El rostro principal de los movimientos sociales contra el “combo del ICE” y contra el TLC falleció este lunes en territorio amigo. Cuba fue el escenario de su muerte tras los intentos quirúrgicos de los médicos por tratarle un cáncer de riñón que padecía desde hacía años.
El exdiputado José Ángel Merino del Río (Burgos, 1949) acabó este lunes una vida colmada de actividad política, siempre alineado a las ideologías de izquierda, pero con modos que despertaron la admiración y el respeto desde todos los puntos cardinales.
Está previsto que hoy a las 9 p. m. su familia traiga a Costa Rica los restos del exdiputado para la sepultura, cuyo cuerpo sería cremado allá en Cuba, donde los mismos médicos que trataron al presidente venezolano Hugo Chávez atendieron al político costarricense, pero sin éxito. La Asamblea Legislativa programó capilla ardiente para homenajear mañana en la noche al exdiputado, quien era ateo.
Los homenajes, sin embargo, comenzaron desde el primer minuto en que circuló la noticia por redes sociales. Grupos sindicales y sociales manifestaron su dolor por la partida del hombre que los lideró en los últimos 15 años y que se convirtió en su referente y en su factor de legitimidad en las confrontaciones políticas.
Pero las condolencias y los reconocimientos llegaron también profusos desde la acera de los “neoliberales” que él tanto adversó.
Le aplaudieron personas que promovieron las aperturas de los monopolios públicos y el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, proyectos que moldearon la figura de líder respetable, opositor incansable o agitador infalible en este politólogo y sociólogo.
Naturalizado costarricense en 1975, militó en varios partidos de izquierda después de haber trabado amistad con el histórico dirigente social Manuel Mora Valverde, tío de su esposa, Patricia. Esa actividad política le permitió ser diputados en dos ocasiones (1998-2002 y 2006-2010), esta última vez con el Partido Frente Amplio, del cual fue presidente hasta que murió.
Orador virtuoso, debatiente intenso y un alto sentido del honor, son algunos de los atributos que abundaron ayer en medios de comunicación.
“Fue ejemplo de confrontación en democracia”, dijo ayer la presidenta Laura Chinchilla en la red Twitter, al enviar las condolencias a la familia.
“José Merino fue un adalid de la lucha cívica y un gran parlamentario. Fue la razón por la que muchos decidieron participar en política. Fue un hombre capaz de inspirar profundamente a quienes lo rodearon”, dijo el expresidente Óscar Arias, quien chocó con él durante la discusión sobre el TLC.
Lo alabaron incluso los diputados del PLN, a pesar de que justo ayer vivieron una jornada de disputa con el “heredero” de la curul de Merino, el legislador José María Villalta, por una manifestación callejera ocurrida al mediodía que acabó con violencia.
Villalta, su asesor legislativo por años, amigo y discípulo, dijo anoche que los elogios de los adversarios son una prueba de la entereza de Merino.
“Ni siquiera sus más encarnizados opositores pueden dejar de reconocerle su valor”, expresó Villalta, quien calificó a Merino como su maestro y como ejemplo de una especie de “políticos en extinción”.
Villalta dijo que pudo despedirse relativamente de Merino antes de su viaje a Cuba.
“Me reuní con él y lo vi mal. Yo le di un gran abrazo y creo haberle podido expresar mi aprecio”.