El Ministerio de Educación (MEP) redujo en ¢32.677 millones su presupuesto del 2023, lo que implicó recortar becas del programa Avancemos, subsidios para transporte escolar y ayudas para personas con discapacidad.
El plan de gastos del sector educación pasó de ¢2.785.000 millones (¢2,78 billones) en el 2022, a ¢2.753.000 millones (¢2,75 billones) este año, afectando la inversión social en favor de los estudiantes pobres. Así lo muestran los datos y lo reconoció el viceministro de Planificación de esa cartera, Leonardo Sánchez Hernández, en una entrevista con La Nación.
En ese monto se incluye tanto el presupuesto del ministerio, como las transferencias al Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y a otras instituciones como el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Se trata del presupuesto más bajo de educación de los últimos nueve años, con respecto al producto interno bruto (PIB), según un monitoreo del sector educación realizado por la Contraloría General de la República (CGR).
No obstante, el viceministro alegó que esa reducción se dio porque el Ministerio de Hacienda les impuso un techo al gasto y no tenía otro rubro de dónde recortar recursos.
De acuerdo con Sánchez, el dinero previsto para salarios, cargas sociales y aguinaldos no se puede tocar, pues eso significaría dejarle de pagarles a unos 100.000 empleados que tiene ese ministerio. “Yo no puedo decirle a Recursos Humanos que baje en un 10% los salarios, sería ilegal”, adujo.
Y que tampoco se puede, según su criterio, disminuir la partida destinada para la compra de servicios, materiales, bienes duraderos y artículos de oficina, porque es muy pequeña (3% del presupuesto). “Ya se redujo totalmente” y “no hay mucho de dónde agarrar”, agregó.
“Hay un sistema digital donde metemos los presupuestos línea por línea, transferencias, remuneraciones, capital y demás; y si usted se pasó de ese techo: adiós.
“Entonces, en ese techo, el ministro de Hacienda dice: ‘Vean, aparten el monto que se le destinó al FEES (Fondo Especial para la Educación Superior) el año pasado, sin aumento ni nada, y el resto vean qué hacen ustedes para distribuirlo entre transferencias, remuneraciones, etcétera.
“Eso sí, ajustado a la regla fiscal y a las normativas. Ahora, si ese techo es igual o menor al año pasado y ustedes quieren aumentarle a alguna partida en específico, vean a ver a cuál le bajan’”, detalló el viceministro.
La Nación consultó al Ministerio de Hacienda sobre los recortes en el sector educación. Por medio de su oficina de prensa, confirmó el techo que se le impuso al presupuesto, tal como lo relató el viceministro del MEP.
“A cada ministerio se le asigna un techo presupuestario y es decisión de cada entidad como distribuirlo”, afirmó esa dependencia en un correo electrónico.
Recorte en becas
El recorte más fuerte se registró en las transferencias que el MEP le hace al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para las becas del programa Avancemos.
Para el 2023, presupuestó ¢8.308 millones menos que lo invertido en el 2022, según datos suministrados por el IMAS. En términos relativos se trató de una merma del 11%. Ese rubro pasó de ¢77.637 millones a ¢69.330 millones.
Ese recorte junto a otros que hizo el IMAS, por un total de ¢28.322 millones, ocasionaron que un grupo de 113.739 estudiantes en pobreza o pobreza extrema no recibieran, este año, su beca de Avancemos.
En el 2022, según datos oficiales de ese Instituto, se invirtieron ¢113.416 millones en ese tipo de ayuda y, para el 2023, el monto se desplomó a ¢85.093 millones; es decir, una reducción del 25%.
Transporte escolar y otros
El presupuesto para subsidios de transporte, por su parte, registra una caída del 5% (¢1.400 millones) con respecto al 2022. Ese presupuesto, actualmente es de ¢29.007 millones; el año pasado fue de ¢30.407 millones.
Esa reducción se produjo luego de que los diputados le quitaran al MEP ¢1.900 millones de esa partida para reforzar el presupuesto del Ministerio de Seguridad Pública. Así quedó constando en el Segundo Presupuesto de la República para el Ejercicio Económico 2023.
Pese a ese recorte, el MEP insiste en que más estudiantes están recibiendo esa ayuda económica. Este año, según detalló, 167.523 alumnos gozan de ese beneficio y el año anterior eran 159.125. En términos absolutos, de acuerdo con el ministerio, se trata de 8.398 estudiantes nuevos beneficiados.
El rubro para las llamadas becas postsecundaria, es otro de los que disminuyó. Se trata del incentivo que el MEP otorga a los bachilleres que ingresan a las universidades.
El 29% de los estudiantes (1.791) que tenía ese beneficio lo perdió en cuestión de un año. En el 2022, 6.131 alumnos recibieron esa beca y, en 2023, esa cifra cayó a 4.340.
El MEP argumenta que esa disminución se debe a que muchos estudiantes se graduaron y liberaron esos subsidios, pero que serán completados en el segundo semestre del año.
En el caso de los comedores escolares, se registró un alza en el presupuesto de ¢4.000 millones. Sin embargo, el viceministro Sánchez reconoció que ese dinero se usó para ajustar el salario de las cocineras, mas no se incrementó la inversión en compra de alimentos.
Estudiantes con discapacidad
El llamado Programa de Integración, que financia la compra de material de apoyo a estudiantes de secundaria o primaria con capacidades diferentes, también registra una fuerte caída en su presupuesto. En este rubro se incluye desde una silla de ruedas hasta sofisticados aparatos con los que un alumno no vidente puede usar una computadora y recibir clases en línea.
“Este es un programa muy bonito. No es tan masivo, pero una sola ayuda le cambia la vida para siempre al estudiante y a su familia”, reconoció el viceministro Sánchez.
A pesar de esa importancia e impacto que tiene para los beneficiados, el presupuesto para ese programa disminuyó un 75% en el 2023 comparado con el 2022. Pasó de ¢57,6 millones a ¢14,5 millones.
Según las cifras del MEP, 17 alumnos con alguna discapacidad fueron beneficiados el año pasado, mientras que este 2023, solo siete podrán recibir ese tipo de ayuda.
“Por matemática simple, si a mí me dan lo mismo del año pasado y hay alguna partida que yo quiero subir, tengo que bajarle a otra partida. Eso es lo que pasa y la gente no entiende esta regla operativa nuestra de que, por sistema, si nosotros queremos aumentar tenemos que bajar en otros lados, porque el presupuesto está fijo y en algunos casos disminuye”, expuso Sánchez.
Para Pablo Chaverri Chaves, investigador del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia, de la Universidad Nacional (UNA), es lamentable este tipo de recortes a los sectores más vulnerables.
“No se comprende la importancia de la inversión en la educación y el perjuicio que eso le produce a todo el país”, dijo el experto.
Presupuesto extraordinario
Pese al recorte de casi ¢33.000 millones, Leonardo Sánchez insiste en que para solventar el déficit en transporte escolar y las transferencias a algunas juntas educativas, ya tienen identificados fondos para un presupuesto extraordinario que enviarán a la Asamblea Legislativa.
“¿Qué hay que hacer? Recurrir a un presupuesto extraordinario, ¿qué estamos visualizando? Recursos que tiene Fodesaf (Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares)”, dijo.
El Fodesaf es el fondo principal del gobierno para familias vulnerables y está en su punto más bajo en comparación con el producto interno bruto (PIB). Solo representa el 1,4%, según cifras oficiales.
Sus fondos los administra el IMAS, que ya vivió un recorte para becas de Avancemos de ¢28.000 millones.
Además del presupuesto extraordinario, el gobierno planea enviar al Congreso, en los próximos días, una reforma a la Ley 6746 que crea el fondo de las juntas de educación, pues de acuerdo con el viceministro Sánchez, el presupuesto está mal distribuido y hay juntas que amasan muchos recursos y otras que no sobreviven para llegar a fin de mes.