La presidenta ejecutiva de la CCSS, Marta Esquivel, revisará las políticas establecidas por la institución para crear 12.500 plazas en los próximos diez años, debido a las alertas sobre el riesgo de que el Seguro de Enfermedad y Maternidad (SEM) pueda entrar en quiebra.
“Este será un tema fundamental al que deberemos dar seguimiento y revisar para que el uso de los recursos se haga de manera eficiente y apegada a las posibilidades reales del sistema”, aseveró la jerarca.
Esquivel recordó que, en julio pasado, la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ajustó los lineamientos de creación de puestos para el 2022, a fin de aprobar 1.022 nuevos puestos para atender necesidades de nuevos servicios de salud en el mediano y largo plazo.
En el momento en que se tomó ese acuerdo, el gerente financiero de la Caja, Gustavo Picado, afirmó que, en el transcurso de la próxima década, la entidad abrirá más de 12.500 plazas para atender 340 nuevos Ebáis, así como 30 nuevas áreas de salud y hospitales como los de Turrialba, Puntarenas y Cartago, cuyos edificios están en planes o en proceso de construcción.
En años como 2026 y 2027, se prevé la apertura de 1.700 puestos anuales. Durante la pandemia, en cambio, la CCSS fijó un tope de creación de plazas en 670 anuales.
Esquivel recordó que las autoridades de la entidad también aprobaron una serie de proyectos de inversión de alto impacto que, precisamente, demandan la creación de nuevas plazas.
Actualmente, la CCSS tiene más de 60.000 funcionarios, lo que la convierte en la institución descentralizada con más personal del país.
La última vez que la institución autónoma creó un número similar de plazas fue entre 2005 y 2010. Durante ese periodo, se incorporaron 11.000 nuevos empleados, en su mayoría en el área administrativa de oficinas centrales.
Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) concluyó, en julio del 2011, que la ampliación de la planilla institucional y los aumentos salariales otorgados por encima de la inflación, ambas acciones parte del denominado Plan Escudo, detonaron la crisis financiera de la entidad.
El pasado 21 de noviembre, La Nación dio a conocer que la Caja tendrá que utilizar el dinero de la reserva del Seguro de Enfermedad y Maternidad (SEM), a partir del próximo año, porque los ingresos por cotizaciones ya resultan insuficientes para cubrir los gastos de operación.
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El déficit irá en crecimiento y la reserva, según se estima, se agotará en el 2027. Para ese año, según un informe de la Dirección Actuarial y Económica de la CCSS, el faltante será de ¢285.628 millones.
Ante el desequilibrio financiero del SEM, Marta Esquivel dijo que el Gobierno y la CCSS evaluarán medidas nuevas para financiar la institución, como un aumento de impuestos y una redefinición del aporte del Estado para el sistema de salud.
Olger Sánchez, auditor de la Caja, había expresado a la Junta Directiva su preocupación por la creación de nuevas plazas. “Tenemos alrededor de 2.000 plazas para proyectos especiales (...). Hemos venido señalando la importancia que tiene establecer un tope anual”, indicó a los directivos.
Priorización de proyectos
El gerente financiero de la CCSS, Gustavo Picado, había dicho que los escenarios deficitarios descritos en el estudio actuarial se generan por el peso tan relevante del programa de inversiones en hospitales, centros de salud y equipamiento de la institución para la próxima década. Además, hay mayor demanda de servicios de salud por el envejecimiento de la población.
La institución tiene previsto invertir ¢3,2 billones en construcción y equipamiento, con el objetivo de disminuir las brechas en atención médica. Sin embargo, esta inversión constituye el principal riesgo para el desequilibrio financiero del Seguro de Salud porque, además, demanda la creación de plazas que se convierten en gasto corriente.
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La presidenta ejecutiva de la CCSS manifestó que, en vista de los resultados del estudio actuarial sobre el SEM, se revisará la programación física y financiera del plan de inversiones, “de modo que se identifiquen los proyectos que se encuentran en etapas maduras para darles continuidad según los recursos financieros disponibles”.
En el caso de proyectos que se encuentren en etapas iniciales, se analizarán posibles escenarios donde “se amplíe el horizonte de inversión de estos” y se consideren otras alternativas tanto de financiamiento como de gestión, considerando “la gradualidad en la asignación de recursos y la identificación de ahorros”.
Dentro de la lista de obras programadas también están la Torre Esperanza del Hospital Nacional de Niños y los nuevos hospitales de Limón y Golfito; estos tres están en la fase de terrenos. Asimismo, están contempladas las nuevas áreas de salud de Naranjo, Cartago Norte y San Rafael de Heredia.