La expresidenta de la República, Laura Chinchilla Miranda (2010-2014), anunció este jueves su decisión de desafiliarse de forma indefinida de las tiendas del Partido Liberación Nacional (PLN).
A través de su cuenta de Twitter, emitió un mensaje donde puso que, “por el rumbo que lleva y la situación de sus estructuras”, no encuentra las condiciones para seguir librando sus luchas desde esa trinchera.
“Luego de tres derrotas electorales consecutivas, Liberación Nacional sigue actuando como si nada hubiese ocurrido”, escribió en su carta de renuncia.
Afirmó que el partido sigue postergando decisiones relevantes sobre sus procedimientos éticos y con “entronización en sus estructuras de personas cuestionadas”.
Añadió que esto ocurre pese a los tiempos turbulentos, con crisis de precios y la amenaza del autoritarismo, de la que Costa Rica no está exenta. Dijo que ella observa “señales preocupantes de intolerancia, prepotencia y acoso mediático en nuestro país, que no debemos ignorar”.
Recientemente, Chinchilla pujó para que la Asamblea Nacional del PLN discutiera la destitución del exdiputado Gustavo Viales del cargo de secretario general de Liberación, mientras se esclarece por qué él visitó, en el 2021, el condominio en donde luego fue detenido un presunto narcotraficante de la zona sur.
El Directorio Político Nacional del partido le puso fecha a la Asamblea Nacional para el 6 de agosto, pero luego esa misma instancia suspendió la cita, a lo que la expresidenta se opuso.
Ante la renuncia, la presidenta de Liberación, la diputada Kattia Rivera, convocó a una reunión de emergencia al Directorio Político Nacional.
En tanto, el también expresidente Óscar Arias cuestionó la falta de una evaluación crítica en el PLN y afirmó que los responsables de lo sucedido en las elecciones debieron renunciar. Incluso, recordó que él anticipó la derrota del excandidato José María Figueres.
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La carta de renuncia de Chinchilla dice lo siguiente:
“Escribo estas líneas en momentos de gran turbulencia en los que la humanidad enfrenta una serie de crisis convergentes de gran magnitud, entre ellas, una crisis de suministros, una crisis energética, una crisis alimentaria y una crisis inflacionaria y de deuda, las que se sobreponen a la aún latente pandemia de la covid-19, a los devastadores efectos del cambio climático y al resurgir de conflictos bélicos que están generando flujos sin precedentes de refugiados y desplazados.
“Nada de esto le es ajeno a Costa Rica. Las secuelas sanitarias económicas y sobre todo sociales de la crisis pandémica aún son visibles, al tiempo que el incremento en los precios de la gasolina y del costo de vida no dan tregua, lo que amenaza con elevar de manera sensible los niveles de pobreza en el país y debilitar la precaria estabilidad de nuestra economía.
“No del todo separada de estos eventos, otra crisis más silenciosa recorre el mundo: la del deterioro democrático, en la que las instituciones de poder enfrentan una brutal arremetida por parte de autócratas y populistas.
“Hoy el número de países que siguen la ruta del autoritarismo es tres veces mayor al número que está siguiendo la ruta de la democracia, y tan solo un 6% de la población mundial vive en democracias plenas, entre ellos las y los costarricenses.
“Pero ni esta hermosa excepcionalidad costarricense esta exenta de amenazas, como lo he podido comprobar en mis luchas por la democracia y los derechos humanos en diversos países. Observo con angustia señales preocupantes de intolerancia, prepotencia y acoso mediático en nuestro país, que no debemos ignorar.
“La magnitud de estos desafíos demanda de los gobernantes ingentes esfuerzos para impulsar las reformas y tomar las decisiones que se requieren debidamente articuladas en una clara visión estratégica. Además, demanda un gran sentido de urgencia y responsabilidad por parte de todas las agrupaciones políticas del país.
“Las soluciones a nuestros problemas sociales, económicos e institucionales son primordialmente de naturaleza política. Desafortunadamente, ningún partido escapa hoy a la creciente desconfianza ciudadana, a su debilitamiento como vehículos eficientes para agregar demandas y gestionar acuerdos colectivos de gran alcance.
“En el caso del partido Liberación Nacional, ese dilema entre responsabilidad y falta de confianza es especialmente mayúsculo y urgente de atender dado su peso histórico y porque, por más de ocho años, ha sido la principal fuerza de oposición política en el país.
“Pese a ello, se han venido produciendo una sucesión de acciones y omisiones por parte de sus estructuras que, en lugar de responder a los desafíos pendientes, nos alejan de las aspiraciones de muchos liberacionistas, a que se corrijan errores, se rectifique el rumbo y se fortalezca la capacidad moral y política de la organización.
“Luego de tres derrotas electorales consecutivas, Liberación Nacional sigue actuando como si nada hubiese ocurrido. Peor aún, en lugar de proceder a hacer una valoración honesta, rigurosa, crítica y participativa sobre su presente y futuro, el partido entró en un estado de letargo y negación sobre lo ocurrido, insistiendo en ver las pérdidas como victorias y sus debilidades como fortalezas.
“La postergación de discusiones y decisiones relevantes sobre sus estructuras, procedimientos éticos y orientaciones pragmáticas y entronización en sus estructuras de personas cuestionadas, sin las condiciones éticas y políticas requeridas y sin interés en impulsar su transformación, son elocuentes.
“El escrutinio público sobre los partidos políticos no se limita al periodo electoral. Si aspiramos a que Liberación Nacional vuelva a convertirse en un efectivo articulador entre las expectativas ciudadanas y el poder público, debemos colocar en el centro de nuestras preocupaciones los postulados éticos en los que se fundó y actuar en consecuencia.
“Nada de lo anterior me resulta indiferente, por lo que he abogado y actuado en consonancia, por impulsar la renovación de estructuras y un diálogo abierto sobre su rumbo, a veces de manera discreta y silenciosa, otras veces con mas notoriedad, pero siempre movida por los ideales que inspiraron en mí personas queridas y admirables que me acompañaron a dar mis primeros pasos en la política, entre estas don Pepe Figueres, Victoria Garrón, Jorge Manuel Dengo y Rose Mary Karpinsky.
“Las luchas que he dado dentro del partido han estado igualmente motivadas por el afecto y agradecimiento que llevo en mi corazón por tantos compañeros y compañeras con quienes forjé amistad y hermosos proyectos, y quienes con su trabajo y confianza hicieron posible mi elección como la primera mujer presidenta del país, un honor inmenso que atesoraré siempre.
“Esas luchas también las libré convencida de la importancia de preservar el legado de obras que el PLN le ha dado a Costa Rica a lo largo de todos estos años de nuestra segunda República.
“En ese sentido, me siento orgullosa de haber contribuido junto a un gran equipo de funcionarios, ministros y diputados, con parte de ese legado dotando a las familias del país con una red para el cuido de sus niñas, niños y adultos mayores; demostrando que la violencia y la inseguridad se pueden combatir efectivamente, especialmente las que afectan a las mujeres; ejecutando políticas que llevaron a la reducción de los embarazos adolescentes: defendiendo y asentando el régimen limítrofe y la soberanía del país; y encaminando a Costa Rica hacia un mayor protagonismo en los foros internacionales, convencida de su prestigio mundial y valiosos aportes al multilateralismo.
“Si bien sigo creyendo en la relevancia de Liberación Nacional para el bienestar de Costa Rica, por el rumbo que lleva y por la situación que muestran sus estructuras, no encuentro las condiciones para seguir librando mis luchas desde esa trinchera.
“Por esa razón, he tomado la decisión de desafiliarme del partido por tiempo indefinido, sin que esto suponga que me incorporo a organización política alguna; tan solo paso a engrosar el número cada vez más amplio de ciudadanos que están rompiendo barreras partidarias para encontrarse en procesos de reflexión política, tan indispensables en los tiempos que corren.
“Dejo el PLN con la tristeza propia de quien deja casa y familia, pero sin perder la esperanza de que otros, en algún momento, logren corregir su rumbo.
“Deposito esa esperanza en las generaciones mas jóvenes de nuestro partido y nuestro país, en su ímpetu, creatividad y profunda conciencia sobre las graves amenazas que enfrenta su generación.
“Solo un partido que se presente como promesa cierta de las aspiraciones de la gente joven puede soñar con volver a ganar el entusiasmo y la confianza ciudadana.
“Una de mis mayores alegrías cuando ejercí la presidencia de la República fue el cariño sincero y espontáneo que me brindaron las niñas y los niños del país. Al final de mi administración, una de esas niñas me escribió ‘fuiste un gran ejemplo para mí, para nunca rendirme ni abandonar mis sueños’.
“Aun estando fuera de Liberación Nacional, continuaré luchando por las causas y principios en los que creo, en especial la dignidad humana, la justicia y la democracia, tanto en Costa Rica como en otras partes del mundo. Por ello, a las y los costarricenses y liberacionistas de buena fe, les digo que las puertas de mi casa permanecerán abiertas para conversar con una amiga dispuesta a compartir y alimentar sus sueños, proyectos y utopías”.