El presidente de la República, Rodrigo Chaves, se pronunció este miércoles en contra de la orden emitida por la Sala IV al Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), de reducir de 3.000 a 1.120 el tope de visitantes diarios del parque nacional Manuel Antonio, ubicado en Quepos, Puntarenas.
Los magistrados constitucionales emitieron la sentencia al resolver un recurso de amparo interpuesto, en febrero pasado, en contra de la decisión del Poder Ejecutivo de elevar de 2.000 a 3.000 el cupo máximo de visitantes permitidos al día en ese parque.
El Tribunal consideró que la medida ejecutada por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) representa una sobrecarga para dicha área silvestre. Además, concluyó que el cambio se implementó sin los debidos estudios técnicos.
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Luego de las advertencias del posible daño ambiental por parte de los magistrados, el presidente Chaves declaró: “Me incomoda muchísimo”.
Esas fueron sus primeras palabras cuando fue consultado en conferencia de prensa sobre la resolución del Tribunal.
El gobernante reclamó que la reducción del aforo del área silvestre “es peligrosa y negativa para la economía de ese cantón” y aseguró que el Gobierno había decidido invertir ¢90 millones, junto con el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), para recibir a más turistas en el parque.
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En ese mismo espacio, el presidente Rodrigo Chaves ordenó al ministro de Ambiente y Energía, Franz Tattenbach, a hacer una investigación interna por las respuestas dadas dentro de la institución ante las consultas planteadas por la Sala Constitucional, durante el conocimiento del recurso de amparo.
“Vamos a empezar una investigación sobre cómo se manejó la respuesta en el Minae, porque hubo una transgresión de directriz”, afirmó Tattenbach.
El presidente apuntó que un funcionario, sin identificarlo, habría dado una respuesta al Tribunal distinta a la que le ordenó el ministro de Ambiente.
“Si alguien no hizo caso y se comportó por su propia opinión, diferente a la dirección política y de política pública del ministro, va a haber consecuencia”, declaró el mandatario.
Rodrigo Chaves también afirmó que esperarán la sentencia completa del recurso de amparo para “preparar un plan de acción”.
De acuerdo con datos de la propia área de conservación, la llegada de turistas al Parque Nacional Manuel Antonio, con los parámetros establecidos por el Gobierno, alcanzaba un 267,9% de su capacidad.
Sala IV defendió derecho a un ambiente sano y equilibrado
Frente a tal situación, la Sala IV consideró que se viola el derecho a un ambiente ecológicamente sano y equilibrado, consagrado en el artículo 50 de la Constitución Política, así como el principio de objetivación de la tutela ambiental.
El aumento en la visitación diaria en Manuel Antonio fue criticado por expertos en conservación, quienes la consideraron una explotación turística. También, cuestionaron la falta evaluaciones técnicas sobre el potencial daño que la presencia de tantos humanos podría provocar a la flora y fauna de esa zona.
Investigadores del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA) señalan que no mediaron, como sí había ocurrido en el pasado, consideraciones técnicas del impacto en un sitio que es oficialmente Área Silvestre Protegida (ASP), cuyo pilar es la preservación.
La decisión también fue censurada por directores de las 11 Áreas Silvestres Protegidas del Sinac, quienes denunciaron que la biodiversidad del parque es impactada negativamente por una “presión constante del sector turismo”.
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Autoridades estaban advertidas
La alerta sobre las posibles consecuencias del aumento del aforo en Manuel Antonio figura en un oficio que los funcionarios remitieron el 9 de marzo a los jerarcas de ese ministerio.
En el documento, los directores atribuyen a la actividad turística una vía de generación de ingreso nociva para la riqueza natural, la cual debería ser la prioridad por tratarse de un parque nacional. Manuel Antonio recibió esa categoría en 1972 por su diversidad de plantas tropicales y fauna.
En la zona hay perezosos de tres dedos, monos capuchinos de cara blanca y cientos de especies de aves. El parque comprende 680 hectáreas cruzadas por senderos de excursión que van desde sus playas hasta lo más alto de sus montes.
A casi 51 años de su declaratoria, los funcionarios advierten de un deterioro y, además, una caída en la capacidad de la flora y fauna de esa área de conservación para ofrecer servicios ecosistémicos (aquellos que la naturaleza o los procesos ecológicos proveen a los seres vivos y al planeta en general) a mediano y largo plazo.
Recordaron que esta situación atenta contra el futuro de la propia actividad turística.