La doctora Cynthia Ann Telles, nominada por Joe Biden para el cargo de embajadora de Estados Unidos en Costa Rica, conoce muy bien este país y domina el idioma español de forma fluida.
Mucho se debe a que Telles vivió parte de su niñez y adolescencia en Costa Rica, cuando su padre, Raymond Telles, ejerció también como jefe de la misión diplomática norteamericana.
Ella llegó al país junto con su familia cuando era una niña de 10 años, en 1961, luego de que su padre presentara credenciales como embajador ante el presidente John Fitzgerald Kennedy.
La familia Telles se asentó en la antigua residencia de la Embajada de Estados Unidos, ubicada en Escazú. Ahí, incluso, recibieron al mandatario Kennedy durante su visita a Costa Rica en 1963.
Aquí, se graduó de sexto grado y cursó parte de su secundaria, en centros educativos josefinos.
Luego de seis años, Cynthia Ann Telles y su familia regresaron a Estados Unidos, cuando su padre terminó su servicio diplomático.
Ahora, seis décadas después de su llegada a nuestro país, Joe Biden la nominó como nueva embajadora norteamericana en Costa Rica.
El nombramiento de la profesora en psiquiatría de la Universidad de California todavía debe ser ratificado por el Senado de Estados Unidos.
Amigas y conocidas que dejó en Costa Rica
La noticia de la nominación de Cynthia Ann Telles reavivó los buenos recuerdos que guardan de ella sus excompañeras y amigas de la Escuela Angloamericana, donde se graduó de sexto grado, así como del Colegio Saint Clare, donde estudió un par de años antes de regresar a su país.
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Ellas describían a su amiga Cynthia como una niña dulce, humilde y sobresaliente, aunque un poco tímida.
Por eso, recuerdan, su padre hacía todo lo posible para que ella y su hermana, Patricia, hicieran amigas en Costa Rica. Todos los fines de semana, recuerdan, alguna de ellas era invitada a la residencia de la Embajada.
“Íbamos todo el fin de semana o de un día para otro, disfrutábamos mucho. Era muy simpático porque el personal quería mucho a Cynthia y a su hermana; entonces, nos hacían hamburguesas con papas fritas, lo que Cynthia quisiera.
“Como chiquitas que éramos, disfrutábamos mucho, jugábamos por toda la casa y en aquellos jardines enormes, verdad”, afirmó María Emilia Chaves, una costarricense con la que Cynthia entabló una amistad durante la escuela y el colegio.
Además, aseguran, su padre siempre estuvo presente en las actividades más importantes de la escuela, por lo que también le guardan un gran cariño al hombre que falleció en 2013.
Con su nombramiento en Costa Rica, Raymond Telles se convirtió en el primer embajador hispano de Estados Unidos. Él tenía ascendencia mexicana.
“Cuando nos graduamos de sexto grado, él fue el invitado especial que entregaba los títulos a los chiquitos y las chiquitas. Todo el mundo estaba muy feliz porque don Raymond participaba en actividades que tenían que ver con la escuela. Él era muy querido”, afirmó.
Milagro García también coincidió con Cynthia Telles en el Colegio Saint Clare. No fueron compañeras de clase, pero sí estaban en el mismo grado.
García recuerda que quedó impresionada cuando se enteró que estudiaba junto con la hija del Embajador de Estados Unidos, pues, asegura, era un diplomático muy respetado en aquella época.
“Don Raymond fue una persona muy importante; él era un referente para todo el mundo. Cuando ella llegó al colegio, fue impresionante. Era una persona que se hacía sentir, muy respetable, que acudía a todas las reuniones”, afirmó Milagro.
Tanto Milagro García como María Emilia Chaves ansían que el nombramiento de Cynthia Ann Telles sea oficializado por el Gobierno de los Estados Unidos, para que regrese al país.
“A todas nos ha parecido un enorme privilegio, un gran honor. Me parece un acontecimiento realmente significativo por el papel que jugó su papá y que ella pueda volver a vivir otra vez en el país”, afirmó Chaves.
Una peligrosa enfermedad en Costa Rica
Puede que no todos los recuerdos de Costa Rica sean positivos para Cynthia Telles.
Contó a ese medio estadounidense que se infectó de encefalitis viral, a través de la picadura de un mosquito, por lo que tuvo que ser atendida en un hospital de New Orleans, Estados Unidos.
Los médicos advirtieron a sus padres de que posiblemente moriría, pero que si sobrevivía, quedaría con un daño cerebral, quedaría paralizada, o ambas cosas.
No obstante, su recuperación asombró a los médicos, quienes dieron de alta a la niña con la advertencia de que nunca regresaría a la escuela.
“Oh sí, lo haré”, recuerda Telles que gritó a los médicos cuando se cerraban las puertas del ascensor de salida del centro médico.
“Me dio una mejor apreciación de lo que es luchar, ser marginado, estar afuera. Al mismo tiempo, me entró un aprecio por apoyar a los demás.
Telles incluso fue voluntaria en un hospital público de Costa Rica a sus 12 años.
Aseguró a Los Angeles Times que quedó consternada por “los extremos de la riqueza y la pobreza” que presenció y que estaba decidida a que “quería devolver algo a la comunidad”. Aquella experiencia marcó su futuro profesional.
Entre los atestados de Telles, la Casa Blanca destaca sus más de tres décadas en la dirección de la Clínica Psicosocial de habla hispana de la UCLA.
También es fundadora y directora del Centro de Excelencia Neuropsiquiátrico Hispano, en el mismo centro de estudios.
Según la Universidad, este departamento se dedica a atender, con las mejores prácticas, las necesidades de salud mental específicas de la comunidad hispana y latina.