El magistrado y presidente de la Sala II, Luis Porfirio Sánchez, resultó reelecto para un nuevo periodo de ocho años luego de que la votación efectuada en el plenario de la Asamblea Legislativa, este lunes. Un total de 25 diputados votaron en contra de su continuidad y otros 25 votaron a favor.
Los magistrados son reelegidos de forma automática, a menos de que 38 legisladores se pronuncien en contra.
En la decisión fueron determinantes los seis votos del Partido Nueva República (PNR), pues cambió de postura este lunes. La semana pasada, el fabricismo había anunciado que votaría en contra al argumentar que el magistrado tenía demasiados expedientes acumulados y que existía una denuncia en su contra sobre aparente hostigamiento y acoso sexual.
Para justificar el cambio de posición, José Pablo Sibaja, jefe de fracción del PNR, dijo que había grupos feministas ultrarradicales detrás de la denuncia contra el juez. Añadió que defienden el principio de presunción de inocencia.
También, avalaron la continuidad de Sánchez diputados de los partidos Liberación Nacional (PLN) y Unidad Social Cristiana (PUSC). Estos también llamaron a respetar la presunción de inocencia.
El PLN se dividió, con diez votos a favor y seis en contra, mientras que el PUSC se pronunció mayoritariamente a favor del magistrado, con siete votos positivos y uno negativo.
Los otros votos en contra provinieron de Progreso Social Democrático (PPSD), el Frente Amplio (FA) y el Liberal Progresista (PLP).
Estuvieron ausentes Carolina Delgado, Andrea Álvarez, Rosaura Méndez, del PLN; Eliécer Feinzaig y Cynthia Córdoba, del PLP; Luz Mary Alpízar, del PPSD, y María Marta Carballo, del PUSC.
La reelección de Sánchez estuvo bajo el ojo público por la afirmación de la jueza de Trabajo, Silvia Elena Arce Meneses, quien dijo haber sufrido un acto obsceno no consentido de parte del magistrado, en el año 2000.
Según relató el abogado de la jueza, Mario Rucavado, los hechos habrían ocurrido cuando ella laboraba como interina en una oficina del sétimo piso en los Tribunales de Goicoechea y Sánchez, juez propietario, entró a despedirse porque ella se iba de vacaciones.
Arce sostiene que, al terminar de revisar unos expedientes, se percató de que él se había bajado el zipper del pantalón y se estaba masturbando.
El episodio fue narrado por Rucavado, en el medio Delfino.cr, el 20 de agosto, y confirmado por la propia Silvia Arce a La Nación, el 26 de agosto. “Fui yo quien narró a don Mario Rucavado las conductas de ese hombre mencionadas en su artículo. Don Mario no mintió, él dijo lo que yo le conté, y yo estoy diciendo la verdad”, comentó la jueza a este medio.
Arce enfatizó que decidió hablar sin que nadie se lo hubiese pedido ni presionado, consciente de las posibles consecuencias, pero “velando por el bien común”.
“Fue algo totalmente inesperado. Yo no lo pedí, fue sorpresivo, no tuve opción de no verlo porque estábamos en una oficina con la puerta cerrada, ni de decirle si yo quería presenciarlo. Lo califico como un acto obsceno. Ese individuo siempre estaba haciendo comentarios sobre los cuerpos de otras mujeres, y sobre la indumentaria de las compañeras, incluyendo la mía. Perdón por las expresiones, pero decía ‘vio qué tetas las de esa jueza’, ‘la jueza tal de pensiones se tiene un culo’, ‘que piernotas’. No parecía un hombre adulto, casado y con una niña”, relató la jueza.
En declaraciones a La Nación, Porfirio Sánchez aseguró que la narración de Arce es falsa y afirmó que nunca ha acosado o abusado sexualmente de ninguna persona.
El magistrado presentó una demanda por difamación tanto contra la jueza como su abogado. A su vez, ella le pidió renunciar a la inmunidad y a la prescripción para poder denunciarlo.