"Hay que desincentivar el uso de cigarrillo, así como el de vaporizadores en todas sus gamas”.
Con esa categórica afirmación compareció ante los diputados el ministro de Salud, Daniel Salas, para respaldar un proyecto de ley que propone cobrar un impuesto de ¢1.000 a los dispositivos y sustancias usados para vapear, sin importar si contienen o no nicotina, o si son nacionales o importados.
El tributo se iría actualizando anualmente, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Ante legisladores de la Comisión de Asuntos Sociales, Salas declaró que "este proyecto es sumamente importante para el país. Tiene total respaldo del Ministerio de Salud. Está completamente acorde con la alerta sanitaria que ya emitimos respecto al uso de vaporizadores, en donde hemos sido muy claros en que en ningún momento ha habido un estudio que pueda decir que los vaporizadores son una terapia para dejar de fumar. Por el contrario, hay que desincentivar el uso de cigarrillo, así como el de vaporizadores en todas sus gamas”.
El proyecto de ley, con el número de expediente 21.658, lo impulsan Luis Antonio Aiza, diputado del Partido Liberación Nacional (PLN), y Catalina Montero, del Partido Acción Ciudadana (PAC).
La iniciativa propone, además, que el dinero que se recaude con el impuesto vaya a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y se invierta en la compra de medicamentos para combatir enfermedades asociadas con el tabaquismo.
Asimismo, el texto insta a impedir el uso de vapeadores en los mismos lugares donde es prohibido fumar, por ejemplo: hospitales, instituciones públicas, centros comerciales, casinos, bares, restaurantes y paradas de buses y taxis, entre otros.
“Ya es bien sabido que el riesgo del consumo de las sustancias que se derivan de los vaporizadores es real. Ese riesgo no es algo ficticio. Más bien, está en investigación si este es todavía mayor”, insistió Salas.
Productos de vapeo, por la libre
Pese a que el Ministerio de Salud ha insistido en que sobre el vapeo recaen las mismas prohibiciones de la ley de Control de los Efectos Nocivos del Tabaco (2012), el ministro Salas reconoció que el país enfrenta una serie de limitaciones para regular esta actividad.
Una de las más retadoras es que la actual normativa no contempla gravar el tabaco de los cigarrillos electrónicos.
“No se está cobrando el impuesto a la nicotina en los cigarrillos electrónicos y vapeadores”, alertó el diputado Aiza, quien forma parte de la comisión de Asuntos Sociales.
Otra de esas barreras, dijo el ministro, es que no existe en el mundo una forma ágil de saber cuáles de las sustancias usadas para vapear contienen o no nicotina.
Por esa razón, el proyecto de ley sugiere tasar todos los productos relacionados con esa actividad, sin distingo de si contienen nicotina o no.
"No solamente la nicotina tiene riesgo... Ya sabemos que los vaporizadores, los contenidos de los líquidos, expiden glicerina y pueden producir neumonía, tienen también una sustancia que es un irritante enorme de las vías respiratorias y de las vías mucosas. En sí, son muchísimos los componentes que pueden causar daño en la salud”, advirtió Salas.
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Un freno al desconocimiento
El ministro llamó la atención con respecto a la necesidad de actualizar la legislación y a acabar con el desconocimiento que, en algún momento, padeció la población con respecto a los efectos nocivos del cigarro.
“Hay historias de funcionarios del Ministerio de Salud que indican que, en reuniones con sectores sociales, se daba una rueda de cigarrillos por parte del Ministerio de Salud, como un acto de recibir con elegancia y con prestigio a los sectores sociales. Vean ustedes el grado de desconocimiento tan grande que había”, contó el jerarca a los congresistas.
Agregó: “La industria va evolucionando, pero la legislación se quedó desactualizada en ese sentido y este proyecto de ley justamente busca la paridad, y comienza aplicando el principio precautorio, el no uso de vaporizadores en lugares públicos”.
Actualmente, Salud, el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) y la Caja trabajan en un criterio científico que permitirá tomar las medidas sanitarias correspondientes para la atención del vapeo.
¿Moda nociva?
El vapeo consiste en el uso de tubos o vaporizadores a los que se les introducen sustancias, que pueden ser florales o frutales, con nicotina o sin ella, para que el usuario inhale el humo que produce el calentamiento de esas sustancias.
Quienes lo practican defienden que no se trata de una moda, sino de una alternativa eficaz para abandonar el tabaco, mientras que las autoridades de Salud deploran esta práctica.
Salud, la Caja y el IAFA han advertido que, en Costa Rica, los comercios promueven la venta de productos para vapear sin advertir sobre los posibles riesgos paras la salud.
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Esas entidades han insistido en que, a pesar de las creencias difundidas principalmente entre jóvenes, vapear puede generar dependencia y daños en el organismo.
Una campaña lanzada en agosto del 2018 por Salud afirmó que algunos de los efectos a corto plazo del vapeo son la irritación de ojos y garganta, problemas respiratorios, mareos y náuseas.
Las implicaciones a largo plazo aún están por estudiarse, pero las autoridades recalcan que estos productos contienen químicos cancerígenos como nicotina, arsénico, diacetil y metales pesados como cromo, níquel, cadmio, plomo y mercurio.
El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) reportó un total de 2.711 casos de hospitalizaciones y muertes asociadas con el vapeo en 50 estados.