Con poco o casi nada de protagonismo, pero con una trayectoria “subterránea” desde que era un niño, Miguel Ángel Guillén alcanzó la mayoría de votos (en primera ronda) para alcanzar la Secretaría General del Partido Liberación Nacional (PLN). Esta designación se sentó sobre la base de un acuerdo atípico en la agrupación: el aval conjunto de los expresidentes Óscar Arias y José María Figueres.
Así es como Guillén, de 46 años, cautivó a la mayoría de los asambleístas, este sábado, en la Asamblea Nacional del PLN en la que los verdiblancos eligieron a los nuevos representantes de su Comité Ejecutivo Superior Nacional, en la búsqueda de un nuevo rumbo partidario.
El secretario general electo asegura ser de las “entrañas” liberacionistas y se identifica como “líder silencioso” y un gran amigo de Arias, a quien representa en el Directorio Político de la agrupación, donde se adoptan decisiones políticas importantes en la dirección de la agrupación verdiblanca.
LEA MÁS: Figueres llama a los diputados del PLN a no cogobernar con Rodrigo Chaves
Tal es su amistad con el dos veces presidente (1986-1990 y 2002-2006) que lo obligó a reaparecer en actividades partidarias. Incluso, fue Arias quien presentó su candidatura a la Secretaría General, puesto que se debatía con dos figuras que sí han sido protagonistas, los exdiputados María José Corrales y Luis Gerardo Villanueva.
De familia liberacionista, Guillén se describe de corte “activista”, involucrado en la política mediante las asociaciones de desarrollo, cooperativas y juntas de educación desde que tenía 12 años. “Vengo de esa entraña de transformación social de base”, indicó.
Conoció a Óscar Arias cuando siendo parte del Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR) lo invitó a una conferencia para hablar sobre paz, en medio del conflicto en Irak. A partir de allí se vincularon como amigos, tanto que Arias lo nombró como su representante ante el Directorio.
El nuevo secretario general nunca ha ocupado un cargo de representación popular ni ha aspirado a ello. Tampoco son sus pretensiones desde este nuevo puesto, según dijo.
Por su parte, Figueres también le apoyó, pese a que su candidatura se concretó el pasado jueves, a un día de cerrar la inscripción. Prueba de ese respaldo es que Guillén se alzó de manos de ambos expresidentes.
Este apoyo, según Guillén, reúne el pasado liberacionista, el de fundación de la mano de Figueres, y la socialdemocracia del futuro que representa Arias.
Renovación ética
El PLN, por otro lado, eligió a Ricardo Sancho, como su presidente para los próximos cuatro años, si es que mantiene su decisión de no postular su nombre en las elecciones que le tocará dirigir, tanto municipales como nacionales.
Sancho, a diferencia de Guillén, sí ha ocupado cargos públicos de alto perfil; fue diputado liberacionista en el periodo 1998-2002 y fue presidente ejecutivo de Acueductos y Alcantarillados en el segundo gobierno de Óscar Arias (2006-2010). También, trabajó en Casa Presidencial en la administración Figueres Olsen (1994-1998).
Los liberacionistas lo ubican en la tendencia figuerista, aunque él asegura que también tiene el respaldo, aunque no evidente, de Arias, con quien, adelantó, tendrá una reunión el próximo lunes.
Su lucha inicial estará concentrada en abanderar la ética del partido, cuestionado por algunas figuras, incluida la del secretario general saliente, Gustavo Viales.
El presidente electo, de 65 años, aseguró que, a partir de su gestión, pedirá a cualquier liberacionista cuestionado por su ética que se aparte de la agrupación, pero ese llamado no lo hará para quienes tienen esa reputación antes de su gestión.
Lo haría en un sano llamado, puesto que los estatutos y el reglamento de ética de la agrupación son limitados, según han reconocido las autoridades partidarias hasta ahora. El nuevo Comité Ejecutivo asumirá funciones a partir del 15 de diciembre.