, adujo, la presidenta del BCR le dijo que exigía una disculpa escrita de Morsink, quien además integraba la Junta Directiva del Banco Nacional.
De acuerdo con Pino, Mora consideraba a la gerenta de Latco la responsable de haber escrito una denuncia anónima, en la que le achacaban un conflicto de intereses en el Banco de Costa Rica.
Se trata de un documento que llegó a manos del auditor del BCR y del Consejo de Gobierno, el cual Morsink le habría mostrado a este funcionario, en una reunión bancaria.
Añadió que antes de ello, Paola Mora había asistido a la Junta Directiva del Banco Nacional para increpar a Morsink por la circulación del documento anónimo y, que, incluso, envió tres funcionarios del Departamento de Seguridad del BCR, el 28 de setiembre, a las oficinas del Nacional para pedirle la computadora a fin de revisar el origen de la denuncia (a lo que ella no accedió).
Pino, quien no autorizó ser tomado en fotografías, expresó que él propuso una disculpa recíproca, pero Mora la rechazó con el argumento de que ofendieron el honor de un familiar.
Según el dueño de Latco, él es capaz de jurar en una Biblia que, entonces, recibió una advertencia de que pasaría lo que pasó: el cierre de cuentas en el BCR y una denuncia en la Fiscalía por presunta legitimación de capitales.
Añadió tener dos testigos, un empleado y un exfuncionario del Banco de Costa Rica, de que el informe sobre las cuentas de su empresa no fue preparado por el departamento competente.
Sostuvo que antes de elaborar esa investigación, le pidieron “lo imposible”, pues le exigieron dar en tres días una actualización financiera de compañías que están domiciliadas en el exterior y que ellos pidieron una prórroga.
Añadió que su empresa tiene 350 fideicomisos con fondos por $250 millones y que los oficiales de cumplimiento del BCR nunca les cuestionó algo a su empresa antes de la llegada de Mora.