Elian Villegas, ministro de Hacienda, les aseguró a los diputados que el proyecto de renta global equipararía el pago de impuesto de renta entre los trabajadores asalariados y los independientes, al fijar una base imponible a partir de los ¢683.000 mensuales.
La noche de este martes, el jerarca defendió el proyecto ante la Comisión Legislativa de Asuntos Hacendarios.
Esta iniciativa propone cobrar el impuesto de renta sobre la suma de los ingresos de cada persona, ya sea que provengan del trabajo asalariado o independiente.
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Para las dos categorías, se establecería una base única imponible de ¢8,2 millones anuales luego de las deducciones, lo que daría un promedio mensual sujeto al pago de impuesto de ¢683.000. Los aguinaldos estarían exentos.
Desde esa base, las personas pagarían una tasa progresiva que va del 10% al 27,5%.
Bajo el esquema actual, los trabajadores independientes son gravados a partir de los ¢312.000 mensuales (¢3,7 millones anuales) y los asalariados a partir de los ¢840.000 al mes (¢10 millones).
Con el proyecto, se fijaría una base impositiva intermedia única. Para el ministro, el cambio introduce equidad y progresividad.
Así lo dijo el ministro al responder consultas de la diputada liberacionista Ana Lucía Delgado: “Se sube más del doble la base (imponible) del trabajador independiente y se busca un equilibrio que nos garantiza la progresividad del impuesto. Esto nos permite poder generar ese espacio donde la globalización sea beneficiosa para ambos.
La diputada Delgado le replicó que reducir la base imponible a los asalariados significaría una regresión del impuesto.
“No veo que sea progresivo, sino regresivo bajar ese umbral ¢840.000 a ¢683.000″, cuestionó Delgado.
Sin embargo, el ministro le respondió que la globalidad del tributo se debe ver en ambas situaciones, no solo por la parte de los asalariados.
“Si vemos solo al independiente, por ejemplo, tendríamos que llevarlos a ¢840.00 (la base exonerada), lo que generaría disparar la exoneracion y generaría un gasto tributario mucho más amplio para el sistema costarricense”, advirtió el ministro.
Los ingresos por ¢8,2 millones anuales (¢683.000 mensuales) quedarían exentos del impuesto. Por los siguientes ¢5 millones, el tributo sería de un 10% y, sobre el exceso de ¢5 millones y hasta ¢12 millones, del 15%.
Luego, sobre el exceso de ¢12 millones y hasta ¢19 millones, el impuesto alcanzaría el 20% y, sobre el excedente entre ¢19 millones y ¢29 millones, un 25%.
Finalmente, los montos por encima de ¢29 millones anuales pagarían un tributo del 27,5%.
Los que son asalariados y ganan ¢700.000, por ejemplo, pasarían de estar exentos del impuesto de renta a pagar ¢1.666 mensuales.
En el caso de un asalariado que reciba ¢850.000 al mes, el tributo subiría de ¢1.000 a ¢16.666. Y quien devengue ¢1,2 millones pasaría de pagar ¢36.000 a ¢56.666 mensuales.
El director general de Tributación, Carlos Vargas, les explicó a los legisladores que, una vez determinado el ingreso de la persona, se realizan las deducciones asociadas y finalmente se establece la base imponible general del tributo.
Esto significa que, con las deducciones, las personas asalariadas e independientes tendrían derecho a justificar condiciones que atenúen el pago del impuesto de renta como tener hijos estudiando.
Villegas machacó que las exoneraciones aplican para ambos tipos de trabajador.
“Sí, porque el régimen es uno solo. Lo que estamos haciendo es eliminar la duplicidad de las condiciones. Estamos estableciendo una sola condición. Esta es la bondad que establece esto, al tratar igual al independiente y al asalariado”, explicó el ministro a La Nación.