A las 10 a. m. de este domingo, más de 500 nicaragüenses tomaron la avenida Segunda en San José. Su objetivo: levantar la voz en contra del Gobierno de Daniel Ortega.
Más que una manifestación, la reunión tenía tintes de fiesta con comida típica, música de su tierra y decenas de banderas de Nicaragua. El evento pacífico comenzó en el Parque Metropolitano La Sabana y concluyó en plaza de la Democracia.
Geral José López, médico y parte de la Unión de Nicaragüenses en el Exilio por una nueva Nicaragua (Unepun), explicó que buscan unir fuerzas para que las organizaciones internacionales se proclamen igual que ellos y, de alguna forma, exigir una nueva Asamblea Constituyente.
“Estamos aquí para salvar nuestras vidas. En Nicaragua no podemos levantar banderas, ni siquiera cantar nuestro himno, pero no podemos dejar que esto siga así. Nicaragua tiene que volver a ser democrática”, lamentó.
López también dijo reclamar justicia por los más de 500 fallecidos, los miles de heridos y por la libertad de la innumerable cantidad de presos políticos.
Carteles en mano
“¡Viva Nicaragua libre!” era una de las frases que repetían una y otra vez los manifestantes.
Carteles en mano, camisas con fotografías y pañuelos en sus cabezas evidenciaba las razones por la que cada uno se hizo presente.
“A mí me mataron de un disparo a mi hijo de 14 meses de nacido. Murió en mis manos, mientras caminaba con mi familia”, relató Nelson Gabriel Dorcio, de Managua.
Él es uno de los más de 40.000 nicaragüenses que ha pedido asilo en Costa Rica, luego de ser amenazados de muerte por denunciar o manifestarse en contra del Estado.
“Yo fui líder tranquiera. Estuve al frente desde el mismo 19 de abril cuando inició todo. Me amenazaron de muerte. Quiero regresar a mi país, no es fácil estar en un país donde la xenofobia por el nica es latente; pero allá mi cabeza tiene precio”, dijo una mujer que no se identificó por temor a represalias en su tierra natal.
Una cimarrona le dio vida al evento. El espíritu de nacionalismo, sed de su tierra y justicia se sentía entre los caminantes. "Por Luis, Byron, Victoria, Amaya… ", se leía en los rótulos.
“Estoy aquí porque quiero ser libre en mi país. El régimen me obligó a huir. Estaba en las trincheras y me persiguieron, nos amenazaron de muerte. Allá quedaron mis dos hijos y mis padres, me vine por el monte, duramos 11 días. Ahora tengo temor por ellos”, contó Jamileth Hurtado, una mujer bajita de piel morena y oriunda de Zelaya Central.
Contexto
La crisis de Nicaragua inició en abril del 2018, luego de que fuerzas armadas se enfrentaran a jóvenes estudiantes en Managua. Desde entonces se activó un éxodo de nicaragüenses hacia Costa Rica, temerosos de perder la vida en su propio país.
Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) reportó que al mes de diciembre, 40.323 nicaragüenses pidieron citas para solicitar refugio. De esa cantidad, 21.885 obtuvieron un documento provisional como solicitantes de refugio.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) que tiene instalado en Nicaragua el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni), cifró en 325 las muertes hasta diciembre.
Un mes antes, en noviembre, la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh) contabilizaba 545 muertos en las manifestaciones contra el régimen de Daniel Ortega, según publicó el diario La Prensa de Nicaragua.